‘Los cinco. ¡bien por los cinco!'. Un picnic movido

No hace falta, para componer una historia (breve, por cierto) más que unos chicos dispuestos a pasar un buen rato de picnic, ganas de disfrutar del campo y, a ser posible, algo de movimiento.

Pero todo parece tranquilo: solo ovejas y vacas que comen apaciblemente. Nada emocionante para acompañar el reencuentro de los cinco.

Cuando los chicos empiezan a tomar sus bocadillos, ven a lo lejos un grupo de caballos. Uno de ellos es Trueno Veloz, probablemente el mejor caballo del país. Y quien lo monta no parece demasiado hábil. Como los chicos disponen de unos prismáticos, se percatan de que el animal se desboca y echa a correr sin rumbo fijo.

Ya tenemos aventura: Dick sale disparado en su bici hacia el maizal donde ha entrado el caballo, mientras los demás irán a avisar a la policía para que se ponga en contacto con las cuadras de donde procede hermoso ejemplar.

Entrar en el maizal no parece buena opción, en especial si aparece el granjero, pero Dick hace alarde de valentía y de una capacidad extraordinaria para apaciguar al animal, que se encuentra nervioso.

Cuando llegue el mismísimo Lord Daniron, dueño de las cuadras, Dick ya ha cumplido su misión. Otra aventura en la que han salido victoriosos los cinco.

No hay que relegar al olvido las ilustraciones de Jamie Littler, tan frescas, tan llenas de vida y de color, que remozan la historia actualizándola con la moderna concepción de las figuras de los cinco jóvenes y sus acompañantes.