La Universidad de Málaga refuerza su compromiso con el bienestar emocional de sus estudiantes

Este año, el programa ha apostado por siete grandes líneas de trabajo: prevención de adicciones, alimentación saludable y ejercicio, promoción de la igualdad y prevención de la violencia de género, mediación social intercultural, migración y refugio y, por supuesto, salud emocional. África, Helena, Myriam y Estela, cuatro estudiantes de diferentes facultades y disciplinas, se han unido con el propósito de formarse y educar sobre este último, el bienestar emocional. Han llevado su compromiso a diferentes 'halls' de las universidades con la iniciativa de sensibilizar mediante actividades que ellas mismas han creado. 'El mural de la autoestima', una de las dinámicas mejor acogida por los jóvenes, consiste en un espacio en el que todo el mundo puede escribir mensajes positivos en post-its y pegarlos para que cualquiera pueda leerlos cuando lo necesite.

«Todo pasa por algo», «No eres un fracaso», «Sé paciente contigo misma», son algunas de las frases que han quedado en el mural y que se repiten en voz alta. Nacho, estudiante de ingeniería industrial, se sumó después de un examen. «Confía en tu instinto», escribió. El joven explica que a veces solo necesitas a alguien que te recuerde que vales y confiar en ti mismo para un examen como el que acababa de hacer.

Otra de las actividades, 'El espejo', consiste en mirar tu propio reflejo y escribir en el cristal el primer pensamiento negativo que venga a la mente y luego borrarlo, sustituyéndolo por algo positivo. «El hecho de borrarlo simboliza dejarlo atrás», afirma África. Junto a estas dinámicas, los estudiantes reparten folletos con información sobre autoestima y claves para fortalecer autoconocimiento, autoaceptación, autorespeto, etc.

Ampliar

Participar en este programa no es solo una experiencia personal enriquecedora, sino también una oportunidad para sumar seis créditos de libre configuración y quitarte esa asignatura más complicada. Eso sí, son varios meses de implicación, desde la formación presencial, diseñar un proyecto de intervención grupal y por último desarrollar actividades en distintas facultades.

Para África, una de las sesiones más útiles y que más le gustó fue la de prevención del suicido. «No quiero ser la salvadora de nadie, pero al menos quiero saber qué hacer para no cagarla en situaciones complicadas», explica la estudiante. Al igual que esa, hubo muchas charlas relacionadas con la salud emocional que favorecieron a su formación y pudieron ayudar a todas las personas que se acercaron durante esos días a ellas.

El interés por la salud mental en la comunidad universitaria crece, y con iniciativas como esta, la Universidad de Málaga refuerza su compromiso con el bienestar emocional de sus estudiantes, porque sentirse bien no es un lujo, es una necesidad.