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Están bajo la permanente amenaza de desalojo, con el edificio clausurado para actividades públicas e inmersos en una maraña legal que dura ya casi 18 años. Para el Ayuntamiento de Málaga, La Casa Invisible ha ocupado de forma ilegal un edificio del centro y tiene ... que abandonarlo para que sea rehabilitado y puesto a disposición de otros proyectos culturales. Pero la perspectiva cambia (y mucho) cuando se abre el foco. Para el Ministerio de Cultura, La Invisible es un espacio artístico aliado, una de las 24 sedes elegidas para la realización de proyectos de creación e investigación en una potente convocatoria de ayudas públicas anunciadas recientemente en el BOE.
El centro sociocultural de la calle Nosquera es, además, el único malagueño que el Gobierno incluye en esta propuesta. Mientras en Málaga les cierran las puertas institucionales (no hay diálogo con el Ayuntamiento desde hace ya casi dos años), en Madrid les valoran y les tienen en cuenta. Es la eterna paradoja de la Invisible, un absurdo que demuestra que el debate es más profundo de lo que a veces parece.
«Para nosotros es importante. Estamos pasando de una serie de apoyos que tienen que ver con manifiestos, con firmas y con la explicitación del reconocimiento a realmente colaborar y producir», detalla Florencio Cabello, uno de los portavoces del colectivo.
Ángeles Albert de León, directora general de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, les convocó en el Ministerio para comentarles la propuesta hace unas semanas, recién llegados del Van Abbemuseum de Eindhoven (Holanda), donde presentaron el proyecto de Arte Útil vinculado con la rehabilitación del edificio que lideran Libia Castro y Ólafur Ólafsson. Es «un paso más» que les pone al mismo nivel, en una relación de «tú a tú» con instituciones oficiales como el Centro de Creación Contemporánea C3A de la Junta de Andalucía en Córdoba, el Espacio Turina del Ayuntamiento de Sevilla, la Fundación Miró Mallorca en Baleares, la Tabakalera Centro Internacional de Cultura Contemporánea de Guipúzcoa, la Fundación M.ª José Jové de La Coruña y otros 18 centros culturales.
Serán las 'casas de acogida' a disposición de los artistas que opten a estas pioneras ayudas a la creación, investigación y producción de proyectos artísticos en residencia, incluidas en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno. Están dirigidas a creadores contemporáneos, españoles o residentes en España sin límite de edad, que produzcan obras en cualquier formato (físico o performativo) o que propongan una investigación o experimentación sobre el ámbito creativo.
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La cuantía económica es más que interesante: recibirán una dotación mensual para la manutención de 1.300 euros, que llegará hasta los 1.800 en el caso de que el espacio de residencia no tenga un alojamiento acondicionado (como sucede en La Invisible); y contarán con hasta 20.000 euros para la producción de los proyectos. Además, se podrá acceder a ayudas para el transporte de materiales y el desplazamiento al nuevo lugar de residencia.
La duración máxima del proyecto será de aproximadamente diez meses, en ningún caso más allá del 1 de junio de 2026. La idea es que los artistas se asienten y se integren durante una temporada en el territorio de acogida, promoviendo incluso la conciliación familiar en el caso que sea necesario.
Los aspirantes deberán elegir tres posibles instituciones colaboradoras del listado que se les ofrece en el anexo de las bases –donde está La Invisible– o proponer una nueva que responda a los requisitos que se exigen desde Cultura. Estos son: ser una institución, pública o privada, dedicada a la cultura y a la gestión de proyectos artísticos con, al menos, cinco años de experiencia; poder ayudar a proporcionar a la persona beneficiaria, un espacio con las condiciones materiales adecuadas para la ejecución del proyecto y para el alojamiento; y tener capacidad de proporcionar atención, asesoramiento y seguimiento para el desarrollo del proyecto, así como de integrar a las personas beneficiarias en el entorno cultural local.
En La Invisible (también en el Ministerio de Cultura) son conscientes de su situación, del conflicto abierto que mantienen con el Ayuntamiento y de las limitaciones que eso conlleva. Pero hacen de lo que podría entenderse como una debilidad su fortaleza. Creen que La Invisible puede ser una opción atractiva para artistas comprometidos con el Arte Útil, como el proyecto que desarrolla la Casa desde hace dos años que convierte su rehabilitación en una obra artística. Además, son expertos en tejer redes de colaboración en Málaga y sobre todo fuera de Málaga, desde museos como el Reina Sofía de Madrid a centros extranjeros como la Fundación Mondrian, que les ha concedido financiación europea para seguir. «En Málaga tenemos un conflicto, pero fuera de Málaga tenemos una buena proyección», resume Cabello.
Una comisión de valoración evaluará los proyectos que se presenten, incluida su viabilidad económica. Los candidatos que pasen a una segunda fase serán convocados para una entrevista donde defenderán su proyecto y a la que podrán asistir los miembros de las instituciones cómplices.
Una vez acabada la residencia, parte de la obra producida será enviada a Tabacalera en Madrid para participar en una muestra en la que se exhibirán los resultados del programa. Las bases ya están publicadas en el BOE y el plazo para realizar la solicitud se abrirá en los próximos días.
Y mientras esto sucede, la Invisible sigue en un limbo jurídico, en una situación de cesión en precario, con una orden de desalojo que el Ayuntamiento podría ejecutar en cualquier momento (cuando reciba la autorización judicial, si no la tiene ya) y con un nuevo frente abierto en el proceso de rehabilitación de la casa. El colectivo concurrió en secreto en el concurso para la reforma de los edificios de la calle Nosquera convocado por el Instituto Municipal de la Vivienda. Lo hizo como parte de la propuesta de Yamur Arquitectura y Arqueología, la empresa que quedó en segundo lugar en la licitación de la redacción del proyecto y que paralizó todo el proceso al interponer un recurso a la adjudicación, ganada por Fresneda & Zamora.
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