Borrar
Su hijo le corta la coleta en Sevilla el 1 de mayo de 2006.
El toreo llora la muerte de Manzanares

El toreo llora la muerte de Manzanares

El diestro alicantino falleció repentinamente a los 61 años en su finca de Cáceres, donde vivía retirado

Antonio M. Romero

Miércoles, 29 de octubre 2014, 01:31

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La tauromaquia está de luto por la repentina muerte, a los 61 años, de José María Manzanares. El cuerpo sin vida del diestro alicantino fue encontrado en la mañana de ayer en su finca de Campo Lugar (Cáceres), donde residía retirado desde que se cortó la coleta definitivamente en 2006. La noticia de su óbito causó un gran impacto en el mundo del toro, que llora el fallecimiento de una de las grandes figuras de las últimas décadas, un maestro de maestros como le definieron los profesionales, y un referente taurino para los profesionales del toro.

Manzanares (Alicante, 1953) falleció «por causas naturales», según informó su familia en un comunicado remitido a Efe. Hijo del banderillero Pepe Manzanares, tiene tres vástagos: el matador de toros y figura en activo José María Manzanares, quien anoche tenía previsto regresar a España desde México, afirmó en su Twitter: «Destrozado de dolor por la muerte de mi papá. Os doy las gracias por vuestros mensajes y os mando besos»; el rejoneador Manuel Manzanares; y su hija Resurrección.

Torero clásico, de un gran temple, despaciosidad, profundidad y clase, dotado de una prodigiosa calidad artística y de una gran técnica, José María Manzanares protagonizó una larga y densa trayectoria desde que tomó la alternativa el día de San Juan de 1971 en su ciudad natal de manos de Luis Miguel Dominguín con El Viti como testigo hasta su adiós en La Maestranza de Sevilla la tarde del 1 de mayo de 2006 cuando su hijo le cortó la coleta y los toreros que ese día asistían como espectadores en el tendido lo sacaron a hombros por la Puerta del Príncipe en un claro ejemplo de admiración.

Entre ambas fechas, las épocas de miel con triunfos apoteósicos como sus tres salidas a hombros de Madrid, su liderazgo en el escalafón, su imprescindible presencia en las ferias de España y América y sus memorables faenas llenas de toreo eterno, se combinaron con otras de hiel e irregulares marcadas por el ostracismo, los ataques de una parte de la crítica y los vaivenes de su vida personal.

Sus personales chicuelinas de mano baja, su buen manejo del estoque a la hora de matar, sus pases de pecho y la cadencia y el gusto de su toreo con la muleta es, según quienes le vieron torear un gran número de tardes, parte de la impronta en la tauromaquia que deja José María Manzanares, considerado un heredero estilístico de Antonio Ordóñez y Paco Camino y que estaba en posesión de la Medalla al Mérito en las Bellas Artes.Para algunos aficionados ha sido el único diestro no andaluz cuyo toreo les pegaba un pellizco en los tendidos.

Relación con Málaga

José María Manzanares mantuvo una intensa relación con Málaga, provincia en la que, según el dietario taurino de Antonio Picamills, toreó en 73 corridas de toros, la mayoría de ellas (33) en la capital. Su última actuación en La Malagueta fue en la tarde del 15 de agosto de 2005 para darle la alternativa a David Galán hijo de su amigo Antonio José Galán en presencia de César Rincón y toros de Núñez del Cuvillo. Obtuvo silencio y pitos. El alicantino está en posesión de dos Capotes de Paseo (1984 y 1993), trofeo que concede el Ayuntamiento de la capital a la mejor faena de la feria taurina.

En 1996 logró el Estoque de Plata que concede la Diputación Provincial por su actuación en Antequera. Manzanares hizo el paseíllo en diez Goyescas de Ronda, plaza en la que el 16 de julio de 1988 se encerró en una corrida concurso con seis toros e indultó al toro Peleón de Guardiola, un bravo animal que tomó cuatro varas.

Otra de sus grandes actuaciones en la provincia tuvo lugar en la plaza de toros de Puerto Banús el 2 de agosto de 1997 cuando brindó una gran noche de toros junto a Curro Romero y Rafael de Paula.

Aficionado al flamenco tenía predilección por Camarón y El Turronero, llevó en su cuadrilla durante cuatro años al picador Pepillo de Málaga, quien ayer afirmó: «Ha sido uno de los grandes toreros de esta época. Cuando me dijeron que había muerto se me cogió un nudo en la garganta y solté unas lágrimas».

«Ha toreado como todos soñamos torear; era un espejo en el que mirarse. Estar anunciado con él en un cartel, y yo lo estuve en cinco tardes, era un acontecimiento», relató el matador malagueño Salvador Vega. Su compañero David Galán dijo en Twitter: «Hoy se nos va uno de los grandes».

José María Manzanares, a quien hace años era habitual verlo en el restaurante Antonio Martín y poseía la medalla de oro de la Asociación Malagueña de Tauromaquia, tenía una gran amistad con Juan Arias, a quien le dio su segunda alternativa en Nerja en 1983. «Su muerte es una gran pérdida. Se va el mejor torero de las últimas décadas», destacó un emocionado Arias.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios