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Son lenguajes con ritmos absolutamente opuestos. «Pero la poesía es un juego no tan distinto al del periodismo: hay que ser conciso, breve y desarrollar ... ideas, imágenes y metáforas con precisión», argumenta al otro lado del teléfono. Julián Quirós atiende tras la primera reunión de la mañana en 'ABC', el periódico que dirige desde septiembre de 2020. Antes de que la vorágine informativa devore su día, el periodista hace una pausa para hablar de su 'otro yo', ese que aflora en los momentos de calma, en periodos de «descompresión» en los que la palabra fluye por cauces diferentes a la deriva política o económica del país. Palabras en forma de versos que el extremeño reúne por primera vez en 'Pérdidas y ganancias. Recuento de los años huidos' (Ars Poetica).
A través de poemas escritos en tres momentos puntuales de una década (entre 2008 y 2019), Julián Quirós presenta una especie de «saldo» vital, un balance de los años fugados y vividos «con conciencia». «Todavía mi mañana no veo / pero ya tengo una idea cierta / de mí, / de lo que soy y de lo que he sido. / De mi paso y de mi pisada», se lee en 'La fusta de los días'. Es, como escribe Carlos Aganzo en el prólogo, un «ajuste de cuentas» consigo mismo. Pero no en el sentido violento de romper con lo que uno es y ha sido, sino más bien al contrario: de entenderlo y asumirlo. «Llegas a cierta edad y sabes que las cosas tienen que pasar, que han pasado como tienen que pasar, y uno las incorpora con naturalidad a su biografía», explica el periodista.
La poesía es para él «el contrapunto perfecto» a su profesión, el reposo frente a la tensión informativa. «Bueno para el periodismo y para el periodista». Pero su ejercicio exige momentos de «baja intensidad» difíciles de conseguir en este oficio. Por eso, explica, escribe por «rachas», casi siempre al final de un ciclo. Los versos que ahora ven a la luz parten de 2008, cuando se despide de la Redacción de SUR donde había trabajado durante más de 13 años (y donde llegó a ser subdirector) para regresar a sus orígenes y dirigir 'Hoy' (Badajoz). «Tenía casi 40 años. Había salido de Málaga donde había hecho toda mi madurez, volvía a mi tierra… y entonces se despiertan ciertas cosas». Se reencontraría con la poesía años después ya al frente de 'Las Provincias' en Valencia, su última parada antes de 'ABC'.
Acostumbrado a escribir de otros, en su poesía está todo él. «Y me pensé mucho el publicarlo, me daba bastante pudor». Porque la suya es una palabra clara, próxima, quizás como deformación profesional de quien siempre intenta escribir para que le entiendan. Pero también por la convicción de que para emocionar y llegar, la poesía «debe ser inteligible». «Me han dicho que me expongo demasiado. Pero es que si no, no me gusta. Sé esconderlo, pero no quiero. Para que funcione como tal y tenga energía, tiene que ser así», sentencia Julián Quirós.
Superado el «vértigo» y pasado el tiempo (la pandemia retrasó los planes iniciales), se confiesa «ilusionado» por enseñar unos textos ya madurados y reposados. En ellos se reconocen sus cambios de destino ('Me siguen los míos'), las muchas horas dedicadas al periódico y robadas a la familia ('Tu costado sobre mí'), el amor a su mujer ('La sábana compartida'), la preocupación por los hijos ('Desoyendo nuestras certezas', 'Mío es aún') y hasta su forma de entender la profesión entre lúdica y comprometida. «Soldado entusiasta fui / de un oficio sanguinario, / mi hermandad labré / con otros descreídos / que probaron fortuna / en el molde de los periódicos», se lee en 'Servicios prestados'. Es el poema final, una incorporación de última hora a modo de reflexión que cierra el círculo una década después: «Pero he hecho mi vida / a mi manera (dentro de un orden) / y me parece suficiente», escribe.
Confiesa que desde que llegó a Madrid hace más de un año no encuentra huecos para la poesía. Pero sabe que volverá, y entonces le encontrará preparado. Muchos versos surgieron a partir de revisar fotografías personales: «Entre lo que recuerdas de ese momento y lo que sientes cuando lo vuelves a ver, todo fluye. Es un elemento de recuerdo rápido». Y la cámara que siempre lleva en su mochila ya está cargada de instantes a los que quizás algún día ponga palabras. «Voy haciendo el trabajo de campo», concluye entre risas antes de colgar. Ahora toca hacer un periódico.
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