La falsa rivalidad de las divas Rosario Pino y María Guerrero

«Esa rivalidad nunca fue verdad, sino un engaño», asegura tajante Inglada, que insiste en que esa supuesta rivalidad entre ambas estrellas fue más artificial que real. «Y la mejor prueba es que cuando Guerrero muere, su marido y empresario teatral, Fernando Díez de Mendoza, escoge a Rosario Pino para que la sustituya como primera actriz», señaló el biógrafo, que en la presentación de ayer estuvo acompañado por el actor Emilio Gutiérrez Caba, autor del prólogo y que recordó que la actriz malagueña fue compañera en numerosos repartos de su tía-abuela, Leocadia Alba.

'Paraíso y ocaso' parte de los comienzos de Rosario Pino en el barrio de Capuchinos y sus primeras clases de declamación con José Ruiz-Borrego, con el que siempre mantuvo relación y correspondencia. «Él fue su maestro en Málaga y no Díaz de Escovar como se afirmaba», aclara Rafael Inglada, que persigue el rastro de la malagueña con su formación en Barcelona y se éxito como actriz en Madrid, donde fue primera actriz de los teatros Lara y la Comedia. «En su época la consideraban la Sarah Bernhardt. española y era famosísima en toda España porque entonces el teatro era la televisión de la época», explica el autor del libro sobre su protagonista, que fue la gran promotora de la comedia francesa en las tablas de nuestro país y llegó a tener su propia compañía con la que no sólo recorrió los escenarios nacionales, sino también de América Latina, donde llegó a realizar cinco giras.

Pino fue una actriz popular, pero también prestigiosa. Jacinto Benavente consideraba que era la única que podía estrenar sus obras, mientras que los hermanos Álvarez Quintero o Azorín la buscaban para llevar a escena sus textos. Estuvo casada con el actor valenciano Fernando Gonzálvez, pero tras unos años se separaron y siguió volcada en su carrera. «Fue una vida entregada al teatro, del que decía que se iba a retirar por problemas de salud, pero nunca lo hizo», admite Inglada, que añade que la malagueña estuvo en activo hasta su muerte en 1933 por unas fiebres. Tenía 63 años.

En Málaga siempre tuvo su casa en el Teatro Cervantes –muy cerca de la vivienda de su niñez en calle Refino–, donde actuó pocos meses antes de su fallecimiento, aunque su gran momento lo vivió sobre las tablas del auditorio cuando se le nombró Hija Predilecta en 1914. «Entonces estaba en su apogeo y era la mejor actriz de España», cuenta su biógrafo, que ha dedicado cuatro años a la investigación de esta mujer con la que al fin se salda una deuda.«Este libro es una reivindicación de su trayectoria y legado, pero también del duro oficio de la interpretación en aquella época y del papel de la mujer trabajadora en la España de comienzos del siglo XX», sostiene Inglada, que también incluye en su biografía el perfil de diva de la malagueña. «Viajaba con un hábito de monja por si la muerte le sorprendía de gira para que la amortajaran con esa ropa y la vieran como ella quería», revela.