'Alter Ego', el espíritu libre del flamenco planea sobre el Cervantes
El espectáculo ideado por Patricia Guerrero y Alfonso Losa da inicio a un prometedor ciclo de danza, con Paula Comitre a un nivel artístico muy alto
Hay varios factores que pueden hacer que las personas con trastorno de identidad disociativo cambien entre diferentes realidades. Estos pueden incluir estrés, recuerdos, emociones fuertes, ... impresiones sensoriales, consumo de alcohol y drogas, eventos o situaciones especiales. En 'Alter Ego' se introduce el concepto de flamenco como interruptor que lleva a la búsqueda de algo nuevo.
Este lunes, el espectáculo ideado por Patricia Guerrero y Alfonso Losa dio inicio a un ciclo de danza que se estirará a lo largo de octubre, dejando sensaciones agradables y prometedoras. El telón se abre y muestra una escenografía minimalista. Cuatro sillas y cinco intérpretes. El peso recae sobre los dos bailaores, el propio Alfonso Losa y Paula Comitre. Acompañados al cante por Sandra Carrasco, el desarrollo de la coreografía da lugar al alumbramiento de una nueva identidad, o si se quiere decir de otra manera, una tercera persona.
La indagación comienza de manera pausada y lenta, con Losa y Comitre alternando sus apariciones. El oficio de Losa queda patente desde el principio, con movimientos intensos, un fuerte zapateo y algunos centelleos espasmódicos.
El espectáculo, que dura algo más de una hora, adquiere otro relieve cuando entra en juego Comitre. Ambos se funden en una coreografía milimétrica de cuerpos entregados y contorsionados.
Para el profano, el flamenco se dibuja como ese espíritu libre y ayer planeó sobre un Cervantes que presentaba una entrada aceptable para un lunes 'post-puente', de los que ya parecen moverse con cierta pereza otoñal.
'Alter Ego' dispone herramientas para cautivar a un público que no tiene que ser experto. Gestos rápidos y precisos, antebrazos que parecen estiletes cortando el aire y un dominio corporal de los bailaores que convierte al cuerpo de uno mismo en un saco sin identificar.
Todo discurre sin interrupción, pero hay una segunda parte sentida en la que se detecta un registro más intenso. A destacar los diversos encuentros entre Losa y Comitre. Primero los bailaores se 'citan' desde lejos para luego dar en mitad del escenario. El resultado es una fricción. Ese tipo de fricción que produce piel de gallina.
Al final, resulta comprensible que 'Alter Ego' cosechó el premio de la crítica y del público en el Festival de Jerez. Sin una experimentación excesiva, que siempre tiene el riesgo de dejar fuera al espectador más generalista, muestra la profundidad necesaria para cautivar. Una larga ovación del público, puesto en pie, lo corroboró.
Las últimas palabras tienen que ser para la iluminación. Fue sobria y suave, confirmando que la iluminación en el teatro es un poco como el cepillarse los dientes. Una pasta de dientes barata deja un regusto insípido e insulso. Cuando es buena es inevitable marchar con una bonita sonrisa.
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