¿Por qué se descartó en su día ampliar La Concepción hasta los 180 hectómetros cúbicos?

Por resumir, La Concepción es un embalse muy bien diseñado, con una cuenca que recoge mucha agua y caudales que vienen de su río principal, el Verde, y del triple trasvase Guadalmina-Guadaiza-Guadalmansa. Tiene 57 hectómetros cúbicos de capacidad. Son cortos. Y se alternan periodos de sequía con otros de desembalse, como ahora. Por definición, la Costa del Sol nunca puede estar tranquila a largo plazo por esta corta capacidad de almacenar recursos. A ellos, se le suma la desaladora de Marbella (ampliándose hasta los 20 hm3 al año) y los pozos de Fuengirola y Estepona.

Tanto el recrecimiento como una nueva presa, de lo que se trataba en el anteproyecto, han quedado descartados. En su lugar, está redactado el proyecto de presa de Gibralmedina (en el Guadiaro, entre Cádiz y Málaga), desde donde se enviarán hasta 15 hectómetros cúbicos al año ya potabilizados a la Costa. Pero es un proyecto caro, 780 millones de euros con las conducciones, y el escenario más optimista no baja de una década.

Pero, ¿qué claves hubo para descartarse el proyecto para ampliar La Concepción?

En el año 2016 se terminó oficialmente el anteproyecto. Pero no se siguió ni con la tramitación ambiental. No se dieron mayores explicaciones públicas. Motivos técnicos y supuestas afecciones por aumento de la huella inundable al que hoy es Parque Nacional de la Sierra de las Nieves.

Los detractores señalaban al impacto, por ejemplo, para obtener áridos. Había que obtener unos 3,5 millones de metros cúbicos que tendrían que provenir de Sierra Blanca, con la apertura de una nueva cantera en el límite de la zona ZEC (Zona de Especial Conservación), por debajo de la cantera que se utilizó a partir de 1966 para la construcción de la presa actual y por encima de la de Nagüeles, donde se celebra el festival Starlite cada verano.

También se hablaba de afecciones a la Reserva de la Biosfera. Y eso que, en teoría, al crecer el embalse, la cola lo haría también, pero seguiría en el término municipal de Istán.

El diseño preveía la misma cimentación y materiales que la presa actual, que lleva 52 años en carga. Y la elevación del volumen de embalse subiría hasta los 180 hectómetros cúbicos: 123 más que ahora. Garantía para las proyecciones demográficas a al menos 40 años vista. Y solvencia para, una vez articuladas las infraestructuras, transferir recursos a Málaga y la Axarquía.

Al mimo tiempo, entre las ventajas, estaba la menor presión de los acuíferos de Sierra Blanca, Sierra de Mijas, etc, que utiliza el extremo más oriental del área dependiente de Acosol y Mancomunidad.

reducir al máximo la sobreexplotación de los acuíferos de Sierra Blanca, que utilizan Mijas, Benalmádena y Torremolinos, porque esa demanda (recursos propios) podría ser abastecida desde la nueva presa.

Otra de las ventajas que habría el proyecto era la de conectar el Genal con el Verde, aprovechando el incremento notable de capacidad.

En todo esto ya era clave la obra que está en fase de concurso para ampliar la capacidad de la potabilizadora del río Verde, que ahora solo puede asumir unos 1.500 litros por segundo.

Evidentemente una mayor presa equivaldría a una mayor laminación de avenidas, si bien en este sentido el comportamiento del cauce aguas abajo suele ser estable. Se le estima una capacidad de 150 metros cúbicos por segundo. Con los actuales desembalses, de hasta 60, no hay mayor problema. Del mismo modo, se podría cumplir con la exigencia de caudales ecológicos.

El presupuesto de todo esto se estimó en unos 325 millones de euros y un horizonte temporal para 2024... Para quien confíe en los plazos.