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María Donoso
Jueves, 13 de marzo 2025, 19:53
El rugido de los impactos resuena en los entrenamientos. El césped se mezcla con el sudor, los cuerpos chocan con la fiereza de quienes saben que la gloria no se regala, sino que se pelea. El equipo masculino de rugby de la Universidad de Málaga está afinando su maquinaria para el Campeonato Andaluz Universitario (CAU), una batalla donde solo los más fuertes, los más unidos, los más valientes, podrán alzarse con la victoria.
Pablo Torres, el entrenador del equipo, lo tiene claro: «Entrenamos miércoles, y ahora intentaremos añadir los lunes. Sabemos que nos enfrentamos a rivales fuertes como la Universidad de Granada y Sevilla, pero nuestro objetivo es estar en la lucha por los tres primeros puestos». A diferencia de otros equipos, el de la UMA se forma con jugadores de diferentes clubes, una mezcla de talentos que, lejos de ser un obstáculo, ha resultado en una hermandad inquebrantable. Aquí no hay rivalidades, solo compañeros que comparten una misma meta. «Al final, somos todos chicos de la misma edad, hemos jugado muchos años unos contra otros y terminas haciendo amigos. Ahora somos un solo equipo, tenemos que empujar juntos», explica Facundo Ricciardi, estudiante de Marketing y uno de los jugadores clave del conjunto.
La cohesión es la base del rugby, un deporte donde no se avanza solo, sino con el apoyo inquebrantable del equipo. En cada scrum, en cada ruck, los jugadores de la UMA se impulsan unos a otros, con la convicción de que solo unidos podrán derribar los muros que les separan de la gloria. «Hombro con hombro, hasta el final», afirma Ricciardi.
Pedro Estévez, estudiante de Matemáticas y otro de los pilares del equipo, destaca la pasión que los mueve: «Venimos a entrenar porque queremos, no porque nadie nos obligue. Eso se nota en cada sesión. Todos tenemos ganas de ir al CAU, de jugarlo, de ganarlo y luego, si todo sale bien, soñar con el Campeonato de España». El reto es enorme. Más allá del CAU, la posibilidad de jugar a nivel nacional es un sueño que motiva al equipo, aunque saben que la diferencia de nivel entre un torneo andaluz y uno español es abismal. Pero en el rugby, el desafío no es un obstáculo, sino un motor.
Pero más allá de la competición, este equipo representa algo más que una suma de catorce jugadores: es el reflejo de la esencia del rugby. Respeto, sacrificio y compañerismo son valores que trascienden el campo y que cada integrante lleva consigo. «No importa de qué club provengan ni cuántos años lleven jugando; cuando visten la camiseta de la UMA, todos son uno solo, empujando en la misma dirección», expresa el entrenador con convicción.
Con el silbato inicial cada vez más cerca, la tensión y la emoción se mezclan en cada entrenamiento. El CAU no solo es una oportunidad para demostrar su nivel, sino una prueba de carácter. Y si hay algo que define a este equipo es que nunca dan un paso atrás. El oval ya está en juego. Que ruja el equipo, que hable el campo.
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