Jorge Fernández Díaz gana el Nadal con su mezcla de memoria familiar y suspense
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El narrador argentino, que convirtió en 'bestseller' la historia de su madre, indaga ahora en los enigmas paternos con 'El secreto de Marcial'
Jorge Fernández Díaz (Buenos Aires, 1960) es el ganador del Premio Nadal de Novela, que falló en la noche de este lunes de Reyes su ... 81 edición. Con 'El secreto de Marcial', una novela a caballo entre la memoria familiar y el suspense, entre Asturias y Buenos Aires y la segunda mitad del siglo XIX y la actualidad. La presentó bajo el seudónimo de Daniel Ocampo y con el título provisional de 'Marcial'.
El periodista y narrador bonaerense se embolsa los 30.000 euros de dotación del veterano premio, al que hace viajar a la otra orilla del Atlántico para felicidad de su editores, deseosos de consolidar otros mercados americanos. Entra, además, en el selecto club de los ganadores del decano de los galardones literarios españoles, termómetro fiel de nuestra literatura desde hace más de ocho décadas.
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Homenaje a Ana María Matute en su centenario
Jorge Fernández Díaz, que convirtió en un bombazo la historia de su madre ('Mámá'), indaga ahora en los enigmas paternos. El escritor tiene su Macondo en Almurfe, una pequeña aldea asturiana. Allí nació su madre, Carmen Díaz, el alma de 'Mamá', el conmovedor libro que escribió hace un cuarto de siglo y que fue un enorme éxito.
De la historia de la joven campesina forzada a emigrar con 15 años a la Argentina de Perón, un bombazo en su país, salta una otra intriga familiar partiendo de la constatación de que «si madre no hay más que una, el padre es un gran enigma». Narra en torno a la necesidad de todo hijo de resolver esos enigmas paternos muchas veces insondables, y hasta matar al padre metafóricamente como apuntan muchos psiquiatras.
La novela ganadora se presenta como una «bella y dolorosa historia» en torno a un escritor carcomido por la dudas sobre su progenitor, Marcial Fernández, años después de su muerte. «Homenajea al tiempo a los sufridos emigrantes españoles y a las películas que configuraron su personalidad, adentrándose en los misterios más recónditos de la espinosa relación paternofilial», avanzan sus editores.
Compadre de Pérez-Reverte
Fernández Díaz es «uno de los tres periodistas más influyentes de Argentina» según su «compadre» y «padrino» Arturo Pérez-Reverte. Se suele presentar como un «bígamo feliz» dispuesto a mantener su doble matrimonio con la literatura y el periodismo.
Con cuatro décadas como cronista de sucesos, reportero, analista político y director de suplementos culturales, agradece siempre que «la novela sea capaz de contar lo que el periodismo no permite».«Los periodistas publicamos el 20% de lo que sabemos, lo que podemos probar, pero conocemos muy bien cómo funcionan las cosas, qué hay detrás de los discursos y la pose de los políticos, y qué no podemos contar», repite este viejo camarada de Pérez-Reverte, a quien convirtió en personaje en 'El dilema de los próceres'. El escritor y académico español le devolvió el homenaje convirtiéndolo en personaje de su novela 'El asedio'.
Fernández Díaz es hoy un respetado columnista político del diario La Nación. Autor de diez novelas, cuentos, crónicas, críticas, ensayos y un sinfín artículos, entre sus títulos están: 'El hombre que se inventó a sí mismo' (1993), 'La segunda vida de las flores' (2009) ,'La logia de Cádiz' (2010), 'Alguien quiere ver muerto a Emilio Malbrán' (2012), 'Te amaré locamente' (2016), 'La Herida' (2017).'El hombre que se inventó a sí mismo' (2018) y la exitosa 'Mamá' (publicada en 2019 en España), 'Una historia argentina en tiempo real' (2021) y 'Cora' (2024).
Es el creador de la aclamada saga policíaca que protagoniza el agente Remil, serie que inició con 'El puñal' (2015) y continuó con 'La herida' (2018). y 'La traición' (2020). Reconocido con la Cruz de la Orden de Isabel la Católica en 2012, en España, en 2017 ingresó en la Academia Argentina de Letras.
Fernández Díaz toma el relevo de César Pérez Gellida, ganador de 2024 con la novela 'Bajo tierra seca'. El jurado que premió al argentino estuvo formado por Inés Martín Rodrigo, Care Santos, Lorenzo Silva, y Andrés Trapiello, todo ellos ganadores del Nadal, y por el editor del sello que ampara el premio, Emili Rosales. Este año se presentaron al Nadal 769 obras, procedentes de España y de varios países de todo el mundo.
Ensayo científico
En la misma velada se falló el Premio Josep Pla de prosa en lengua catalana dotado con 10.000 euros y que falló su 57 edición. Fue para David Bueno (Barcelona, 1965) doctor en biología y profesor de genética en la Universidad de Barcelona, gracias al ensayo 'L'Art de ser humans' ('El arte de ser humanos') que presentó bajo el seudónimo de Carro de foc y el título provisional de 'Quan l'ésser humà es desperta' ('Cuando el ser humano despierta'),
Bueno toma el relevo de Jaume Clotet ganador de la edición anterior con 'La Germendat de l'Àngel Caigut'. El jurado del Pla, al que concurrieron 40 obras, lo formaron Laia Aguilar, Montse Barderi, Jaume Clotet, Manuel Forcano y Glòria Gasch. Al Pla pueden concurrir novelas, narrativa memorialística e intimista, dietarios, obras de ensayo, de género fantástico y 'thrillers'.
Un premio en el nombre del padre
«Mi padre era un personaje secundario en la novela 'Mamá' que dediqué a mi madre», declaró Jorge Fernández Díaz este lunes tras hacerse con el Premio Nadal de Novela al hablar de la motivación que tuvo para escribir la obra ganadora. «Decidí resolver el enigma de mi padre, que pertenecía a esa generación de hombres, que eran incapaces de comunicase con sus hijos. La manera de hacerlo era ver las películas del Hollywood dorado que he vuelto a ver con este libro», explicaba en el acto literario celebrado en Barcelona.
«He aprendido de una manera enigmática y misteriosa, como si tuviera una segunda vida que nosotros no podíamos descifrar del todo», continuaba su disertación este escritor argentino. Su progenitor murió en 2005 «y desde entonces me rondaba el fantasma literario de cómo escribir sobre mi padre, lo he hecho tratando de explicar además a todos los padres, los conflictos y los dolores que se producen en ese vínculo entre padres e hijos que tiene que ver con muchas relaciones españoles iberoamericanos».
Emocionado en su recuerdo, Fernández Díaz recordaba que «mi padre me dio por perdido cuando supo que quería ser escritor, porque pensaba que la literatura es la vagancia y es formidable que pasa que mi padre regrese a España a través de esta novela».
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