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El periodista Alberto Gómez, junto al artista Javi Calleja, este jueves en el ciclo 'Málaga, ida y vuelta', en el Centro Cultural La Malagueta. Marilú Báez

Javi Calleja: «Yo no pinto lo que se vende, vendo lo que pinto»

El artista se sincera sobre el mercado del arte, el recorrido de su carrera y las luces y sombras del sector en su visita al ciclo 'Málaga, ida y vuelta'

Viernes, 23 de mayo 2025, 00:17

Javi Calleja estaba en su barrio, en su ciudad y rodeado de gente que le admira. Incluso de vecinas de la zona. Tanto que una ellas, en el turno de preguntas, participó: «Te suelo ver en la charcutería a la que vas a comprar», señaló antes de confesar que admiraba «la lealtad» del artista. Y es que detrás del universo artístico tan conocido y reconocido de Calleja existe un malagueño que siendo joven, en el año 83, se fue a Barcelona a desarrollar su primera pasión, la gimnasia; un malagueño que se fue a Granada a estudiar Bellas Artes; y un malagueño que se quedó en Málaga para proyectar su trabajo desde la cima de lo internacional con cifras millonarias. Pero nada le abruma: «El éxito es no preocuparte del éxito».

Es por eso que esta cita tenía que suceder. La visita de Javi Calleja al ciclo 'Málaga, ida y vuelta' que organiza el Centro Cultural La Malagueta en colaboración con el Aula de Cultura de SUR. Allí se sentó con el codirector del Aula y redactor jefe de este periódico, Alberto Gómez, para tener una charla en la que no faltaron las risas ni las ironías, pero tampoco un mensaje claro sobre el mercado, el recorrido de su carrera y todas las luces y sombras del sector. «Dicen que nadie es profeta en su tierra... Pues yo sí lo soy. Me siento querido desde mucho antes de que todo me fuera bien», aseguró.

Sus exposiciones se venden antes de inaugurar y coleccionistas de medio mundo guardan lista de espera para tener alguna de sus obras. «Una cosa es lo que tú quieres pintar y otra es el mercado; el mercado no es arte. Yo no pinto lo que se vende, vendo lo que pinto y como estés pensando en lo que vendes nunca vas a vender lo que pintas», señaló el artista malagueño en una especie de trabalenguas lleno de sentido.

Algunos momentos del encuentro. Marilú Béz
Imagen principal - Algunos momentos del encuentro.
Imagen secundaria 2 - Algunos momentos del encuentro.

Ante la cuestión, ¿reinventarse?: «No pienso que haya que hacerlo. Antes intentaba hacer cosas diferentes y me salía lo mismo, ahora quiero hacer lo mismo y me salen cosas diferentes», confesó Calleja, que dejó clara su visión de las universidades y la visión poco realista que plantean. «Algo ha pasado, pero ¿cómo se puede querer terminar de estudiar y empezar con el museo, cuando eso debería ser lo último en llegar? Lo que no puedes pensar es que recién salido de la universidad vas a llegar al MoMa», reflexionó.

Y, hablando de museos, confesó que lo que más le gusta de ellos «son los bancos». Y lo explicó: «Me aburre estar leyendo las cartelas de los cuadros, me gusta pasearme por los museos como si fuera por la calle y pararme cuando hay alguna obra que me incita a hacerlo. Y luego sigo para disfrutar el paseo».

Fue muy irónico durante el encuentro. Pero también se emocionó. Al hablar de lo que le enseñó su padre –que falleció cuando era adolescente– no lo pudo evitar: «De mi padre aprendí a seguir las pasiones», dijo antes de hacer una pequeña pausa disimulada. «De mi madre, aún la tengo». Otro momento especial fueron las palabras de sus amigas Topacio, Lluvia Rojo y Alaska. «No me considero inteligente, pero sé rodearme de gente inteligente», comentó después de ver los vídeos que se proyectaron de ellas.

Recordó aquella exposición en Hong Kong en 2017, un antes y un después en su carrera. «Nos dimos cuenta de que los cuadros estaban vendidos antes de colgarse. Y a la semana me hicieron unos 200 encargos. Ahí sabía que se venía una ola grande y fue más grande de lo que pensaba», confesó. Y luego «los dolores de cabeza» con los precios millonarios y las subastas: «Vendí un cuadro por 15.000 euros y luego se vendió en una subasta a un millón y medio. Acojona. La gente compra así en el mercado secundario, pero no te compra a ti».

Antes de terminar la cita con el ciclo en La Malagueta y recibir a sus seguidores, a los que dibujó personajes improvisados –algunos sobre la histórica portada de SUR que él mismo hizo el 3 de marzo de 2023–, dio un consejo a Charlie, amante del dibujo que con 13 años se lanzó a pedirle recomendación al artista: «No te avergüences de las cosas. La vergüenza es la máscara de la culpa y la culpa es la máscara de la responsabilidad. Lo que tienes que hacer es negar lo que dice todo el mundo, empezando por tu madre (ríe). Llegará una edad en la que tienes que pensar lo que tú quieres y para eso tienes que negar todo lo anterior. Va a ser un lío, pero llegará una edad en la que no te avergüences de lo que haces», explicó a Charlie para provocar el aplauso del público y cerrar su cita con La Malagueta.

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