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¿Qué se esconde en el centro de la Vía Láctea? Un telescopio que abarca toda la Tierra lo ha fotografiado por primera vez: un agujero negro. Parece un lugar disparatado, El Dorado y entrada al infierno al mismo tiempo. Un lugar, sin embargo, que podría ayudar a resolver los interrogantes más grandes sobre el universo. Al tiempo, recuerda al ser humano lo destructivo que puede llegar a ser el mismo y lo bien que estamos, pese a todo, sobre la tierra. Y para los astrónomos es una especie de enemigo final: desde hace medio siglo se observa la región a través de telescopios y aún no se sabe qué es lo que pasa ahí realmente.
Hablamos del centro de nuestra galaxia, los expertos denominan este lugar Sagittarius A*, en alusión al nombre en latín del signo del zodíaco sagitario, donde se ubica la región en cuestión en el horizonte del cielo nocturno. Ahí arriba, detrás de un diminuto trozo en el firmamento, se esconde el mencionado agujero negro, con una dimensión equivalente a cuatro millones y medio de soles. Es el punto alrededor del cual bailan las estrellas de nuestra galaxia, ancla para las islas cósmicas que mueven a través de ella. Y, por fin, hay imágenes.
Un grupo de 350 científicos presentaron el descubrimiento en siete ruedas de prensas simultaneas, en diferentes países. Las grabaciones muestran un anillo luminoso con dos puntos claros en mitad de una sombra circular. Es el resultado de 20 años de trabajo conjunto, de ocho observatorios distribuidos por el globo. Si se juntan las imágenes con la ayuda de un superordenador, en cierto modo, se crea un telescopio del tamaño de la tierra, bautizado por los científicos como 'Event Horizon Telescope'. Y gracias a ello ahora se puede hablar de un «descubrimiento histórico».
El astrofísico malagueño Alberto Castro-Tirado no duda en calificarlo de esta manera. Castro-Tirado tiene experiencia con agujeros negros. En 1992 avistó uno estando en la Península de Crimea. Para SUR valora y explica ahora este descubrimiento. «La existencia de este objeto se intuía desde hace varias décadas. El centro de nuestra galaxia está a 27.000 años luz de nosotros, escondido tras nubes de gas y polvo, de modo que no podemos verlo directamente. Pero con este conjunto de varios telescopios se ha podido afinar mucho y obtener esta imagen que, sin duda, es histórica», señala.
Sagitario A* también demuestra de lo que es capaz la humanidad si prevalece la unión y el trabajo en equipo. Castro-Tirado recuerda que este grupo de científicos ya presentó la imagen de un supuesto agujero negro. Entonces, sin embargo, en el centro de otra galaxia, llamada M87 y que se encuentra a 55 millones de años luz de distancia de la Vía Láctea. Hasta hoy, existen dudas sobre si el anillo icónico realmente muestra un agujero negro o si, al final, solo es algo que se le parece.
Pero con este descubrimiento, la ciencia ha logrado arrojar algo de luz sobre una de las regiones más exóticas y turbulentas del universo, una especie de laboratorio cósmico en el que la humanidad puede aprender a leer cómo funciona el universo. La Vía Láctea siempre se lo ha puesto difícil a los científicos. Las espesas nubes que la cubren hacen que una mirada con un telescopio normal, por ejemplo el Hubble, ofrezca pocas pistas. «Hablamos de un agujero negro supermasivo. Es la segunda imagen de un agujero negro que se revela, pero ahora está en nuestra galaxia», resalta el astrofísico malagueño.
Los agujeros negros siguen generando muchas dudas. Con certeza solo se sabe lo siguiente: se generan cuando mucha masa cae en un mismo lugar. Entonces, una especie de terrón se contrae cada vez más bajo su propia gravitación. Hasta el punto de que toda la materia se comprime de manera infinita en un fenómeno que los físicos califican como «singularidad».
Aquí entra en juego la teoría de la relatividad de Albert Einstein, según Castro-Tirado, «el científico más grande que ha existido». «La física de lo que ocurre en las inmediaciones de los agujeros negros no se comprende sin la teoría de la relatividad», añade. Dicho de manera coloquial, la teoría de la relatividad de Einstein describe a los agujeros negros como la esencia del aburrimiento: todo lo que cae en ellos, da igual que sea una estrella, una nube de gas o una nave espacial, se convierte en papilla. Después, ya se no puede decir qué era esa materia anteriormente. Lo que distingue a los agujeros negros es su masa, su rotación y su carga eléctrica.
«La imagen es histórica porque vemos por primera vez el agujero negro que intuíamos que estaba ahí, pero, por fin, le vemos la 'cara'. Entonces, por ser de nuestra propia galaxia, es un logro muy importante», sentencia Castro-Tirado y recuerda que en este proyecto han colaborado también astrofísicos andaluces, desde el Instituto de Astrofísica en Granada.
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