Aunque tú no lo sepas
Línea de Fuga ·
Aunque tú no lo sepas, Quique, llevamos años cantado 'Vidas cruzadas' como una plegaria febril a un dios lejanoAunque tú no lo sepas, a M se le han empezado a saltar las lágrimas antes de que empezaras a cantar. Ha sido al escuchar ... la voz quebrada de Elena, la fatiga y la admiración apenas contenidas mientras contaba cómo se le ocurrió esta idea que luego otros han copiado con escaso disimulo: un pequeño concierto en el auditorio de un museo, algo íntimo, con ese tipo de gente capaz todavía de mantener el teléfono en el bolsillo para disfrutar el momento. «La experiencia personal», que dijiste hace unos años, también aquí, en la ciudad, encaramado a la azotea de un hotel que fue unos grandes almacenes.
Aunque tú no lo sepas, esta es la segunda vez que salimos los dos solos desde que nació M hace año y medio. Han pasado tres meses desde la primera y casi parece una buena frecuencia: un rato juntos cada tres meses, recoger a M y a su hermana para dormir todos en casa, aunque lleguemos de madrugada, como ha sido el caso.
Aunque tú no lo sepas, llevamos años cantado 'Vidas cruzadas' a voz en cuello, como una plegaria febril a un dios lejano; hemos tarareado 'La ciudad del viento' muy cerquita de Conil de la Frontera y hemos apurado algunas copas en casa mientras sonaban en el salón, bajito, los acordes de 'Salitre'.
Aunque tú no lo sepas, llevamos corriendo desde las siete de la mañana para llegar a tiempo a los colegios, los trabajos, los almuerzos, los baños y las meriendas, la casa de los abuelos, la pequeña cola a las puertas del Museo Ruso para verte y escucharte. Y estamos felices y cansados y un poco nerviosos justo antes de entrar.
Aunque tú no lo sepas, en la entrada ya estaban los amigos con los que habíamos quedado y, tras ellos, Ángelo y Martín y eso sólo podía ser un presagio de que todo iba a salir bien.
Aunque tú no lo entiendas –bueno seguro que sí, ahora que ha nacido Nora–, con la felicidad, el miedo, la ilusión, el cansancio y la incertidumbre, también llega la necesidad de una pequeña distancia, apenas unas horas y kilómetros, para echarlos de menos y cogerlos con más ganas.
Aunque tú no lo sepas, puede que este disco me acerque de nuevo a tu amigo el poeta que ha escrito las letras de las canciones. Porque lo miro en Internet y resulta que han pasado veinte, veinticinco años desde 'Completamente viernes' y 'Habitaciones separadas', aquel libro con aquel poema, 'Aunque tú no lo sepas', del que sacaste la canción que cantó Enrique Urquijo y que ahora tú cantas aquí, este viernes por la tarde cuando ya se ha hecho de noche y te despides antes de firmar un montón de discos con paciencia y buena letra.
Y aunque tú no lo sepas, ha llegado una emoción parecida a la de entonces, hace tanto, cuando han sonado 'Canción con orquesta' y 'Seis cuerdas'. O cuando empieza así 'Mi todavía': «Yo no he sabido darte / una ventana / con vistas al amor / de los prudentes...». Y M está sentada justo al lado y todavía me parece mentira y, como dice la película de Jonás Trueba, 'Todas las canciones hablan de mí'. Porque al final resulta que casi todas tus canciones hablan de mí. También las que no son sólo tuyas.
Aunque tú no lo sepas, ni recuerdo la última vez que compré un disco. Llevo años con una cuenta en una plataforma de 'streaming' y para V la música está en el móvil. «Papi, busca en el teléfono 'El coche de papa'». Lo pide casi a diario, camino del colegio, y es muy difícil que el día vuelva a dejar el listón tan alto.
Así que, aunque tú no lo sepas, me he escapado entre dos citas de trabajo para ir a la Fnac y comprar tres discos sin tenerlos: uno para mí y dos para Alberto, con dos invitaciones cada uno. Y, aunque esa mañana no estaba Elena, me ha escrito para saber si todo había ido bien, si necesitaba algo, porque ya habrás visto que no es persona de dejar las cosas al azar.
Porque, aunque tú no lo sepas, después del concierto hemos ido a una pizzería sin gluten donde sonaban Romina y Albano, los amigos han tomado unas copas y yo dos botellas de agua y tampoco eso ha importado, porque ha sido como salir de vacaciones.
Y aunque tú no lo sepas, Quique, ni siquiera ha pesado trabajar al día siguiente después de llegar a casa con V y M dormidos a las dos de la mañana, que se hayan despertado antes del amanecer, que sea sábado y que desde tan temprano ya vayamos tarde para casi todo; porque se han puesto a jugar en el pasillo, todavía los dos en pijama, M subido al andador con forma de coche empujado por su madre, simulando que quería atropellar a V. Y los tres se partían de risa, en la cocina olía a café y pan tostado, el recuerdo de la noche anterior seguía fresco y aquello se parecía mucho a un pequeño instante de felicidad.
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