Cristian de Moret, la coctelera musical que sabe a flamenco

-Su amor por la música empieza desde muy pequeño, con nueve años ya se movía usted por el mundo del artisteo.

-Sí, mi padre tocaba la guitarra y era aficionado al cante flamenco. He tenido siempre mucha música en mi casa.

-¿Cuándo empieza a componer sus propias canciones?

-Empecé prematuramente a trabajar con artistas del flamenco, el primer trabajo importante que tuve fue en el Ballet Flamenco de Andalucía, estaba con Antonio Canales o Pastora Galván. A partir de ahí empecé a cocinar mi estilo, porque también tuve varios grupos de jazz y trabajé con el flamenco más tradicional. Fue en 2020, cuando había desarrollado en casa, en el estudio de grabación que tengo, todo mi disco 'Supernova'. En ese año explotó todo.

-Sus influencias deben ser muy dispares para crear algo tan ecléctico.

-Sí, desde el mundo más tradicional del blues y el jazz, como Robert Johnson, Chick Corea o Ray Charles. Por mis hermanos me empezaron a gustar bandas como los Red Hot Chili Peppers, Radio Head... Todo lo moderno y contemporáneo de los 90 y los 2000. Eso lo viví muy fuerte en mi casa y ese latido ha estado presente en mi música, me encanta el grunch, el punk, James Brown... Entonces lo he metido todo en la coctelera, porque también me gustan los cantaores (risas). Mi base en sí es la música americana, pero la voz sí es flamenca. Entiendo que la gente cuando escucha mi música piense que es flamenco, pero si le quitas la voz es música americana, totalmente, por todos los ritmos. Mi investigación siempre ha sido cómo colocar el flamenco en la música pentatónica.

-¿Ha probado a cantar en otros estilos o sólo se ve en el flamenco?

-Sí, en el segundo disco tengo detallitos en algunos temas que aún no he publicado, porque lo hacemos por singles. Es incluso más soul. En las profundidades del pasado las raíces se van tocando, y hay elementos vocales parecidos en la música árabe, el flamenco o la música negra.

-Como decía, 'Caballo Rojo' lo está sacando por singles y le está funcionando bien. Acumula miles de reproducciones en muchos temas nuevos.

-Sí, es un disco inspirado en la libertad, un caballo erguido sobre dos patas que estalla en furia y quiere quitarse las ataduras. El primer disco, en mi universo, fue mi explosión para sacar la música que yo quería porque me gustaba ser arriesgado. El flamenco es ortodoxo y clásico, gracias a Dios no he sufrido la sensación de haberme quedado con las ganas. Este nuevo es más cañero, con más electrónica. Saldrá entero después de verano.

-¿Ha tenido miedo alguna vez de la crítica maliciosa de los flamencos o los rockeros más puros?

-La verdad es que no he sido una persona de tener miedo a la crítica, por eso soy tan loco en lo que hago. Da respeto, porque es importante la opinión de los que saben, pero me he tirado 12 años trabajando para artistas consagrados y yo quería saber qué opinaban. De muchas personas me he llevado consejos y opiniones bonitas, la verdad.

-Con tantas influencias musicales, ¿los conciertos se le hacen cuesta arriba a la hora de plasmar todos esos sonidos en directo?

-Ahora los disfruto más, pero las primeras veces tenía la cara blanca. Cuantos más conciertos hago más control tengo.