Al mal tiempo, buenos libros en Málaga

«Empezamos con dudas e incertidumbres, eso no se puede negar y también hay que contarlo», reconoce el director de la Feria, Manuel García Iborra, frente a la hilera de 54 casetas que integran esta edición. Después de su paso por el Palmeral de las Sorpresas, la plaza de la Merced y La Marina, la cita con las letras ha regresado este año a su ubicación original en el Paseo del Parque, aunque con las reservas de algunos libreros que preferían el formato 'ágora'. Pero cuando han transcurrido ya cinco días desde la inauguración, García Iborra respira aliviado: «Estamos igualando los números del año pasado. Un editor me ha comentado que en un solo día ha recuperado la cuota de inscripción. Incluso los más reticentes se están convenciendo del cambio».

Más allá de las cifras en bruto, que se conocerán este fin de semana (el domingo es la clausura), hay cuestiones que no se pueden medir y que también marcan el éxito de una convocatoria. Los libreros están satisfechos con el ambiente de estos primeros días de Feria, celebran la amplitud del espacio, disfrutan de la cercanía de los clientes y vuelcan muchas de sus esperanzas en la recta final, cuando las previsiones meteorológicas anuncian sol.

«La gente está animada, hay ganas», asegura Aurelia Duchemin, de Letraversal y Col & Col. Y los libreros y editores son los primeros sorprendidos. «Estamos muy contentos, todo va muy bien. Hay más movimiento del que esperaba», admite Jonatan Santos, de Proteo. En la Marina había mucho tránsito de turistas que cruzaban del Palmeral de las Sorpresas a la calle Larios, «pero por el parque, incluso por las mañanas, pasean muchos malagueños; y esos son los que al final compran», analiza Nacho López, de Fnac.

«Está siendo mejor de lo esperado», corrobora Alejandro Martín, de Comic Stores. De hecho el pasado domingo, incluso con la amenaza de la lluvia, batió récord de venta en un día de feria. Laura Marín, de Luces, tira de memoria y asegura que en diez años que lleva en la caseta no ha llovido nunca: «Pero pese a todo, vamos bastante bien».

«Nos conformábamos con recuperar lo invertido, pero creo que incluso tendremos algo de beneficio», aplaude Pedro J. Plaza, director de la editorial malagueña El Toro Celeste, que debuta en la feria como sello independiente junto al Ayuntamiento de Alhaurín el Grande.

Para Esther Aldeguer, malagueña afincada en Almería, donde regenta Los Libros de Minny, esta ubicación es la acertada. «Toda mi vida hemos venido aquí, me trae muchos recuerdos», cuenta. Lo mismo opina el Colectivo Malagueño de Escritores, para los que el cambio ha sido «brutal». Unos metros más allá, Juan Carlos Ballester, de Almuzara Libros, se muestra más prudente: «Pienso que este emplazamiento puede ser mejor, pero sin lluvia. Se aguanta el tipo, pero el 'efecto lluvia' se nota».

La prueba de regreso al parque, no obstante, parece que ha funcionado. Los libreros y editores agradecen la sombra de los árboles (nadie olvida el calor sofocante del año pasado en La Marina) y no creen que la nueva sede haya reducido la asistencia de lectores. Eso sí, soportan más ruido –a pie de carretera y con tráfico constante– «y hay que limpiar de polvo constantemente los libros por la polución de los coches», pero de momento esas incomodidades les merece la pena. Porque si hasta ahora la semana ha sido buena, están convencidos de que les espera «lo mejor». Empezando por hoy, festivo del 1 de mayo, «un día fuerte».