De alumna de Arquitectura en la UMA a la Semana de la Moda en Sevilla
La malagueña Isabel Porras cumple hoy un sueño al presentar en CODE 41 su colección de ropa bajo la marca de Montilitas
Aida Vicente
Martes, 7 de marzo 2023, 10:17
Pasión y trabajo definen la historia de éxito de Isabel Porras Montiel, cuyo sueño se hará realidad hoy. De estudiante de Arquitectura en la Universidad ... de Málaga a presentar su colección de ropa en la prestigiosa Semana de la Moda de Sevilla bajo la marca de Montilitas. Esta malagueña de 25 años creó la empresa durante la pandemia en 2020 y solo tres años después figura ya en CODE 41, que comienza este martes 7 de marzo. La afición de Isabel Porras por la moda viene de su madre, la cual ha trabajado casi toda su vida realizando vestidos a medida. Aun así, no tuvo claro desde el principio qué estudiar, de ahí que se matriculara en Arquitectura en la UMA, pero al ver que no era lo suyo acabó cambiándose a Diseño de Moda en Sevilla.
¿Cómo surge la idea de Montilitas?
Montilitas empieza como un hobbie. Estábamos en plena pandemia y me encontraba estudiando para los exámenes finales de segundo de carrera. Al contar con demasiado tiempo libre decidí que debía aprovecharlo de alguna manera. De esta manera, supe que era mi momento de crear algo relacionado con la moda. Mis amigas fueron las que me dieron la idea. Yo les pregunté qué era lo que echaban en falta en las tiendas de ropa y ellas me dijeron que toallas, blusas o chalecos, hasta que una de ella que se encontraba en Londres como 'au pair' mencionó los 'bucket hat' y la inmensa fama que tenían en el país. Por lo que decidí hacerlos pero distintos: reversibles y personalizables. Algo novedoso aquí en España y que no se podía encontrar con tanta facilidad en los establecimientos.
¿Cómo llegó la fama?
Fue paulatinamente. Poco a poco. Al principio me subían solo mis amigas a sus historias de Instagram, no fue hasta que Lucía Páramo me escribió para comprarme un gorro y al publicarlo las cifras comenzaron a crecer exponencialmente. Gracias a esto vendí 500 gorros en un mes y numerosas 'influencers' comenzaron a hablarme para realizar colaboraciones. Entre ellas, Teresa Sanz, que cuando posteó una foto con mi gorro colapsó la web.
¿En qué momento pasó de ser un 'hobby' a un trabajo?
Pues este año. Yo trabajaba en Barcelona en la marca de Women's secret pero no me adaptaba a la ciudad, y me resultaba muy difícil compaginar Montilitas con mi trabajo. Me lo planteé como un ahora o nunca. Tenía 23 años y lo tomé como una especie de máster.
¿Contó con ayuda económica para empezar el negocio?
No, empecé con telas que había por mi casa de trabajos que había realizado mi madre. Cuando se pudo salir de casa después de la cuarentena compré varias telas vichy y de flores y poco a poco a medida que iba vendiendo iba comprando más telas.
¿Tiene ayuda con la marca?
No, por el momento no. Todo lo hago yo, desde la parte administrativa, hasta la de diseño y confección. Aunque he de admitir que cuándo me veo apurada en cuestión de tiempo de entrega le pido ayuda a un atelier malagueño.
Al principio únicamente vendía gorros, pero a día de hoy ya cuenta con una colección de ropa en su catálogo. ¿En qué momento decidió ampliar la producción?
Al ver las buenas ventas que tuve con el gorro y al ver que la gente de la calle me paraba para preguntarme de dónde era la ropa elaborada por mí decidí tirarme a la piscina. Comencé con chalecos a juego con los gorros y también reversibles y personalizables, pero ahora ya cuento con blusas y faldas. Además hago dos colecciones al año: una de invierno y otra de verano. Con poca producción para que mis clientas se sientan especiales. Fue un poco probar. A ver que tal iba. Cómo fue bien pues empecé a elaborar nuevos productos.
¿En qué se inspira a la hora de realizar una colección?
Es un proceso muy subjetivo. Me inspiro en mis gustos, en esta nueva colección cobró especial relevancia mis sentimientos. Vine de vivir un par de años fuera de casa. Volver a Málaga, a estar al lado de los míos, y el poder ver todos los días a mis amigos de la infancia. Al final, esa felicidad se
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