Un paseo de nostalgia por la mítica SICAB

En el décimo octavo Festival Internacional de Cortometraje y Cine Alternativo de Benalmádena (FICCAB) hay espacio para todo, también para el recuerdo, la nostalgia y, por qué no, la inspiración a través de anécdotas y vivencias de unos años irrepetibles. El Castillo del Bil Bil se abrió ayer para aquellos malagueños que quisieran sumarse a una charla entre amigos y conocidos aficionados al cine con personajes que, en aquel momento, resultaron figuras imprescindibles para su funcionamiento. Así nos lo cuenta Jaime Noguera, director del FICCAB, de camino a recibir al crítico de cine Carlos Pumares, subdirector de la segunda edición de la SICAB: «Este es un encuentro cinematográfico que marcó a una generación. Es algo que no se ha hecho antes». Está en lo cierto, porque este cincuenta aniversario de una semana cinematográfica única no podía quedar en el olvido. Posiblemente, muchos de los asistentes a este coloquio disfrutaran de una semana de cine en el que se proyectaban películas que no podían verse en ningún otro sitio. En la ronda de preguntas se hizo patente.

Un debate convertido en charla, moderado por el cineasta Carlos Taillefer, se completó con la presencia de Carlos Pumares (que al final del acto recibió un trofeo como homenaje a su trayectoria), el crítico de cine Antoni Llorens y los organizarores del mítico festival Mariví Duque, Miguel Hurtado y Javier Becerra. «Aquí vimos cine que nunca en nuestra vida podríamos haber visto. Cine chino o soviético que se dobló expresamente. Todas las mujeres directoras de la época», comentó Becerra.

Para Benalmádena, la celebración de esta fiesta de la gran pantalla supuso un antes y un después para el municipio. Este pequeño lugar de la costa malagueña se convirtió en una referencia para el cine, y ya no sólo a nivel local, sino a nivel nacional. «Fue uno de los acontecimientos con proyección internacional más importantes que hubo en la ciudad», recordó Taillefer durante la charla.

Pumares se emociona recordando los comienzos. La ilusión y la emoción con la que comenzó este ambicioso proyecto hizo que tomara cierto prestigio para el cine de autor en España. El Hotel Alay fue durante varios años la sede de proyeccion de esta semana, lugar para el que todos los ponentes tuvieron un tierno recuerdo que comentar. Llorens reconoció que fue todo «un descubrimiento» en su juventud: «Para Benalmádena no sólo era un festival de cine por el que había que apostar y seguir haciendo. Benalmádena era cultura, y la cultura es la base de la libertad».

Ahora, visto con perspectiva la mayoría coincide en que resultó un soplo de aire fresco para el arte, el cine y el municipio. A pesar de algunos parones que tuvo esta celebración, Taillefer cuenta que Julio Diamante, director y realizador de esta semana durante 18 años, siempre luchó para que siguiera adelante. En 1975, por ejemplo, la muerte de Franco coincidió con esta semana de cine que comenzó en viernes. Durante los tres días oficiales de luto que se decretaron se dejaron de proyectar películas, pero a partir del jueves, cuando finalizó la restricción, se volvieron a programar todas las previstas desde horas tempranas. «En Málaga eran vacaciones cuando comenzaba esta semana de cine de autor, era un verdadero acontecimiento», comentó entre el público Francisco Javier Torres, asiduo a la SICAB durante sus últimos años.

Hoy, gracias a la FICCAB se pudo recordar otros tiempos de cine que se reunieron en una nueva oportunidad que finaliza hoy. Jaime Noguera reconoce que son tiempos difíciles para el cine: «Nos han salido competidores como el Fornite, Youtube o Netflix. Antes ver una película polaca subtitulada era muy difícil, y hoy en día seguramente la tengas en Internet», sentencia.

Esta oferta, que además de promocionar la cultura y motivar a las nuevas generaciones a interesarse por títulos alternativos, favorece al municipio exponencialmente. «Contribuye, además, a paliar los efectos de la estacionalidad. Durante este tiempo Benalmádena se vacía», explica a SUR Noguera con la mirada puesta en un futuro prometedor en el que el cine tiene mucho que decir.