«Queremos visibilizar el valor cultural, social y económico de las mujeres rurales»
La profesora de la UMA Paloma López ha creado un documental con la idea de mostrar cómo es la labor de este colectivo
Cristina Jiménez
Martes, 12 de diciembre 2023, 11:41
El mundo rural está muy lejos del bullicio de la ciudad. Hay pueblos que están a mucha distancia de la capital, se esconden entre las ... montañas y viven una realidad paralela. Los ritmos de vida son diferentes y los trabajos no tienen nada que ver: médicos, profesores, empresarios y mecánicos trabajan cada día en las ciudades, pero ¿Quién sabe a qué se dedica una faenera? Oficios de las mujeres rurales como ganaderas, panaderas y muchas más que la profesora de la Universidad de Málaga Paloma López ha recogido en su proyecto bajo cuyo título, 'Historias de las Mujeres Referentes del Valle del Guadalhorce', cuenta la importante labor que las mujeres desempeñan en los pueblos y la ciudad a través de sus testimonios e historias: «Son parte de la esencia de una ciudad».
–Su documental ha sido seleccionado en un foro internacional de creadores, está entre los 14 seleccionados de entre más de 50, ¿Qué importancia cree que tiene esto? Las mujeres rurales, como usted muestra, son la base económica, social, de tradición oral, lingüística, cultural y de las artes.
–Yo he descubierto que ellas están en segundo plano, o ellas mismas se colocan tras el hombre, pero realmente son un pilar muy importante, incluso para la economía. He entrevistado a mujeres ganaderas, pescadoras, agricultoras, a la primera hermana mayor de la Semana Santa, que es de Pizarra, a políticas, a empresarias, y puedo decir que trabajan muchísimas horas y no se dan el valor que realmente tienen, porque no solo trabajan en lo que ellas hacen profesionalmente, en las familias llevan el peso del hogar y de la economía.
Trabajan muchísimas horas, se levantan a las seis de la mañana, cuidan a su familia y luego trabajan durante todo el día. Hay historias muy impresionantes en toda la provincia de Málaga. Una de las partes del proyecto se centró en hacer un estudio etnográfico, en el que formamos grupos vocales con ellas, y luego también analizamos las entrevistas que hacíamos, y vimos que en ellas lo que pesaba más era la relación familiar, siempre tienen presente a la familia, al marido y los hijos.
–Comenta que realmente no se dan el valor que merecen, ¿por qué cree que ocurre esto?
–Yo creo que porque todavía pesa mucho el patriarcado, la figura del hombre en la casa, del marido y del padre. Una cosa que hicimos, por ejemplo, fue hablar con un montón de mujeres en Pizarra, hablábamos sobre el machismo, y ellas nos decían que ciertas cosas no les parecían machistas, pero luego contaban cosas que realmente son de matrimonios que son machistas. Nos decían: «Yo quiero mucho a mi marido, pero mi marido murió, y hombre, yo no sé ni si me he liberado, pero es cierto que no tengo tanta carga». Ellas muchas veces tienen la carga de los cuidados de sus propias parejas, sumado a la necesidad de mantener el hogar.
Esto va ligado a la tendencia de no valorarse lo suficiente, porque como lo ven una cosa de su día a día lo tienen muy interiorizado. Es cierto que poco a poco se están creando muchas asociaciones, por ejemplo, la Asociación de Feministas Rurales Malagueñas, desde la cual están intentando llegar a todas partes, haciendo ver que su labor es importante, y tiene que resaltar sobre todo su labor de emprendedoras.

–Entre las mujeres a las que se han entrevistado ¿Qué oficio destaca entre las malagueñas?
–Personalmente me llamó mucho la atención de que además de ser maestras o empresarias, al mismo tiempo también se dedicasen a labores del campo, las cuales son físicamente duras. Hubo un testimonio de dos mujeres atletas que también se dedicaban a hacer cosas en sus campos, para ellas su oficio como deportistas es muy importante, pero tienen muy interiorizada la agricultura.
Hay muchas profesionales en el mundo rural, una de las que entrevisté se hizo maestra primero yendo a la escuela de mayores y luego a la universidad, tenía tres hijos y al mismo tiempo era ganadera. Me llamó muchísimo la atención que ella se levantase a las cinco de la mañana para hacer sus labores de ganadería, cogía el tren y se iba a la universidad, luego cuando volvía seguía con sus labores del ganado. Algo que también observé es que son una parte también muy importante para la cultura y la transmisión de los ritos y tradiciones.

–¿Por qué surge el proyecto que ha impulsado y en el que se está trabajando? ¿Cómo ha sido el camino?
–En la Universidad de Málaga, y más concretamente en la Facultad de Ciencias de la Comunicación, se hizo un encuentro con las mujeres rurales, y la verdad es que me impresionó mucho ese encuentro que hicieron. Siempre me he interesado mucho por el tema de la transmisión y la cultura, preservar el valor de lo que se va perdiendo es algo muy importante. En la mayoría de las ocasiones son las propias personas las que van transmitiendo de madre a hija la cultura y los conocimientos.
El encuentro que hubo en la universidad hace un par de años me sirvió de inspiración para empezar con la idea de hacer un proyecto en el que se registrara, por una parte, una investigación y por otra, los sonidos de algunas historias que no se conocen. Por ejemplo, en el documental sonoro lo que intentamos es mezclar historias que no se conocen, que sucedieron, incluso a través de dramatizaciones, con historias actuales de personas anónimas, las cuales realmente son muy importantes para que la vida en los pueblos, incluso para la vida de las ciudades, siga adelante. Porque si no tuviéramos el sustento del mundo rural, difícilmente tendríamos algunas partes importantes de nuestra economía.
Si no hubiera personas que se dedicaran a preservar la agricultura, la ganadería y a otras labores públicas en el campo yo creo que se perdería la esencia, que por desgracia vemos que se pierde en las ciudades, es cierto que en algunas zonas rurales se puede mantener, pero también sufre. Las mujeres rurales no son tales como las imaginamos, no son unas pobrecitas que están esperando a que el marido les diga qué hacer, no es así, en realidad son muy emprendedoras y activas, se dedican mucho al trabajo en grupo, muy trabajadoras en ese sentido y realmente el problema es que no se conoce su labor, pero quizás porque no nos hemos interesado mucho en conocerla.
Y el objetivo de este proyecto, por una parte, es visibilizar a esas mujeres, dar a conocer todo ese valor cultural, económico, social que aportan a la sociedad, y registrar sonoramente esto para que también quede constancia, difundirlo y hacerles participar. Lo que tratamos desde el equipo fue de que ellas también se vieran representadas sin ningún tipo de estigma, porque hay un concepto de la mujer rural que no se corresponde con la realidad.

–¿Qué implica empezar con un proyecto de estas características?
–Hay que moverse mucho para buscar testimonios, implica muchas horas de trabajo. Uno de los objetivos del que partía este proyecto es que estas historias se conocieran por otras personas, que no sean solo las de la comarca o las del municipio, por lo que implica mucho sacrificio. Por ejemplo, una de las historias que contábamos en el primer episodio es de una mujer que fue la primera faenera. Este oficio prima entre las mujeres que se dedicaban a la faena, consiste en trabajar en base a productos como la naranja, los limones o las pastas. Estas mujeres faeneras fueron las que crearon la primera asociación de mujeres faeneras y obreras de la comarca. Ella murió durante la guerra civil y tuvo una labor muy importante en la utilización del lenguaje inclusivo, en los reglamentos que se hicieron. Esta historia se conoce muy poco, tanto a nivel local como provincial, la idea es que con el proyecto, historias como estas se unan con la de la última faenera que queda viva.
Esta trabajaba en la antigüedad en la Semana Santa, se llama Paca, y es una historia que queremos que quede reflejada también ahí, para que se conozca la historia de las faeneras malagueñas, que fueron muy importantes para la ciudad y la provincia. De lo que se trata es de recalcar la importancia que tiene el mundo rural y la mujer para la historia y nuestra identidad.
–¿Cómo ha podido acceder a estas historias?
–Ha sido a través de la acción social de la Universidad de Málaga, me puse en contacto con la Asociación de Feministas Rurales Malagueñas y con la Coordinadora Andaluza de Mujeres Rurales, y con su contacto me he nutrido de historias, entrevistas e información para llevar a cabo este proyecto. Me contaron la vida de Inés Berrocal, la panadera que murió en la Guerra Civil, la historia de una bandolera y al mismo tiempo también te cuentan que la primera mujer que fue hermana mayor en Andalucía era de un pueblo. Las dos chicas que son atletas están dando clases de educación física pero que les gustaría volver a su pueblo y hacerse su casa en el pueblo, porque para ellas como la vida en el pueblo no hay otra cosa.
–¿Qué repercusión cree que puede tener en ellas este proyecto?
–La repercusión no la sé, pero espero que sea positiva, para mí es lo más importante. Con ellas tuve muy buena relación, he trabajado muy de cerca con todas, y cuando escucharon el primer episodio les gustó mucho, se ven representadas, para mí eso es más que suficiente. Que todo el mundo pueda ser consciente de la repercusión de las Mujeres Rurales.
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