Cincuenta años de amor y treinta anuncios en el periódico

Vio aquel retrato y se lanzó a comprarlo sin saber siquiera quién era aquella chica y sin tener apenas dinero para pagar el precio que le pedía el artista. No imaginaba que unos minutos después se cruzaría con ella en el hotel. James no se lo pensó, la paró y la invitó a tomar una cerveza. Una propuesta que ella aceptó. Así fue como se conocieron. Él vivía en Exeter, ella era enfermera en Londres. Él estaba en España en un viaje familiar, ella había vivido un momento duro en el trabajo con la muerte de una paciente y había decidido cogerse unos días de vacaciones.

Él se quedó prendado. Ella simplemente había disfrutado de un rato de charla. Él le dio a ella su teléfono en Inglaterra, por si quería contactar. El caso es que el viaje de James terminó y empezaron a pasar los días y ella no llamaba. Él empezó a desesperar porque estaba convencido de que había encontrado al amor de su vida. Fue entonces cuando decidió empezar a tirar del listín telefónico y a llamar a todos los hospitales de Londres para saber si había allí una alguna Mercy que trabajara como enfermera. Pasados varios días y muchas llamadas dio con uno en el que había dos chicas que se llamaban así, pero no le dieron más detalles. Así que él cogió su moto y emprendió el viaje a la capital y se presentó allí.

«Pensé que estaba loco, pero enseguida me fui dando cuenta de que iba en serio», cuenta ahora Mercy. El caso es que a James le salió bien la jugada, primero porque consiguió casarse con ella y segundo porque ambos han vivido 50 años de vida feliz en pareja. Tienen cinco hijos en común, cuatro nietos y llevan 40 años afincados en España, en concreto en Mijas.

Se vinieron a la Costa del Sol cuando en un viaje de vacaciones se dieron cuenta de que una de sus hijas, que tenía un problema de piel, mejoraba considerablemente. Fue entonces cuando decidieron cambiar sus vidas y dejar Inglaterra para instalarse en Málaga.

Ahora se sienten afortunados de haber dado ese paso en sus vidas, pero los comienzos no fueron fáciles. Él era orfebre en Inglaterra y diseñaba joyas, pero en España no consiguió dedicarse a lo suyo. Ella tampoco pudo encontrar trabajo como enfermera y durante un tiempo se vieron viviendo con tres de sus hijos en un apartamento de un solo dormitorio y con muy poco dinero en el bolsillo. Aquello acabó cambiando, montaron una empresa de mantenimiento de casas y villas y la vida empezó a sonreírles de nuevo.

Cuando llevaban diez años casados, James inauguró una tradición que ha continuado hasta hoy: contrató un anunció en SUR en el que le declaraba su amor a Mercy. «Era la primera vez que tenía dinero para hacerlo», cuenta. Desde entonces, cada vez que llegaban fechas señaladas, como los aniversarios de boda o San Valentín, James volvía a poner otro anuncio para contar al mundo sus sentimientos o directamente escribirle un poema a su mujer. Ahora hace recuento y cree que a lo largo de sus vidas ha publicado treinta anuncios en el periódico, el último hace solo unos días, a página completa, con motivo de las bodas de oro. «Quiero que todo el mundo sepa mi amor por esta mujer, es muy grande el sentimiento que tengo», cuenta emocionado

«La primera vez que vi el anunció creí que estaba loco y aún hoy creo que estoy casada con un loco. Pero, ¿por qué no? Es su manera de expresarse y yo lo aceptó a él tal y como es, en todo. Estamos juntos y con la ayuda de Dios seguiremos juntos muchos años más», dice Mercy.