Málaga expone los clones de códices ilustres: del libro de oración de Isabel La Católica a la biblia de Alfonso X
Reproducen el material y hasta la huella que dejó quien leyó el manuscrito cientos de años atrás. La Sociedad Económica reúne exclusivas réplicas de obras que custodian bajo llave las grandes bibliotecas del mundo
Son réplicas exactas: en pergamino del mismo grosor, con la piel de la cubierta tratada con técnicas ancestrales, incluso con la mordida que dejó una ... polilla cien años atrás o con la huella del sultán que hojeaba sus páginas. Dicen que hasta huelen como los originales. En Málaga, expuestos tras unas vitrinas, es imposible apreciar esa sensación, pero sí se distinguen los detalles delicados y fastuosos que hicieron de estos códices auténticos tesoros del conocimiento y de la cultura, manuscritos que en su día ocuparon las bibliotecas de reyes y que ahora han sido cuidadosamente clonados por M. Moleiro Editor. La Sociedad Económica Amigos del País expone hasta el 18 de mayo en su sede de la plaza de la Constitución una selección de estas piezas exclusivas e «invisibles» para la mayoría de las personas en la muestra 'El gabinete de las maravillas. Códices ilustres (s. VIII-XVI)'.
Los originales se custodian hoy bajo llave en la Morgan Library de Nueva York, la British Library de Londres, la Bibliotheque Nationale de France en París, la Biblioteca Nacional de Madrid, la de Rusia en San Petersburgo o la catedral de Toledo. A todos esos lugares del mundo -y muchos otros- se ha desplazado el equipo de Manuel Moleiro para replicar el libro de oración de Isabel la Católica, la biblia que Alfonso X El Sabio guardaba como una joya, el trabajo sobre la felicidad que Murad III encargó para la segunda de sus 110 hijos o el completo tratado medieval del astrólogo árabe Albumasar.
Son ejemplares de un valor económico y cultural incalculables, lo que les hace estar «excesivamente protegidos, tanto que son inaccesibles» para el gran público. «Si fueran cuadros estarían colgados. Vas a un museo, pagas la entrada y lo ves. Pero esto es diferente». Algunos de estos manuscritos «nunca antes han sido estudiados y sus imágenes nunca han sido vistas».
En esos papeles y pergaminos se esconde la sabiduría de siglos de historia, conocimientos acompañados de dibujos precisos y brillantes, lujosamente iluminados con pan de oro. Hay obras dedicadas a la percepción del tiempo, porque las personas tenían la necesidad de conocer los ciclos de la vida y controlar el clima. Están las reproducciones del libro de horas de Enrique IV (1510), con un fondo dorado en todas las páginas con texto, y el de Carlos de Angulema (1485), ilustrado por el pintor francés Robinet Testard. Hay tratados de arte y bienestar. Como 'El placer de las mujeres', de finales del XVIII, un libro de la zona de Pakistán donde se describen en persa los distintos tipos de mujeres y los momentos más propicios para el amor. O 'El libro de la felicidad', «el más ilustrado del mundo musulmán», un minuciosos trabajo encargado por Murad III para procurar la plenitud de la segunda de sus hijas con consejos para elegir al mejor compañero de vida.
El espíritu explorador del hombre se refleja en atlas ricamente ilustrados, como el de Vallard (1547) con 15 cartas náuticas; o el de Miller (1519), «uno de los más célebres documentos cartográficos de la historia». El peso de la fe y la devoción en las sociedades medievales queda patente en el lujo de los manuscritos religiosos. Está el breviario o libro de oración de Isabel la Católica, cuyo original acabó en la British Library de Londres tras el asalto al Escorial de las tropas napoleónicas. Cuentan que la reina recibió el manuscrito para conmemorar el doble matrimonio de sus hijos con los del emperador Maximiliano de Austria, y está plagado de detalles políticos, con mensajes a sus descendientes y referencias a la conquista de Granada o el descubrimiento de América.
Pero el tesoro de la colección es la biblia de San Luis (1226-1234), «el libro más fastuoso jamás creado por el ingenio humano». Contiene 4.887 pinturas diferentes que ilustran cada pasaje del relato bíblico. Fue un encargo de Blanca de Castilla, reina de Francia y viuda de Luis VIII como regalo a su hijo Luis IX de Francia, san Luis. Tiempo después aparecería en la biblioteca de Alfonso X El Sabio. En su testamento, dejó escrito que era un presente de su pariente el rey de Francia y dio órdenes precisas de que solo se entregara a quien ejerciera el poder en Castilla: era una obra solo hecha para reyes.
Doce años tardó en completarse esa biblia, seis le ha costado a Moleiro. Por eso se entiende que sea la pieza más cara de la colección que se exhibe en Málaga, con un valor de mercado de 22.000 euros. Otras reproducciones, como 'La genealogía de Cristo', rondan los 800 euros. Aquí se expone la primera edición de los clones, pero de cada ejemplar la editorial lanza 987 o 777 copias. Todo tiene un porqué: «El siete es la perfección», explica el editor. Es lo que busca. Un equipo multidisciplinar de la editorial, con la complicidad y el permiso de las instituciones, copia y estudia cada códice reproduciendo el contenido a partir de fotografías de alta calidad y recreando los materiales. Pergamino y papel para las hojas, terciopelo o piel para las cubiertas. «Pero son pieles que no se encuentran en Europa, porque aquí se curte siempre en industrias, con una producción rápida en la que se usan productos químicos, cloro, cromo… y eso cierra el poro». En su caso, las obtienen de países donde aún se trabaja de forma absolutamente artesanal, con procesos largos y dilatados en el tiempo.
Moleiro destaca la «aportación a la cultura» que hacen desde la editorial, clonando manuscritos para estudiarlos en profundidad y sustituir a los originales «donde sea necesario». De hecho, su clon de la biblia de San Luis fue la única pieza no original que se expuso en la gran muestra que Francia dedicó al santo por el 800 aniversario de su nacimiento. Sus réplicas están en la Catedral de Girona o en el Metropolitan de Nueva York. Y ahora, por unos días, también en el centro de Málaga (de lunes a viernes, de 11.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00 horas; sábado de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 21.00 horas).
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión