Poderosa Paloma

Poderosa, tribal, cautivadora, hipnótica... Desde el sábado por la noche los seguidores internacionales de Eurovisión dedican la gloria viva, vía YouTube, a la cantante Blanca ... Paloma. Hasta la comparan con Ofra Haza, ahí es nada. La final del Benidorm Fest se despachó sin mucha polémica, de acuerdo, pero con evidente caída de audiencia: algo menos de dos millones de criaturas y un 14,7% de cuota. Lideró, vale, pero sin exagerar. Y mira que la gala fue ágil y casi nada chirrió, ni Ana Mena (más habitual de San Remo), y ni siquiera la menos confusa Fusa Nocta. Mónica Naranjo eclipsó todo lo eclipsable al cantar, vaya poderío. Pero el duelo Agoney vs. Blanca Paloma, vaticinado desde la segunda semifinal, se decantó claramente por el 'Eaea' de la yaya Carmen, desde ahora y hasta el rociero mes de mayo la más famosa de España. Aunque el televoto mantuvo la pugna (apenas 400 votos separaron a uno de la otra), el jurado profesional –ajeno a jaleos esta vez– y la muestra «demoscópica» que tanto turba a la audiencia –esos 350 elegidos, no sabemos si por el CIS, con gusto y ganas de farra con Vicco– decantaron la cosa. Fue así la victoria para el rito de flecos, entre grito gozoso y cante jondo con toques electrónicos, que defendió Blanca Paloma. Una apuesta elegante, una voz irreprochable, un estereotipo otra vez de lo español, ay, pero al menos depurado, yendo a la raíz y sin peinetas. Nuevo flamenco si quieren, que es mucho querer, pero alejado del flamenquito, que es mucho decir. La puesta en escena ganadora, cuidada al milímetro, propició un magnetismo audiovisual inquietante, con un coro trágico de palmeras excelso y varios gestos, como la flecha o el colofón del puño en alto, más efectistas que cualquier fuegote o estribillo pegadizo. Los foráneos que ayer lo descubrieron aplauden que España lleve este año algo étnico y cultural. Otra cosa serán los votos, pero la calidad está servida. Me da que los mismos que criticaron el 'spanglish' de Chanel son quienes ahora auguran que con este compás de nana por bulerías no tendremos futuro.