De la América profunda a la fiesta en Studio 54: una exposición en Málaga documenta el siglo XX en Estados Unidos
El Museo Carmen Thyssen reúne más de 80 fotografías que recorren la vida urbana, los contrastes sociales y la cultura popular
Rocío Nadales
Miércoles, 16 de julio 2025, 14:53
El Museo Carmen Thyssen Málaga inaugura 'American People. Fotografía documental americana (1930-1980)', una exposición que reúne más de 80 imágenes de once autores fundamentales ... en la historia de la fotografía del siglo XX. La muestra podrá visitarse hasta el 13 de octubre y se presenta en dos espacios del museo, la Sala Noble y el Espacio ArteSonado. La colección pertenece a José Luis Soler Vila, que ha colaborado anteriormente con el museo, y ha sido cedida temporalmente por Susana Lloret, viuda del coleccionista.
Este proyecto es un recorrido por la historia visual de Estados Unidos desde sus calles, sus rostros o sus contradicciones. Una muestra que ofrece escenas cotidianas, retratos robados, fiestas frenéticas y silencios urbanos. Imágenes que, en palabras de Lourdes Moreno, directora artística del museo, «hablan solas». El comisariado de esta exposición ha estado a cargo de Bárbara García y Alberto Gil, que han trabajado en los archivos de la colección para construir un relato coral que va mucho más allá de la estética.
Desde los años treinta hasta los ochenta, la exposición revela cómo la fotografía documental fue evolucionando al ritmo de las ciudades, de la técnica, de los conflictos sociales y de las propias inquietudes de quienes estaban detrás de la cámara. «La llegada de la cámara de 35 mm fue determinante porque el fotógrafo gana autonomía y lo cambia todo», explica Moreno.
Las imágenes seleccionadas incluyen a firmas esenciales de la fotografía del siglo XX como Walker Evans, Robert Frank, Helen Levitt, Imogen Cunningham, Lee Friedlander o Anthony Hernández. Entre los once autores, sólo tres son mujeres, una proporción reveladora que también forma parte del mensaje de la exposición. La muestra no fuerza su presencia, pero sí la reivindica. Porque ahí están Helen Levitt con su mirada humanista y poética del extrarradio neoyorquino, Susan Meiselas retratando a las strippers de feria desde dentro, o Imogen Cunningham desafiando los estereotipos de la fotografía femenina en pleno siglo XX.
De Helen Levitt se destaca una fotografía tomada en el extrarradio neoyorquino, donde los niños juegan ajenos a la cámara pero atravesados por el contexto. Susan Meiselas, por su parte, presenta su ya célebre serie 'Carnival Strippers', un trabajo que muestra la vida de las strippers de feria de los años 70, con imágenes que no solo retratan el escenario sino también a quienes las observan. «Ahí hay una doble mirada, una denuncia, pero también un cuidado por la dignidad de las retratadas», explica la directora.
Entre las piezas más icónicas, sobresale la fotografía de Marilyn Monroe tomada por Garry Winogrand durante el rodaje de 'La tentación vive arriba' en 1955. Un instante congelado que ya forma parte del imaginario colectivo. Pero la exposición no se detiene en el mito, sino que lo contrapone con imágenes de barrios marginales, lugares abarrotados o rostros solitarios, como los de Louis Faurer o Robert Frank, que captaron la vulnerabilidad del individuo en mitad del bullicio.
La exposición avanza como una película sin voz en la que las ciudades se llenan de vida. La cámara de Walker Evans se detiene en los agricultores tras la Gran Depresión. Louis Faurer, Robert Frank o Lee Friedlander optan por lo urbano, por la psicología de los individuos atrapados en el vértigo de las calles. Y luego está Tod Papageorge, que en el Espacio ArteSonado nos cuela en el mismísimo Studio 54 de Nueva York.
Aquel club nocturno fue un universo propio. Entrar era un privilegio reservado a muy pocos. Mick Jagger cortó la cinta inaugural. A la semana, Bianca Jagger entraba a caballo para celebrar su cumpleaños. Diseñadores como Valentino y Carolina Herrera aparecen en las imágenes junto a personajes extravagantes, drag queens y noctámbulos que bailaban bajo luces de neón.
Papageorge no entró por fama. Entró gracias a un contacto, inspirado por Brassaï y su mirada sobre el París nocturno. Con su cámara de medio formato, registró no sólo la fiesta, sino el exceso y las diferencias sociales. Se muestra un ambiente «absolutamente liberal», como recalca Lourdes Moreno.
Detrás de cada imagen hay una historia. Pero también un trabajo minucioso de selección, conservación y documentación. Carmen Martínez y Carmen Ruiz han sido las encargadas del registro de cada obra, un detalle técnico que rara vez se menciona pero sin el cual exposiciones como esta no serían posibles.
American People no ofrece respuestas ni impone una visión única. Esta exposición pretende ayudar a comprender que la fotografía documental, más que congelar el tiempo, lo reconstruye. «Esta exposición habla de los fotógrafos, de sus procesos, de la importancia de salir a mirar», explica Lourdes Moreno. La directora artística del museo citó a Harry Callahan para cerrar el sentido de esta muestra con una frase que sigue vigente para quien documenta el mundo con una cámara: «Para ser fotógrafo uno debe fotografiar. Ningún libro ni seminario puede sustituir al hecho de hacer fotos. La experiencia es la mejor enseñanza. Solo el camino importa».
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