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«¡La primera entrevista! ¡Me pillas fresco! Cuéntame», exclama Pablo Alborán al otro lado del teléfono. Empieza en Madrid un día frenético de posados, preguntas ... y un encuentro multitudinario con el público. Y todo por una canción. La canción. El malagueño presentaba ayer 'Tabú', su sorprendente colaboración con la artista norteamericana Ava Max ('Sweet But Psycho', 'So Am I', 'Torn'). El cantante superventas entra de lleno en los ritmos latinos y urbanos, con letras en inglés y español, en un tema movido que tiene todos los ingredientes para abrirle la puerta del mercado estadounidense. Quiere demostrar que él es mucho más que un cantante de baladas. «Pero eso no quiere decir que reniegue de nada. Sé muy bien de dónde soy, llevo mi tierra por bandera y el flamenco es mi patria. Mi esencia siempre va a estar», aclara horas antes de convocar a sus fans en la plaza de Callao para el estreno mundial del videoclip.
En una charla distendida, cercana y sincera, Alborán reitera su necesidad de medir los tiempos en un mundo que se mueve a toda velocidad, niega que su vida sea perfecta y destaca la importancia de su refugio malagueño para echar «un cable a tierra». Se siente identificado con el «espíritu de lucha, de defensa de los derechos y la decepción respecto a la política» que vive su generación y por eso, este domingo, él sí irá a las urnas. De todo eso y más habla en esta entrevista.
–¡La que ha liado con 'Tabú'!
–¡La que se está liando! Pero con mucha ilusión y con muchas ganas de pasarlo bien.
–Que esperen tanto de uno, ¿asusta un poco?
–Más que susto, es un respeto a la profesión, a esto que para mí es mi vida. Y cuando sacas algo nuevo, que además es arriesgado, siempre hay nervios. En este caso estoy aún más emocionado porque es algo diferente a lo que he hecho antes.
–Efectivamente, 'Tabú' rompe con lo anterior. ¿Le apetecía cambiar?
–Es una canción mía, al final sigue saliendo de mí, no es algo que venga de otro lugar, ni nada extraño, ni forzado. Es una canción que he compuesto y que me apetecía llevar a ese terreno más innovador, más movido. Y encima con la colaboración con Ava. Hacerlo en español y en inglés también tiene su momento, porque hay veces que lo hemos intentado en el pasado y no me convencía. Pero con esta canción, de pronto, me pegaba, me parecía que sonaba más natural y de manera más fluida. Estoy contento. En mis conciertos no son todo baladas y baladas, pero es verdad que se me conoce por hacer canciones lentas.
–Como dice su título, rompe tabúes: un cantante de pop melódico puede hacer ritmos rápidos, urbanos y latinos.
–Pero por supuesto, ¡y lo que viene!
–¡No me diga que viene un reguetón!
–No, pero viene de todo. Estoy en un momento en el que me apetece experimentar con sonidos nuevos y pasármelo bien en el estudio. El otro día salía una entrevista en la que decía que no me importaba la respuesta de la gente y parte del público se sorprendía. ¡Claro que me importa! Lo que no puedo es estar haciendo cosas pensando en si va a gustar o no, necesito sentirme libre en el estudio y a la hora de componer. Luego, por supuesto, una vez que lo publicas deseas que tu público de siempre te acompañe y, obviamente, si te puede abrir puertas y hacer que la gente descubra algo nuevo de ti, fantástico.
–Con los años, también habrá aprendido a tomarse las cosas de otra manera.
–Totalmente. Y sobre todo, el tiempo. Es clave tener tiempo para pensar, es lo que nos falta. No solo a mí, a todo el mundo. Vivimos en un ritmo frenético en el que no te paras a pensar qué quieres hacer con tu vida. No tenemos tiempo ni para pensar qué queremos hacer en los próximos diez minutos. Yo tengo la suerte de poder tomarme esos ratos para desconectar. Terminé una gira y desaparecí tres años, luego volví y al terminar la otra gira pisé de nuevo el freno.
–Pero ahora vuelve a la vorágine de presentaciones, promoción...
–¡Se me ha disparado todo! ¿Dónde me he metido? (ríe).
–¿Por qué Ava Max?
–Cuando presenté la canción a la compañía me propusieron hacerla en inglés. Probamos y ella fue la primera persona en la que pensé. Primero porque es de la compañía y es una chica joven a la que conozco y me gusta lo que hace. Es arriesgada y a la vez es una niña con raíces. Tiene familia de Albania y es americana. Mi madre es francesa, nació en Marruecos, y mi padre es malagueño. Me importa mucho la mezcla de raíces y pensé que ella iba a entender mi forma de cantar y mis giros. Y ella dijo que sí directamente, fue súper rápido. Le encantó y al día siguiente tuve ya su voz grabada en la canción.
–¿Puede ser la puerta de entrada al público de EE UU?
–No lo sé, para mí no es el objetivo. El objetivo es que se abran las puertas y que, quien quiera entrar, bienvenido sea. Obviamente si me abre mercado, a un público nuevo o a colaboraciones, productores y músicos de otros países, sería fantástico.
–¿Le preocupa que le puedan acusar de sumarse a la moda de la música latina y urbana?
–No me asusta. En estos diez años, si hacía baladas me decían que ya era un cantante de baladas románticas y que a ver si nos movemos un poquito más; cuando me muevo, que a ver si no pierdo la esencia. No puedo estar pendiente de eso, lo que quiero es pasármelo bien. Y me lo he pasado genial. Lo importante aquí es que la gente vaya descubriendo poco a poco que soy muchas otras cosas, no solo un cantante de baladas. Pero eso no quiere decir que reniegue de nada. Sé muy bien de dónde soy, llevo mi tierra por bandera y el flamenco es mi patria. Mi esencia siempre va a estar.
–También un cantante tiene que vivir en su tiempo...
–Pero yo no he hecho esto por una cuestión de tiempo. El público de siempre, mi familia como yo les llamo, me apoyan de manera brutal. Estoy súper agradecido. Me conoce bien y no creo que me digan que lo hago por moda.
–¿Usted se enfrenta a muchos tabúes musicales? Esto no se puede hacer, esto así no funciona…
–En mi día a día, no. Me meto en el estudio y ahí hay una libertad brutal. Y cuando he estado con otros productores y trabajando en equipo, he sentido que las ventanas estaban abiertas y corría el aire, que podía hacer lo que me diera la gana. Eso es súper importante.
–Con todo lo que le está pasando, ¿qué le hace sentir como el más común de los mortales?
–Mi tierra. El otro día estaba con unos compañeros y me decían 'pero por qué bajas tanto a Málaga?' ¿Pero qué pregunta es esa? ¿Cómo osas preguntarme eso? (ríe). Mi familia empieza a estar repartida en varios lugares, pero mi núcleo está en Málaga. El aire, el mar, la arena, la montaña, nuestros montes de Málaga, mi calle Larios, el Muelle Uno…
–Dudo que pueda pasear por la calle Larios y Muelle Uno.
–Pues te juro por mi madre que lo hago, que yo no dejo de hacer nada. A veces me pongo una gorrita y ya está. La gente que me ha visto por la calle se me ha acercado y me ha dicho 'niño disfruta, pásatelo bien'. Al final eso es lo que te hace sentir como uno más, que es lo que soy. Jamás se me ocurriría dejar de hacer algo que me hace feliz. Es lo que me da el cable a la tierra.
–El director del videoclip es, precisamente, un malagueño que vive en Los Ángeles, Santiago Salviche. ¿Es una casualidad?
–Eso fue brutal. Le seguía desde hace tiempo, hablaba con él y jamás supe que era de Málaga. Me lo dijo en un momento dado y fue muy divertido. No soy esotérico ni místico, pero es verdad que aquí ha habido muchas señales bonitas. Él vive en Los Ángeles, pero es de Málaga y lleva muy dentro las raíces, no se olvida de ellas.
–Con la vida que lleva, ¿se siente parte de su generación? ¿Se ve representado en los millennials?
–Depende, a veces sí y a veces no. No me gusta catalogar a nadie. El único grupo al que pertenezco es al de mi familia. Sí que considero que hay un espíritu de lucha, de defensa de los derechos, de decepción respecto a la política… y me sumo a ese movimiento y a esa necesidad de ser escuchado como joven de 30 años que soy. Pero hay de golpe un cambio generacional súper gordo que veo en mis sobrinos y en personas que son un poquito más grandes, donde me doy cuenta de que tengo 30 años. Es una tontería, pero el otro día hablaba con una chica de 20 años que lo único que conocía de mí era lo más reciente. Es que son diez años más y la música va a una gran velocidad. ¡Diez años no es nada de tiempo para que las cosas hayan cambiado así de rápido en la industria!
–Tiene salud, dinero y el amor de su familia y sus fans. ¿Todo es perfecto en su vida?
–Nada es perfecto, mi vida no es perfecta, ni quiero que lo sea. Esa sensación de perfección la he querido tener durante muchos años, sobre todo cuando empezaba, y es que la vida no es así. Mira, hay una frase que me dijo Pepa Flores una vez: «Hay que tener la cabeza donde tienes el cuerpo», y creo que eso es clave. Vivimos a una velocidad y a un ritmo tan frenético que se te olvida dónde estás, qué estás haciendo y por qué. Lucho y hago un esfuerzo por hacer ese ejercicio y disfrutar del momento, de quien tienes al lado… Eso supongo que será la felicidad, es lo único que se acerca a la calma.
–Pues es uno de los pocos privilegiados que ha hablado con Pepa Flores. Como sabrá, es Goya de Honor de la Academia de Cine.
–Sí, lo sé, muy merecido.
–¿Votará el domingo?
–Por supuesto, es un deber, es algo que tenemos que hacer todos.
Muchos esperaban desde por la mañana a que llegara el momento y hubo quien incluso viajó para estar allí a la hora señalada: «18.00 horas. Estreno mundial de 'Tabú'». Cientos de fans abarrotaron ayer la plaza de Callao de Madrid para ser los primeros en descubrir el nuevo tema y videoclip de Pablo Alborán junto a la norteamericana Ava Max. Un acto que apenas duró 15 minutos y que fue seguido en 'streaming' desde ambos lados del charco.
Para esta incursión en la música de ritmo rápido, con aires latinos y urbanos, el malagueño apuesta por un videoclip de inspiración clásica pero con estética futurista. Con el también malagueño Santiago Salviche tras las cámaras, el audiovisual se basa en las historias de clanes de 'Bodas de sangre' y 'Romeo y Julieta' pero con una imagen que recuerda a películas como 'Blade Runner' y 'Mad Max'. «Si no lo hubiera hecho él, no hubiera sido posible encontrar el enlace natural, estaba muy fino, muy bien hilado», explicaba por la mañana Alborán.
En el videoclip se cuela además otro rostro conocido de la tierra, el de Lamari, quien fuera líder de Chambao. «El director me dijo 'qué te parece si llamamos a Lamari a ver si le apetece aparecer en el vídeo, porque para mí ella es muy importante'. Y manda, manda… ¡porque para mí también! Chambao siempre ha sido clave y me recuerda a mi adolescencia. Y encima soy muy amigo de ella», contó el malagueño. Cuando se lo propuso, la respuesta de Lamari fue inmediata: «¿Dónde hay que ir?». «Es una crack, con una generosidad brutal. Es una persona súper importante en mi vida, y tenerla en el vídeo es un recuerdo para toda mi vida», dijo.
Tras proyectarlo en pantalla gigante delante de cientos de personas, Pablo Alborán y Ava Max salieron al escenario de Callao para interpretar su dúo en directo, desnudo ya de todos los efectos y con el único acompañamiento del piano. «Gracias a todos, gracias a la gente que ha viajado para ver esto. A disfrutarlo y a pasarlo bien, que para eso estamos aquí», se despidió el malagueño.
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