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La profesora Laura Triviño, Crónica
La volcánica cabeza de Anselma, rescatada del siglo XIX
Libro

La volcánica cabeza de Anselma, rescatada del siglo XIX

La profesora de la Facultad de Ciencias de la Educación Laura Triviño publica un volumen sobre la figura de Alejandrina de Gessler y Shaw, la primera mujer nombrada académica por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid

Alba Tenza

Martes, 28 de febrero 2023, 13:06

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Su excepcionalidad hace que se le recuerde como una de las piezas más importantes del panorama pictórico del siglo XIX en Europa. Una artista ilustrada que fue capaz de romper esquemas sin apenas ser consciente de ello. Su pseudónimo era Anselma y su nombre Alejandrina de Gessler y Shaw (Cádiz, 1831-1907). Fue mencionada miembro de honor en el Ateneo de Madrid, además de ser la primera mujer nombrada académica por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Previamente en su ciudad natal, en Cádiz, ya la habían nombrado académica también, reconocimientos que suponen algo extraordinario para una mujer artista en el siglo XIX. La profesora de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga Laura Triviño (Cádiz, 1984) presentó el pasado mes de enero, en el Ateneo de Madrid, el libro que trata la figura de esta artista que «como todas las mujeres de la época fue ignorada cultural y artísticamente», reconoce la autora. 'La volcánica cabeza de Anselma. Biografía de la pintora Alejandrina de Gessler y Shaw' (UMA Editorial) es el título de esta biografía, que no es la primera que glosa la figura de la pintora, pero se diferencia a las que ya habían escrito anteriormente.

«Mi libro no es una biografía de datos, lo que yo hago es explicar por qué esta artista era excepcional, contextualizando cómo vivió en su época siendo una mujer», explica Triviño. Esta nueva biografía supone una aportación a la comunidad universitaria y a la sociedad. Un punto de partida para que se pueda seguir investigando tanto a Anselma como a otras artistas de la historia: «Es importante aprender a recuperar y dar visibilidad a las pintoras, aunque no tengamos suficientes obras suyas, porque sí que tenemos otros mecanismos que utilizar para explicar las circunstancias en las que vivían estas mujeres». La biografía de Triviño es un paso más en la recuperación de la vida de esta artista gaditana: «Mi libro es una interpretación más, pero algo más completa porque he querido recuperar y tener una visión muy plural de interpretaciones que se habían hecho de sus obras y de lo que se había hablado de ella a lo largo de este tiempo». Este libro forma parte de la primera tesis doctoral de Triviño, que fue una ardua investigación sobre la pintora Anselma. Ella misma explica que, a pesar de que en los estudios de recuperación de mujeres siempre se habla de «rescatar lo que está oculto», con Anselma se cumplían situaciones excepcionales en el contexto en el que existió.

«En el siglo XIX toda la historia se basaba en varones. A ella, nada más fallecer en 1908, le dedicaron dos biografías, eso es algo extraordinario para una pintora y más en esa época», aclara la profesora. Esto supone un hecho insólito para las mujeres del momento que no podían ser consideradas como pintoras profesionales. En su lugar, se las conocía como «señoras de afición» o «señoras con talento varonil», tal y como cuenta la autora. Anselma fue una mujer muy reconocida, tanto en España como en Francia, pero a quien se le fue olvidando a lo largo del siglo XX. A la autora gaditana le cuesta entender cómo pudo ocurrir eso: «Es irónico que a las mujeres se les está sacando del olvido, pero es que a ella la historia se encargó de olvidarla».

Anselma la pintora

Alejandrina de Gessler y Shaw –hija de Alejandro Gessler, cónsul general de Rusia en España y Aurora Shaw, descendiente de una diferenciada familia de Andalucía— fue en un principio autodidacta, aunque también vivió las lecciones del academicismo de Andalucía que acabaron perfeccionándose con la técnica que aprendió en París en el taller de Gérôme, Lefebre, Bonnat y Charles Chaplin. Sus lienzos procedentes del sur del país fueron una revolución. Se casó con el diplomático francés Charles Lacroix, a quien retrató en una época en la que eso era lo menos común. Desde 1862 hasta 1885 destacó su participación en el Salón de París donde recibió mucho reconocimiento por la crítica. Cádiz siempre estuvo en su esencia y seña de identidad. La ciudad andaluza era, en aquel momento, un lugar donde convivían diferentes puntos de realidad: ser cuna de la cultura occidental y un lugar que aún mantiene los recuerdos de una libertad que vio nacer a 'la Pepa'.

«Cuando empecé a documentarme, me di cuenta que no era extraño que ella fuese de Cádiz con todo el clima que se vivía con la Constitución de 1812, fue uno de los primeros lugares donde una academia de Bellas Artes aceptó la creación de una clase de señoritas», comenta Triviño. Un lugar donde las alumnas iban a aprender a dibujar. A la autora le llamó mucho la atención que, a pesar de no tener constancia de que Anselma fuese alumna de esa academia de Bellas Artes, existiesen académicas ilustres en ella.

Entre las obras rescatadas de la pintora, destacan 'Nacimiento en Tánger, 'La Adoración de la Cruz' o 'La Elocuencia'; las cuales demuestran cómo la artista contribuyó a corrientes del momento como el costumbrismo, el orientalismo o el clasicismo. En sus comienzos, el realismo influenciaba de manera directa aquello que pintaba mediante la representación de campesinas y escenas sociales sobre el día a día de las aldeas francesas. Ejemplo de ello son obras como 'Aldeana de Gaussan' y 'Durante el sermón'. Sin embargo, a lo largo de su carrera no solo pintó cuadros procedentes de su imaginación. Ser copista fue otra de sus características: «Además de las obras propias originadas de sus pensamientos, Anselma fue una gran copista de artistas como Diego Velázquez».

En la imagen superior, la autora firmando su libro en la Sala de la Cacharrería del Ateneo de Madrid.
En la imagen superior, la autora firmando su libro en la Sala de la Cacharrería del Ateneo de Madrid. Crónica

Fulana de tal. Ese fue el pseudónimo con el que Anselma escribió el libro 'Recuerdos de Cádiz y Puerto Real', en el que la artista habla de los recuerdos de su infancia. En esta obra, la artista se refería a los lectores como «futuros modernistas», lo que es un indicio de la previsión que ella tenía sobre cómo serían recibidos sus cuadros en un futuro. «La pintora ya sabía que su obra y ella podrían entrar en diálogo con otras personas tras su muerte», remarca la profesora. Anselma fue una mujer que rompió con muchos tabúes que existían en su época. Por el hecho de ser mujer ya no podía tener la trayectoria que podía tener cualquier hombre. «Merece la pena acercarse a la figura de esta pintora porque se puede observar cómo fue una pintora sin obstáculos, a pesar de que los tendría por ser mujer», reconoce la autora.

Desnudos en el siglo XIX

Ejemplo de la revolución de Anselma fue pintar la figura del desnudo, en lo que destaca su obra 'Juno'. Actualmente, se encuentra en la Sala de la Cacharrería en el Ateneo de Madrid. Por lo que Triviño ha podido leer en su diario, en el que la artista revolucionaria escribía sus pensamientos, «no se aprecia que ella tuviese reparo en ver cómo reaccionaría la sociedad si hiciese un desnudo». Sin embargo, sí que se puede apreciar la forma en la que Anselma enfocó su obra con su elección de representar a la diosa del hogar Juno, en lugar de la diosa Adrodita, más vinculada a lo erótico. Triviño tiene claro que Anselma actuaba a consciencia: «Es muy interesante ver cómo se relaciona una mujer artista con su musa, siendo esto algo asociado a los hombres en ese momento».

Punto de partida

«Cuando fui de pequeña al Museo de Cádiz me llamó mucho la atención que en el catálogo apareciesen cuatro pintoras y que hubiese autoretratos como el de Victoria Martín», recuerda Triviño. A partir de ahí, como investigadora, vio que había información suficiente sobre Anselma como para hacer una tesis completa sobre ella. Dicha investigación pasó desde el Ateneo de Madrid, la Biblioteca Nacional o los archivos de la Real Academia de Bellas Artes de Madrid, hasta París. En una estancia en la capital francesa encontró su testamento en los archivos municipales con cartas de su puño y letra. «Una de las cosas extraordinarias de esta pintora es que recibía remuneración económica por encargos de obras, lo que es un indicador de que era una pintora profesional», aclara Triviño. La ardua investigación de la gaditana sobre Anselma es abierta. Como ella misma considera: «Yo creo que cualquier trayectoria nunca está cerrada porque hay tantas interpretaciones como personas existimos o nos acercamos a su obra».

Laura Triviño es Doctora en Educación y Comunicación Social; en Modernidades Comparadas y en Historia del Arte. Desde muy pequeña le apasionaban las Artes y los animales. Entre sus referentes siempre destaca a Lisa Simpson y Mary Poppins. «Quizás tuviera una Mary Poppins gaditana dentro de mí», reconoce. Ya en su infancia, el gusto por conocer obras de arte de todo el mundo y de todas las épocas se convirtió en un hábito. «Me divertía el reto de saber si recordaba los nombres de títulos y artistas, así empezó mi vinculación con el Arte, aunque más bien hablaría de la Filosofía del Arte», explica la autora al recordar sus inicios. Su amor por el conocimiento le llevó a adquirir posteriormente una formación tan exhaustiva que le llevó a obtener 11 titulaciones universitarias.

«Inicié mi carrera como investigadora especializándome en la teoría del arte feminista, a través de la investigación de pintoras de Cádiz del siglo XIX», explica la autora. Por ello, su primer libro se tituló 'Ellas también pintaban: el sujeto femenino artista en el Cádiz del siglo XIX' (Alfar Universidad), con el cual analizó la presencia de las mujeres como alumnas y pintoras en la Academia de Bellas Artes de Cádiz del siglo XIX. Posteriormente, continuó haciendo un doctorado en la Facultad de Educación que le llevó a seguir la misma línea, pero enfocándose en la estética audiovisual. Con su tesis doctoral 'Literacidad Crítica Feminista. El videoclip Formation de Beyoncé en la formación inicial del profesorado de Ciencias Sociales' se convirtió en Doctora en Educación y Comunicación Social y Doctora en Modernidades Comparadas. Con esta tesis consolidó la teoría de «la literacidad crítica feminista como aracnología educativa». Así se asentaron sus líneas de investigación educativas centradas en un pensamiento creativo y crítico a través de la cultura audiovisual.

«En esa etapa me centraba en analizar la figura de artistas como Beyoncé o Rosalía», comenta. A raíz de ahí, publicó su segundo libro 'Feminist Critical Literacy: From Mainstream Culture to Didactic Produsage' ('Alfabetización crítica feminista: de la cultura dominante al producto didáctico')(Horizontes). Con este libro, la autora explica cómo se puede formar en feminismo al futuro profesorado a través de la cultura audiovisual, «concretamente con los videoclips que tienen millones de visualizaciones».

Con el tiempo fueron creciendo sus ganas de enseñar todo aquello que iba descubriendo. Entre sus objetivos principales a la hora de enseñar, la autora recuerda unas palabras de la escritora Virginia Woolf que siempre enseña a sus alumnos: «No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente». Con esto, Triviño quiere que sus alumnos, futuros docentes, se atrevan a sospechar. Observen la realidad con una mirada crítica e intenten reformular una propuesta alternativa para mejorar esa realidad.

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