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Un miembro del Instituto Geológico y Minero de España, en la zona. Crónica
La UMA utiliza tecnología inédita en el volcán de La Palma

La UMA utiliza tecnología inédita en el volcán de La Palma

El profesor de Física Aplicada Santiago Palanco diseña un instrumento que permite recoger muestras de la lava hasta una distancia de 70 metros

TERESA R. DEL SOL

Martes, 7 de diciembre 2021, 00:03

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Hasta el volcán de La Palma se ha trasladado el profesor del departamento de Física Aplicada de la UMA Santiago Palanco para trabajar con un instrumento inédito sobre unas coladas que llegaban a alcanzar los 80ºC de temperatura. Esta tecnología permite recoger la composición química del volcán a grandes distancias y así poder realizar una interpretación de cómo se comportará.

El viaje a la isla comenzó con una llamada del profesor al Instituto Geológico y Minero de España (IGME), unidad del CSIC, para poner a su disposición un dron que podría ayudarles en su trabajo, sin embargo, muchos de ellos al encontrarse tan cerca de la lava del volcán empezaron a caer y fallar debido sus propiedades magnéticas y a las nubes de ceniza que paralizaban los motores.

Fue entonces cuando el profesor se propuso realizar un instrumento totalmente nuevo en tiempo récord en el que tendría diseñar, fabricar, montarlo todo, probarlo e irse, «el reto más grande ha sido en crear desde cero un aparato en un tiempo de tres semanas de margen», ha contado. Este equipo láser permite realizar un análisis químico a distancia de una sustancia en estado sólido o líquida, a temperatura ambiente o mil grados como le ocurre a la lava del volcán.

Palanco: «El reto más grande ha sido el de crear desde cero un aparato en tres semanas de margen»

Palanco: «Cuando caía la noche despertaba el volcán y es cuando te das cuenta de lo que es aquello»

El instrumento portátil de 23 kilogramos lleva incorporado un láser que permite alcanzar distancias hasta de 70 metros con una potencia de varios millones de soles con el que se volatiliza el material de la superficie y toda la energía que absorbe el láser lo devuelve en forma de luz. «Esa luz contiene la huella digital por decirlo así, de ese material que había ahí. Tú no llegas a tocar la muestra, no tienes que ir a donde está la muestra, si no que el láser va por ti», ha señalado Palanco.

Se trata de un modelo multidimensional para interpretar cómo actuará el volcán, ya que predecir el comportamiento de la naturaleza en los próximos días es algo muy complicado como señalan los expertos del IGME.

Los resultados del análisis ya están en manos del IGME, sin embargo, no es una información que se pueda dar aún pues la vida de los habitantes de allí depende de eso y se trata de interpretaciones. «La gente de allí está muy fastidiada, hay gente que lo ha perdido todo. Esa información hay que manejarla con mucho cuidado. Los resultados de los análisis ya los hemos trabajado y yo se los paso a ellos directamente y ellos son los que le dan sentido a eso. Yo hago un análisis químico a fin de cuentas. Si publicamos será más adelante y en revistas científicas», ha expresado el profesor.

Santiago Palanco realizó primero tres diseños ópticos distintos, ya que no podía arriesgarse a apostar solo por uno y que le fallaran piezas. «Allí voló el diseño más parecido para el que podía tener todas las piezas. Entonces por eso hice tres diseños, fabricas tres, la estructura engloba las tres posibles combinaciones y al final montas para el que tienes», ha explicado Palanco. Este diseño es materializado por el taller mecánico de la UMA en el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) por personal cualificado que realiza el diseño mecánico y fabrica el instrumento, y apenas a un día de salir estuvo terminado.

Otro de los retos era que el instrumento fuera capaz de llevarlo él solo hasta la isla, que no tuviera problemas en la aduana, que se pudiera usar sobre el terreno y cupiera en una mochila para transportarlo. Así con un maletín de 78 kilogramos con equipo auxiliar puso rumbo en avión hasta Tenerife con la incertidumbre de la cancelación de los vuelos por las nubes de ceniza y de ahí hasta el puerto que se encuentra en el sur de la isla para coger un ferry dirección La Palma.

Equipo compuesto por Santiago Palanco, IGME y UME, con el volcán al fondo. Santiago Palanco, junto a un miembro de la UME. Santiago Palanco posa con el instrumento. Crónica
Imagen principal - Equipo compuesto por Santiago Palanco, IGME y UME, con el volcán al fondo. Santiago Palanco, junto a un miembro de la UME. Santiago Palanco posa con el instrumento.
Imagen secundaria 1 - Equipo compuesto por Santiago Palanco, IGME y UME, con el volcán al fondo. Santiago Palanco, junto a un miembro de la UME. Santiago Palanco posa con el instrumento.
Imagen secundaria 2 - Equipo compuesto por Santiago Palanco, IGME y UME, con el volcán al fondo. Santiago Palanco, junto a un miembro de la UME. Santiago Palanco posa con el instrumento.

El profesor ha trabajado como representante de la Universidad de Málaga en colaboración con el Instituto Geológico y Minero de España y junto con la Unidad Militar de Emergencia. El equipo dormía al otro lado de la isla y cada día un vehículo los recogía para llevarlos al Puesto de Mando Avanzado ubicado en una zona rural donde se encuentran la Guardia Civil, UME y Policía canaria, allí una caravana y voluntarios les daban comida gratis. «Había un momento que se acababa la carretera, a un lado había un aljibe, gallinas, correteando por allí que seguían vivas, pero muertas de hambre las pobres, ruinas de casas que asomaban de la colada, algún pino... recuerdo un pino que en medio la colada se había calcinado y había dejado el agujero perfecto del tronco del pino, tenía unos cuatro o cinco metros de profundidad y esa era la altura de la colada», ha explicado Santiago Palanco.

Trabajar a las faldas del volcán ha sido muy complicado debido a la entrada de humo, el viento frío, la lluvia o el polvo de ceniza en suspensión constante que se colaba por la ropa. Ninguno de los que estaban allí había habían presenciado la erupción del volcán, el equipo para protegerse debía llevar la protección suficiente: mascarillas FPP3, casco, una chaqueta que les identificara y un calzado especial para soportar temperaturas del suelo de hasta 350ºC ya que se encontraban sobre coladas llegando estar algunas a 40, 70 u 80 grados. En esta zona de Tacande solo tenían permitido permanecer tres o cuatro horas al día.

El rugir del Cumbre Vieja es continuo, sobre todo cuando caía la noche, el volcán despertaba con más fuerza y aumentaba su emisión, «entonces es cuando te empiezas a dar cuenta de lo que es aquello, ves que tiembla todo, que hay algún que otro seísmo y empiezan a saltar rocas a 400 metros y las ves caer ladera abajo», ha expresado Santiago Palanco.

Cómo prevención el equipo de trabajo va con cámaras térmicas para así poder llegar a ciertas zonas. La UME les acompaña con sensores que pitan si se producen salidas de gases nocivos que pueden llegar a los 400 grados, en el momento del aviso tienen que ponerse inmediatamente una mascarilla especial y abandonar el lugar dejando todos los instrumentos enel lugar. Aunque Palanco asegura acostumbrarse al rugir del volcán, el miedo y el respeto aparecían cuando se producía esa salida de gases, «mientras estás trabajando había veces que no miraba el volcán, estaba a lo mío, pero cuando pegaba un petardazo cambiaba. Nosotros pasábamos dos controles hasta llegar a la zona donde teníamos que trabajar e impresionaba muchísimo. Empiezan a pitar y dicen: '¡el sulfhídrico, el sulfhídrico!'. Lo hueles, es olor a escape de coche antiguo como una mezcla eso y el ácido sulfhídrico de las pompitas de peste», ha explicado.

Con esta tecnología no se había trabajado antes, aunque sí equipos similares que llevan haciendo desde los años 90. Desde instrumentos para el ejército americano hasta para la industria nuclear o para la inspección de viaductos en lugares dónde no es posible por la distancia acceder el ser humano.

Esta investigación ha contado con la financiación de la Universidad de Málaga y el Plan Propio de Investigación y Transferencia. Ahora es posible que el profesor de un paso más y acabe desembocando en una nueva campaña. «Esta vez ya con el dron, pero tendría que ser ya una vez que no hubiera riesgo para el instrumento, eso significa que el nivel de ceniza haya bajado bastante y que el nivel de magnetismo asociado a las coladas, es decir, las coladas tienen que estar prácticamente detenidas», ha expresado Palanco.

Para ello necesitaría más financiación, ya que el viaje sería de una estancia mucho más larga. El objetivo de la nueva investigación sería mapear todas las coladas sobrevolando con el dron que anteriormente ya se había fabricado, a excepción de algunas modificaciones y sacar una composición química de toda la lava, luego procesarían toda la información y lo convertirían en un mapa.

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