El director de la Orquesta Filarmónica de Málaga, sobre el relevo del gerente: «La orquesta ha interpretado el cambio como algo ilusionante»
José María Moreno afronta con «entusiasmo» una temporada marcada por la llegada de un nuevo gestor, los vacíos en la plantilla y el gran respaldo del público. «Los retos me estimulan»
Habla con el mismo entusiasmo con el que dirige. Durante casi diez minutos detalla las curiosidades del programa ruso que la Orquesta Filarmónica de Málaga ... interpretará esa noche, aun a sabiendas de que no entrará en la entrevista. Solo por el placer de explicar la potencia de la composición de Prokófiev o la fascinación que siente por Scriabin. Para el director José María Moreno empieza una temporada «entusiasmante», a pesar de las dificultades. Hace «encaje de bolillos» ante la imposibilidad de cubrir los vacíos de la plantilla –hasta 30 profesores faltan cada semana– por una legislación «que no se adapta» a las necesidades diarias de una orquesta; y está expectante ante el relevo en la gerencia. Pero lo fundamental está: «Tenemos unos músicos maravillosos». Y el público le ha dado la razón con la mayor cifra de abonados en 16 años: 966 socios.
–¿Cuáles son sus sensaciones con la orquesta?
–Muy buenas. Va a ser una temporada muy ambiciosa. Vamos a abarcar gran cantidad de estilos y épocas del gran sinfonismo y vamos a aportar novedades interesantísimas para el público, con obras que se interpretan poquísimo y otras de reciente composición.
–Es de naturaleza optimista, pero el final de la pasada temporada fue complicado.
–Ha habido dos velocidades; por un lado, la cuestión artística y por otro lado, la administrativa. ¿Sabes por qué hemos crecido en espectadores? Porque los que vienen salen maravillados de nuestros conciertos. Incluso en aquellos momentos donde los músicos estaban en la puerta pidiendo firmas, el público manifestaba que el concierto había sido maravilloso. Lo normal, con todas esas noticias de crisis, hubiera sido una caída en picado de los abonados, y ha sido todo lo contrario. Porque la gente está contenta con su orquesta. Por eso empiezo la temporada con una grandísima ilusión.
–Pese a todo.
–Absolutamente. Forma parte de mi carácter. Los retos me estimulan. Y esta temporada va a permitir demostrar la enorme versatilidad que tiene la Filarmónica de Málaga, capaz de hacer desde el gran sinfonismo centroeuropeo del posromanticismo, el nacionalismo, el siglo XX, a esas nuevas tendencias, como el próximo programa de abono con música china de compositores top. Y, por supuesto, vamos a escuchar música española de compositores vivos, como Cañizares, Premio Nacional de Música, tocando la guitarra con una obra suya dedicada a Paco de Lucía.
«Cada semana faltan, entre vacantes y bajas, de 15 a 30 músicos y según la legislación no hay solución»
–¿Y no le dio pena que una temporada así se anunciara, casi de tapadillo, con una nota de prensa, sin hacer presentación oficial como era habitual?
–La Filarmónica a nivel estructural ha estado viviendo una crisis manifiesta. Ha sido complicado. Lo ideal hubiera sido poder presentar por todo lo alto una temporada que bien se lo merece, pero no pudimos por las circunstancias. Ahora estamos en el proceso de las vías de solución de todos esos problemas y conflictos, y desde ese punto de vista es un momento muy entusiasmante. Los músicos están tocando muy ilusionados porque parece que las cosas van a cambiar.
–Cambio, ¿hacia dónde? Imagino que el mayor ha sido la salida del gerente, que era el principal motivo de enfrentamiento con los músicos.
–Mira, yo soy licenciado en Derecho y tengo óptica para mirar ciertas cosas de las que otros no tienen perspectiva. He dirigido en la inmensa mayoría de orquestas y teatros españoles, llevo más de 30 años de carrera y estoy dirigiendo en muchas orquestas internacionales. En España tenemos un mal endémico: la legislación no se ajusta a las necesidades de nuestra industria cultural. Va muy por detrás. Y el problema que tiene la Filarmónica de Málaga lo tienen la inmensa mayoría de las orquestas españolas, porque las leyes que regulan cómo deben funcionar no están adaptadas a las necesidades de las orquestas. Mientras no se modifique la ley, tenemos que ir serpenteando y poniendo parches a una realidad que no se adapta a la norma.
–Entonces, los contratos por prestación de servicio, que motivaron la multa de la Inspección de Trabajo, ¿eran la única fórmula para cubrir los huecos?
–La orquesta, mientras no cambie de forma jurídica, tiene enormes dificultades para resolver los problemas que se plantean a diario. Cuando se crea el consorcio, la legislación por la que se regía era muy diferente a la que tenemos hoy en día. Lo que hace unos años funcionaba, hoy ya no funciona. Y lo que tiene que hacer la Filarmónica para funcionar diariamente, ya no se adapta a la legislación.
«La orquesta, mientras no cambie de forma jurídica, tiene enormes dificultades para resolver los problemas que se plantean a diario»
–¿Cuántos músicos le faltan en la orquesta?
–Cada semana, entre las vacantes y las bajas por enfermedad podemos estar hablando de entre 15 y 30 músicos.
–¿Cómo lo soluciona?
–Eso me pregunto yo, porque según la legislación es imposible. Hay que hacer encaje de bolillos. Eso supone que, mensualmente, hay que hacer contratos temporales en torno a 75, 80, 90, 100 cada mes, cuando la ley te dice que un consorcio no puede hacer contratos temporales. Hay que cambiar nuestra forma jurídica y ya se está estudiando. Como la ley no se adapta a nuestras necesidades, nosotros tendremos que adaptarnos a como está la ley. Entonces, a lo mejor, hay que plantear una sociedad anónima o una fundación en lugar de un consorcio.
–¿Ha diseñado la programación pensando en esas limitaciones?
–Tuve que maquillar un poquito la temporada. Pero pasa igual que cuando tuvimos que sustituir los programas del final de la temporada (por falta de músicos), que la gente salía muy contenta de nuestro trabajo y muy satisfecha del resultado artístico a pesar del cambio. Y esa es mi función como director artístico: ante las dificultades que se plantean en la organización de la orquesta, ser capaz de resolver los inconvenientes para que el público no se vea perjudicado. Y que el resultado artístico brille.
–¿Entendió la salida de Juan Carlos Ramírez? Tras 25 años como gerente, ¿era necesaria?
–Desde fuera siempre vi a la Filarmónica de Málaga como una orquesta admirable por cómo había sido gestionada en momentos en los que muchas orquestas estaban en tremendas crisis económica y a punto de la desaparición. La orquesta de Málaga estaba saneadísima. Pero también es verdad que me llamó mucho la atención la longevidad de Juan Carlos en el cargo, que no tiene ningún tipo de comparación en el resto de España. En parte, yo creo que respondía a que se premiaba una magnífica gestión. Pero la experiencia del resto de orquestas españolas demuestra que el relevo y la regeneración es saludable.
–¿Qué espera del nuevo gerente?
–Que aporte soluciones a los conflictos y que podamos crear un gran equipo para hacer lo mejor para la música clásica en esta ciudad. Y parece que la convocatoria ha despertado mucha expectación en nuestro mundillo.
–De entrada, ¿ha notado un mejor clima entre los músicos?
–La orquesta ha interpretado el cambio que se va a generar como algo entusiasmante e ilusionante. Ensayan con muchas ganas de ese nuevo horizonte que se plantea.
«Mi proyecto artístico en Málaga todavía no se ha desarrollado lo suficiente»
–Y usted, ¿hasta cuándo estará en Málaga?
–Oficialmente, mi contrato finaliza en junio de 2026. Y después hay la opción de un año de prórroga.
–¿Dará entonces por finalizado un ciclo?
–Soy por naturaleza muy nómada, por eso me gusta tanto esta profesión, porque tan pronto estoy dirigiendo en Finlandia como en República Checa, en China o en Madrid. Pero también me apasiona hacer bien mi trabajo y creo que mi proyecto artístico en Málaga todavía no se ha desarrollado lo suficiente. Lo que yo quería hacer en Málaga cuando llegué todavía no he podido desarrollarlo.
–¿Qué le falta por hacer?
–Posicionar a la Filarmónica como una orquesta de excelencia reconocida a nivel internacional.
–¿Eso es posible?
–Sin ninguna duda. Quiero conseguir que esa Málaga que se ha convertido en un referente a nivel cultural desde el punto de vista museístico, también lo sea a nivel orquestal. Que la gente vea en la OFM una orquesta admirable a la que hay que venir a escuchar. Mira, en el 2020, cuando llegué, grabamos la 'Quinta' de Mahler. En círculos nacionales e internacionales, me tildaban de prepotente por hacerlo: yo era recién llegado y lo grabamos en pandemia, con mascarillas y distanciamiento. Y no te puedes imaginar la acogida que tuvo, fue una sorpresa. Y ahora hemos recibido el premio de la Academia de la Música de España a la mejor grabación de clásica por 'Falla: Corregidor & Sombrero'. Eso refrenda que tenemos una orquesta con la que podemos hacer grandes cosas.
«La Filarmónica de Málaga no va a poder crecer si no tiene un auditorio donde desarrollar su actividad en óptimas condiciones»
–Imagino que cuando tengan su nueva sede con sala de ensayo y estudio de grabación, todo será más fácil.
–Todo ayuda. Y sobre todo, el Auditorio. Tenemos un teatro maravilloso, que es la envidia de muchos, pero cuando nuestra orquesta va a tocar a auditorios, la gente se queda muy sorprendida del nivelazo que tiene. Tenemos unos músicos maravillosos. La falta de Auditorio es la gran carencia que tiene la Filarmónica. Esta orquesta no va a poder crecer si no tiene un auditorio donde realmente desarrollar su actividad en óptimas condiciones.
–No sé si llegará a dirigir a la orquesta en el Auditorio…
–Una de las cosas bonitas de nuestra profesión es dejar un legado. Cuando me marche y mire hacia atrás, lo que me gustaría es pensar que he ayudado a que la orquesta evolucione, cambie y mejore. Y creo que lo estoy haciendo. Espero que la gente recuerde que yo intenté y conseguí impulsar la evolución de esta orquesta.
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