La pasión por Picasso se desborda en Río
La exposición en torno al artista y la modernidad española recibe más de 280.000 visitantes en apenas un mes
Antonio Javier López
Domingo, 2 de agosto 2015, 20:08
Instrumentos de música sobre una mesa está sola en una sala pintada de violeta. Nada distrae, todo parece confabularse para envolver al visitante que se ... coloca frente al cuadro alumbrado en el verano de 1924. «Lo habitual es lo rutinario, adaptar el proyecto al nuevo espacio», reflexiona, como quien piensa en voz alta, el catedrático malagueño Eugenio Carmona, que ha tomado justo la dirección opuesta a ese conformismo para presentar la exposición Picasso y la modernidad española con otros ojos, con otras miradas, en la sede de Banco de Brasil en Río de Janeiro. Y la respuesta del público ha sido más que entusiasta: el montaje ha superado las 280.000 visitas en apenas un mes. Y aún quedan cinco semanas por delante.
Sin caer en la tentación del juicio al peso, Carmona celebra la buena acogida de la exhibición, que suma un nuevo éxito a su estreno en Florencia hace casi un año y a su escala en Sao Paulo anterior a su desembarco en Río. «La muestra ha recibido a más de 280.000 personas y el público es cada vez más numeroso. Es la primera vez que una exposición tiene colas durante toda la semana», se felicitan desde Expomus, la empresa de gestión cultural que desarrolla el proyecto para Banco de Brasil.
Así, Picasso y la modernidad española reúne un conjunto de 80 piezas que encuentra como eje central la obra del malagueño, a partir de la cual se tienden puentes con autores como Juan Gris, Joan Miró, Julio González, Salvador Dalí, Óscar Domínguez o Antoni Tàpies. La ambiciosa iniciativa bebe de las colecciones del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y ha sido posible gracias a la colaboración de Banco de Brasil, la Fundación Mapfre, Bancaja, la Fundación ICO y Expomus.
«En Río de Janeiro se ha redefinido el proyecto respecto a los montajes anteriores, no tanto en lo relativo a los temas, como en las asociaciones entre las obras. Además, se han intercalado en el recorrido un vídeo sobre el Guernica y películas en torno a Picasso», argumenta Carmona.
Asociaciones imprevistas
El comisario de la muestra ha buscado «nuevas asociaciones que fueran imprevistas, que no obedecieran al guión original, una vez vistas las exposiciones en Florencia y Sao Paulo, pensando que había piezas que podían dialogar de otra manera», apostilla Carmona. De este modo, la parada en Río ofrece novedades como una pared dedicada a la melancolía dentro de la sección Picasso variaciones, salas pintadas en diferentes colores en función de las piezas que acogen o los dibujos intercalados en el apartado sobre el minotauro y el monstruo.
«El espacio de Río es muy monumental y ha favorecido que el montaje ofrezca esa misma impronta. La exposición se fija en las figuras individuales que vienen a modificar las narrativas sobre el arte moderno, como es el caso de Julio González, Solana o Val del Omar, en vez de intentar plegarse a las narrativas convencionales», glosa Carmona. Y en Florencia, en Sao Paolo y, ahora, también en Río, el público ha demostrado que responde a la llamada de la creatividad en el arte y en la manera de contarlo.
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