Redención vía 'OT'
Para cualquier aficionado a la música pop en España el 'affaire' de 'La Oreja' tiene tantas vertientes misteriosas como el robo de las joyas de ... ayer en el Louvre: todo ha sucedido a plena luz del día, pero nadie sabe los intríngulis concretos de cómo ha podido ocurrir, ay. Quizá en los dos casos la motivación económica nos ayude a despejar cualquier ecuación, claro. Pero ambos, salvando las distancias, comparten un halo de emoción y sentimentalismo. Y causan estupor, si es que podemos escribir todavía estupor. De un lado, que la 'grandeur' de Francia se vea mancillada por la puerta de atrás, con unos cacos que se olvidaron un casco, no deja de ser cosa propia de Lupin, el de Netflix o el Arsenio original. Ayer ya circulaba un vídeo de uno de los ladrones disfrazado de obrero y expoliando el museo. Dicen que por un pelo en el dichoso casco, puede que por el ADN, o lo mismo por esa corona recuperada tras la huida de Eugenia de Montijo («por las lises de Francia, Granada dejas»), quizá hallen pronto a estos amigos de los tesoros ajenos: pronto veremos.
Lo que seguro se verá hoy, aunque empacada en los odres de Prime Video (y de sus ecos múltiples en YouTube, X o TikTok), será la redención de lo que muchos califican como otro «robo». Ya saben: la abrupta salidad de Leire Martínez de la vocalía de La Oreja de Van Gogh, qué pena, pena, y el retorno, confirmado con caras de medio luto, de Amaia Montero, su primera cantante. Unos dimes y diretes casi tan prolongados estos meses como los azares de Doña María Manuela, madre de la Montijo. Y una vuelta tan pasmosa que ha dividido y polarizado hasta a los fans más incólumes. Los hay que aplauden a rabiar el inquietante regreso de Montero, ansiosos por rememorar su niñez o juventud. Y los hay, más 'indies', que no comprenden el maltrato dado a Martínez. Ella, que esta temporada hace de jurado en 'OT2025', cantará esta noche con los concursantes su primer tema en solitario, 'Mi nombre', a modo de salmo purificador. O de aquelarre, al no poder esconderse ya que hay dos caras y un nombre.
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