El romanticismo fantástico de Hernan Bas

La imponente pieza –de dos metros y medio de alto por casi cinco de largo– espera a la vuelta de la esquina en el espacio principal del Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (CAC Málaga), que da la alternativa en España a la obra de un autor que se mueve entre el sentimentalismo y la fantasía, entre la emotividad y la multitud de significados ocultos en las abigarradas escenas de sus cuadros, aquejados casi siempre de un acentuado 'horror vacui'.

También en ese último punto es importante 'Sorting out Andy', porque la escena ofrece una parte superior más despejada de lo que suelen ofrecer las estampas del cotizado autor norteamericano. «Me gustaría escapar de ese 'horror vacui' en el futuro», concedía en la mañana de ayer el artista en la presentación de su primera exposición individual en un museo del país.

«Me gusta mantener todo en un terreno muy ambiguo, crear una especie de nebulosa alrededor de las escenas de mis cuadros», compartía Bas (Miami, 1978) este viernes en el estreno de la muestra 'A brief intermission' que podrá visitarse en el CAC Málaga hasta el próximo 9 de diciembre. El proyecto repasa la última década de trabajo de Bas a través de 36 piezas.

Una selección que no ha sido nada fácil reunir, como explicaba el director del CAC Málaga, Fernando Francés, quien detallaba que para reunir ese número de piezas el centro ha tenido que solicitar casi el doble, hecho que da cuenta de «la sensibilidad que se ha creado en torno a la figura de Hernan Bas» sobre todo de parte de los coleccionistas.

Francés ha destacado la «extraña creatividad» de Bas y ha incidido en la importancia del romanticismo del XIX a la hora de buscar las coordenadas plásticas del autor. Francés ha glosado la capacidad de Bas para «crear un mundo donde todo es posible» a través de la combinación de ese influjo romántico con su interés por la fantasía, incluso, lo esotérico.

Por eso, el director del CAC Málaga recomendaba asomarse a las sugerentes pinturas de Bas «como a una poesía de Bécquer o de Wilde». Se abrirían así los cuadros de Bas con sus escenas melancólicas, sus pálidos protagonistas ausentes y sus paisajes decadentes. Puro romanticismo del XIX bajo la mirada del siglo XXI.

«Me fascina la literatura –compartía el autor–, pero lucho para intentar crear imágenes que puedan ser autónomas. Me gusta ese momento en el que todo lo que he leído y pensado para llegar hasta el cuadro desaparece y éste cobra vida propia, encuentra su propio espacio para la interpretación». Ahora, es el turno del espectador.