Noche de verano a los dos lados del espejo
¿Qué pueden tener en común Juan Peña y Paris Hilton? Pues ambos actuaron la misma noche en el mismo marco, eso sí, ante públicos completamente diferentes
joaquina dueñas
Sábado, 6 de agosto 2016, 00:46
Para gustos, colores y nunca mejor dicho. La noche del jueves se dio en Marbella una de esas paradojas que permite contemplar de un sólo ... vistazo como el mundo se compartimenta en opiniones y apetencias, por edades o culturas... algo que los estudiosos de la publicidad, el marketing y la demoscopia trabajan en profundidad con resultados dispares. Lo que quedó claro es que Marbella es una ciudad ecléctica y heterogénea y que para sobrevivir a su verano hay que saber adaptarse a esa variedad. En el mismo escenario, el de Olivia Valère, coincidieron en la misma fecha Juan Peña y Paris Hilton. El clasicismo sevillano de pantalón de pinzas y camisa blanca frente al brillo de la purpurina y el maquillaje, la naturalidad frente al artificio, la calidez frente a lo impersonal, los acordes de la guitarra española frente al ordenador.
La velada comenzó en el patio del restaurante Babilonia, unas 80 personas de todas las edades, aunque cabe reconocer que la madurez era predominante, disfrutaron de un menú cerrado y del espectáculo de un Juan Peña cercano y atento a su público a razón de 100 euros el cubierto. Repertorio de flamenquito, rumba y sevillanas con temas tan conocidos como Procuro Olvidarte, Se te nota en la mirada, Para volver a volver o Déjate querer.
Aires andaluces que animaron a más de uno a bailar, entre ellos, por supuesto, Olivia Valère, y la diseñadora Marilí Coll que acompañaba a la empresaria en su mesa. Un ambiente tranquilo y familiar en el que igual se podía bailar que mantener una conversación.
Paris Hilton es, sin embargo, harina de otro costal. Parece que nos hubiéramos trasladado a otro mundo, al otro lado del espejo junto a Alicia. La joven rubia vive de acuerdo a los contratos de imagen que mantiene con discotecas, productos o firmas de diseño. Cada prenda que se pone, cada objeto que toca, tienen un precio. El caché de los dj de renombre oscila entre los 60.000 y 180.000 euros y aunque no tenemos confirmación de la tarifa de la estadounidense, podemos suponer que se mueve en el rango alto de la tabla.
Toda una inversión que ella despachó en apenas 96 minutos de cabina, cuando las sesiones habituales suelen rondar las tres horas. Pero por si eso no fuera suficiente, la joven que tiene su base de verano en Ibiza, se negó en rotundo a posar en cualquier fórmula que significara la promoción de Olivia Valère o de la ciudad de Marbella.
Después de horas de espera, a las tres de la madrugada el personal de Hilton preparó cada detalle de la cabina del dj, ordenadores, cascos y por supuesto, un ventilador, no sea que alguien adivine que la diva suda como cualquier mortal o que su melena al viento no es fruto de su aura natural. Para ambientar, repartieron crótalos luminiscentes y la pista terminó repleta de entusiastas seguidoresa 60 euros la entrada.
Media hora después apareció, con vestido negro y caminar cadencioso, casi etéreo. Saludó con el micrófono y su voz atildada y comienzó la sesión, deslizándose de un lado a otro con movimientos felinos. Cada gesto era una pose, imposible cogerla en un renuncio o en una mala postura. Profesional del postureo, palabra que se ha puesto tan de moda últimamente. Arrancó con How deep is your love? como si interrogara a sus incondicionales por la autenticidad del amor que le profesan. A partir de ahí, hora y media de música y chorros de espuma y serpentina como un homenaje a la vanidad.
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