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Tiene el tupé y la pose de Danny Zuko, pero no se confundan: «Yo ya soy el papá de Danny Zuko», bromea Adrián Lastra. El actor vuelve al musical con 'Grease', un clásico versionado por David Serrano donde asume el rol de maestro de ceremonias ... en la piel de Vince Fontaine, el locutor de radio que conduce el concurso de baile en el Rydell High School. Una producción con que la se instalará en Málaga del 24 de enero al 16 de febrero, con funciones de martes a domingo en el Teatro del Soho CaixaBank. Pero esta no es una obra más de una extensa trayectoria, representa su vuelta a la actividad tras el aparatoso accidente de moto que sufrió el pasado verano. «Desde ese día me replanteé muchísimas cosas».
–Es Vince Fontaine en 'Grease', pero si me dice que hace de Danny Zuko me lo creo también.
–Bueno, yo ya soy el papá de Danny Zuko (risas). La gente está acostumbrada a que en la película todos los actores tenían una edad más avanzada a la de los personajes, pero en este caso no. David Serrano, el creador, el director y el adaptador de la función, hizo un elenco con la edad real de los personajes en la ficción. Hay chavales que cuando se estrenó la producción tenían 18 años. David ha hecho un trabajo maravilloso con ellos. Yo me subí a un tren que ya estaba en marcha, la función ellos la tenían súper rodada. Y fue complicado para mí porque venía de un accidente de moto, con lo cual tenía que ir con una bota ortopédica y con bastón…
–¿Cuánto tiempo había pasado desde el accidente cuando se incorporó?
–Fue un mes antes. Empecé con guantes de cuero porque tenía los dedos llenos de puntos, el pie con agujas por fuera y con un bastón para caminar.
–¿Y cómo está ahora?
–Muy bien, en plenas facultades. Si me dices, oye Adri, vuelve a hacerte el 'Pole dance' de 'El desafío', pues a lo mejor me va a costar un poco más el agarrarme, pero puedo hacerlo todo.
–Imagino que cuando uno pasa por un accidente así le hace replantearse muchas cosas.
–Te hace pensar en lo que deberíamos de pensar diariamente: aprovecha el día, aprovecha la vida, que de repente tienes un susto y tu vida te cambia. Desde ese día me replanteé muchísimas cosas.
–¿Afronta la vida de otra forma?
–Sí, afronto la vida desde la tranquilidad. Yo siempre he sido muy impulsivo y muchas veces esa impulsividad hace que no disfrutes del todo porque estás viviendo en un pico. Pero se puede vivir en una tranquilidad donde me permito el lujo de pegarme el 'picazo' e irme arriba del todo; pero lo que más me gusta hoy por hoy es disfrutar la cotidianidad, el día a día, disfrutar del aburrimiento, disfrutar de estar solo. Y sobre todo me ha cambiado en lo que no me apetece.
–¿Qué no le apetece?
–Pues no me apetece gastar tiempo en momentos que no me aportan nada. Por ejemplo, te vas a cenar con un grupo de gente, te tomas una cerveza, cenas algo... Pero luego la cola, que es la copa, ya me la quito. Hasta donde te apetezca. Llevo años sin tomar copas, soy una persona muy sana. Nunca me he ido a los mundos más oscuros de drogas ni nada. Nunca en mi vida. Pero el accidente me ha hecho pensar mucho. Hay muchas veces que se piensa en las respuestas a preguntas, pero nos olvidamos de pensar las preguntas, de tener los cojones para mirarte a un espejo y preguntarte ¿cómo estás?, ¿estás?, ¿estás feliz?
–Porque la respuesta a lo mejor no te gusta.
–Exactamente. Porque hay gente a la que no le gusta la respuesta. La vida que llevas, ¿qué? La pareja que tienes, ¿qué? ¿Bien?, ¿de verdad? Hay gente que le da muchísimo miedo, por eso las redes sociales triunfan tanto.
–¿Por qué?
–Porque la red social no es el espejo real de la vida. Es lo que quieres que la gente vea de ti en algún momento. Tanto para lo bueno como para lo malo. Porque también la gente enseña mucho un drama, porque sabe que funciona. Yo he aprendido a preguntarme y a decir, vale, estás en la mierda. No pasa nada. Muchas veces tienes que saber a qué huele un poco la mierda para poder disfrutar un buen plato. La vida no es rosa, existe toda la gama de colores. Los bonitos, pero también los marrones, los grises, los negros...
–Y en su profesión especialmente.
–Es una profesión donde la primera palabra que recibes siempre es un 'no'. De 20 cosas que tengas, 19 van a ser no. Si tienes suerte de que sean 19 y no 20. ¿Cuánta gente con mi edad, con 40 años, lleva queriendo ser actor o actriz desde que tiene 15 años y no y no y no?
–Y gestionar el hecho de que, a pesar de que hagas muy bien un trabajo, después puede que no haya nada más.
–Claro, es que nosotros vivimos todo el rato en el bordillo. Incluso la gente que está en auge, no sabe si después de la curva volverá a haber calle o un precipicio. A mí me gusta mucho vivir en el precipicio, esa dopamina que te da la adrenalina del qué viene ahora. Pero hay que ser consciente de que en este oficio la memoria es muy corta, tanto para lo bueno como para lo malo. Es muy difícil tener un reconocimiento para el público grande. La gente espera hacer todo el rato 'La casa de papel' u 'Ocho apellidos vascos'. Y pasarán años hasta que se vuelva a repetir.
–Volviendo a 'Grease', ¿cuál es su papel? Porque su personaje en el musical adquiere un mayor protagonismo que en la película.
–Sí. Es otra dimensión. La gente que haya visto la película conoce a Vince Fontaine como el locutor de radio famoso que presenta el concurso de baile y ya no tiene nada más. Y lo que ha hecho David Serrano es convertir a este personaje en un maestro de ceremonias que va narrando y lanzando preguntas a los espectadores. Hay gente que reflexiona mucho por los monólogos que tiene este personaje. Es muy cómico, te da libertad para poder jugar y para que el público llore de risa. Para mí tiene el número más agradecido.
–¿A las nuevas generaciones hay que explicarles lo que es 'Grease'?
–Hay mucha gente que no ha visto la película, se estrenó en 1978. Pero todos esos niños han escuchado alguna vez 'Greased Lightnin' y han cantado 'Summer nights'. Y tampoco hace falta que conozcan la historia para ir a verla.
–¿Ha envejecido bien? Al final es la historia del empoderamiento de una mujer.
–Exactamente. Hablamos del poder de la mujer, del poder de la amistad y del poder del amor. Y es entretenimiento puro. Es una función para divertirse, para disfrutar, para bailar y para cantar. Y hay mucha gente a la que también le hace reflexionar, ¿por qué no vivimos el presente?, ¿por qué todo el rato pensamos en el pasado? Hay una frase en el musical que dice Vince Fontaine que es: «Un día estás en el instituto y de repente cierras los ojos y cuando los vuelves a abrir tú no sabes qué ha pasado, pero ya han pasado 20 años y ya eres una persona diferente».
–La denuncia de un actor en los Premios del Teatro Musical, Roc Bernadí, puso el foco hace no mucho en la precariedad del sector. ¿Usted lo ha vivido?
–Yo ya tengo el culo pelado. Yo he resbalado y he caído por ese barro de hacer 14 funciones a la semana, de hacer infantiles, tardes y noches. Y funciones que duraban cuatro horas y media por la mitad del dinero que se está cobrando ahora por convenio. Entiendo que se tenga que luchar. Pero incluso cuando empecé con 21 años, trabajando desde las 10 de la mañana hasta las 12 y media de la noche, agradecía lo que hacía. Porque si miraba para atrás, la cola que había era muy fuerte. Y si hay algo que no te gusta, hay que ser valiente también y decir no puedo. Si no quieres trabajar mucho, no hagas teatro musical. Pero respeto absolutamente todo, las quejas y las denuncias, porque además el teatro musical es el género más infravalorado. Es muy difícil que te den una oportunidad en una serie cuando haces teatro musical.
–Usted ha conseguido romper esa barrera. Hace cine, televisión, musical...
–Sí, lo he conseguido, pero somos una minoría. Yo soy muy currante y no he parado desde que tengo 20 años.
–Muchos no se atreverían a dar el paso que usted dio de participar en programas de televisión como 'Bailando con las estrellas' y 'El desafío'.
–Me planteé qué iba a pensar la profesión, pero me lo ofrecieron justo la semana en la que falleció Itzíar Castro. Y pensé, ¿y yo voy a estar preocupándome por si Almodóvar no me va a coger porque haga 'Bailando con las estrellas'? Si Almodóvar te quiere llamar, te va a llamar. Hagas 'Bailando con las estrellas' o un anuncio de Nestlé. ¿Por qué un 'instagramer' puede actuar y yo como actor de teatro musical no puedo bailar?
–¿Qué será lo próximo?
–Empiezo el rodaje de una película en marzo. No me puedo quejar. Ahora, nadie regala nada. Mucha gente me ha preguntado quién fue mi padrino. ¿Mi padrino? Mi padre, que era un currante de Vallecas chapista, que tiene una inmobiliaria desde hace 20 años. Ese es mi padrino, el que me dice las cosas buenas y también las malas.
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