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V. BUSTAMANTE
Martes, 18 de diciembre 2018, 00:36
Málaga. «Me parecía muy interesante vivir otra experiencia y además aportar lo que yo sé; aprendí un montón. Cosas que aquí como teoría las sabes pero que realmente nunca he llegado a aplicar». Esa inquietud que tenía Paula Díaz, de Alhaurín el Grande, se ha convertido en una experiencia de dos meses que difícilmente olvidará.
La capital de la República Dominicana está encima de un acuífero y toda esa agua, que es la que utiliza la población, está contaminada porque no tienen sistema de depuración. La misión de esta estudiante de Ciencias Ambientales ha sido coger muestras de diferentes pozos, comparar los parámetros hidrogeológicos y realizar mapas de las zonas más contaminadas. «Nos levantábamos e íbamos al Servicio Geológico Nacional, al principio nos explicaban su forma de trabajar. Salíamos por la mañana temprano a coger muestras y volvíamos por la tarde», explica, recordando cómo era el día a día. La población no es consciente del problema, «algunos nos decían: 'pues yo bebo agua del grifo y aquí estoy'», explica mencionando una ocasión en la que sin querer enjuagó una fruta en el grifo y se puso enferma. La decisión ha sido un acierto: «Conocimos un montón de gente, me di cuenta de que no somos tan diferentes», cuenta. «Me ha ayudado a darme cuenta de que no hacen falta tantas cosas, ellos se preocupan menos y son más felices, están todo el día bailando y cantando, aquí todo es una preocupación», recuerda.
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