Revólver desenfunda sus guitarras en un acogedor Castillo Sohail

Anochece tras los muros del Castillo Sohail de Fuengirola. Aunque corre una pequeña brisa, entre el público se mueven abanicos sin cesar y los refrescos y las cervezas pasan entre los asientos. Hace una noche de verano estupenda para pasarla en un concierto al aire libre, ¿por qué no? La música es el mejor bálsamo para olvidar el encierro y más cuando las medidas de seguridad se cumplen a rajatabla. Eso tranquiliza, y mucho.

A la 'Edición Limitada' de Marenostrum se viene a pasarlo bien y con Revólver aún más, a empaparse de nostalgia, melodías pegadizas y reconocibles envueltos en un sonido de diez. Casi alcanzando las 23.00 horas Carlos Goñi, vocalista del mítico grupo valenciano nacido en 1988, salió con mascarilla abrigado por los aplausos de 404 asistentes que quisieron ser partícipes de las noches de música de Marenostrum. «No pienso llamarle a esto nueva normalidad. Esto es una anormalidad y ya saldremos de ella, sin ninguna duda», comenzaba añadiendo el cantante que se enfrentaba solo a su auditorio, avisando de que había llegado a las tablas de Fuengirola para cantarles un buen rato, con sus habituales charlas entre canción y canción y con toda la franqueza que el caracteriza. Con una fisura en la mano derecha tras haber salvado a su perro de ahogarse días atrás, Goñi desenfundó sus guitarras y las tocó sin molestia alguna con una muñequera.

Comenzó, mientras se ataviaba con su armónica y guitarra, entonando 'Esta noche tengo más de lo normal', a lo que el auditorio de Marenostrum reaccionó aplaudiendo con la primera melodía. Entre éste, Jorge Robles y Susana Fernández, una pareja de León residente en Málaga desde hace dos meses, vinieron a ver a los «legendarios» Revólver en un emplazamiento sin parangón. Entre las sillas, el espacio impuesto, las mascarillas bajo los ojos y el personal muy pendiente del público, donde se pide directamente la cervecita o el refresco de honor al comenzar un concierto que nos gusta e ilusiona, como éste.

Javier Martín y Marta Peña llegaron puntuales a la cita desde Torremolinos: «Los he visto ya ocho veces, cada vez que vienen a Málaga. Me encantan, me recuerdan a unos años muy bonitos de mi vida», afirmó Martín con la ilusión chiribiteando en sus ojos. Una vez ya con Goñi en escena, la pareja contempló el concierto emocionados y, desde luego, no es para menos. Goñi siempre levanta ese sentimiento de nostalgia con buen sabor cuando lanza su disparo certero con su acústica y su voz y ritmos canallas.

El concierto fue un recorrido acertado por la discografía del conjunto con Goñi al frente a guitarra y voz. Aunque muchas canciones invitaban a abrazarse o moverse lentamente, el artista levantó las voces de los asistentes y las ganas de que en un futuro no muy lejano vuelvan las multitudes y los bailes pegados. Estuvo muy cerca de esta antigua vida el final con 'Tu canción', donde todo el público se animó a levantarse de sus asientos y convertir la noche en un recuerdo, ya sí, inolvidable.