Las Cuevas de El Cantal de Rincón de la Victoria guardan los primeros códigos informativos de neandertales y homo sapiens
Son señales que ayudarían a los exploradores en sus incursiones por las grutas, localizadas en 144 paredes
Las dudas que quedaron en el aire cuando, el pasado mes de abril, el equipo de investigadores que escudriñan las Cuevas de El Cantal habló ... del enigmático hallazgo de «las huellas humanas más antiguas del Mediterráneo» están despejadas, gracias a la infatigable labor de este equipo, que dirige Pedro Cantalejo.
Lo que se ha descubierto es la prueba de la existencia «del primer lenguaje gráfico sistematizado de los últimos Neandertales y los primeros Homos Sapiens y el conocimiento que estos tenían del mismo». Dicho de otro modo, la constatación de que, en sus incursiones por las grutas, para conocerlas en profundidad, dejaron «marcadores informativos a modo de códigos o señalética» que ayudarían a los exploradores.
Para sostener este planteamiento, el equipo de invetigación se basa en la labor que realizan desde hace 10 meses, tiempo en el que han peinado 144 paredes que fueron utilizadas como espacios gráficos. Los análisis muestran una homogeneidad con las primeras fases artísticas publicadas en la Cueva de Ardales y la Cueva de las Suertes en Antequera.
La repetición de estas claves gráficas en otras cavidades europeas está siendo puesta en perspectiva por equipos internacionales dentro del proyecto First Art (primer arte), con el que colabora el grupo malagueño compuesto,además de por Pedro Cantalejo, por María del Mar Espejo, Luis-Efrén Fernández, José Ramos, Cristina Liñán y Yolanda del Rosal, pertenecientes al Instituto de Investigación Cueva de Nerja, a la Universidad de Cádiz y al Grupo de Investigación PAI-1130, que tiene su base de operaciones en el Estrecho de Gibraltar. Esta tarea es posible tras haber logrado una prórroga del proyecto de las cuevas rinconeras hasta el verano del año 2026, cuando culminarán las investigaciones con los datos que aporten los próximos sondeos arqueológicos.
Conforme a la explicación de Cantalejo, «estas personas, desde hace más de cuarenta mil años, realizaban incursiones espeleológicas a las profundidades oscuras de estas enormes cuevas rinconeras, en situaciones muy comprometidas de seguridad y accesibilidad, ayudados por antorchas y fundamentalmente por lámparas de mano cargadas de combustible orgánico (grasas, resinas, cera de abeja y vegetales)».
A pesar de unos medios tan precarios, realizaron, al menos, una decena de exploraciones y, ahí la clave del hallazgo dado a conocer, en todas ellas dejaron sus huellas y marcas indelebles. Para ello, emplearon pigmento rojo a base de óxido de hierro, con arcilla de la propia cavidad, obtenida por la descalcificación de las rocas calizas «terra rossa» (rojizo/marrón) y a punta de carboncillo (trazos negros).
A esta paleta de color se le añadieron diseños realizados directamente por impresión de los dedos contra las paredes más blandas de diversas espacios de las cavidades, a modo de grabados directos.
«Toda esta simbología, una vez realizada, se iba acumulando en las paredes y era observable como señales en las sucesivas incursiones», detalla el equipo. Las siguientes generaciones en adentrarses en estos espacios recónditos también añadieron motivos gráficos, aunque ya poseían otros modelos y cánones de expresión, puesto que introdujeron entre sus pinturas las representaciones de la fauna paleolítica de este territorio.
En las primeras agregaciones en los cuatro sectores estudiados se ha encontrado una homogeneidad en algunos signos y marcas que se han puesto en relación con las primeras fases artísticas publicadas en la Cueva de Ardales y Cueva de las Suertes (Antequera), representaciones arcaicas que son revaluadas en otros yacimientos paleolíticos malagueños. «Se trataría del primer lenguaje gráfico sistematizado en estas cavidades, probablemente marcadores informativos a modo de códigos o señalética que ayudarían a los exploradores, tanto en su incursión a los lugares más profundos de las galerías, como en su salida hacia el exterior, dado que hay marcas que se ven entrando a la cavidad y marcas que se ven saliendo de la cavidad», resume Cantalejo.
Este primer código anicónico, esto es, sin representaciones naturalistas, se repite con los mismos gestos en decenas de paredes y pese a su simpleza: puntos, barras, manchas, trazos curvos y manos…, entrevé un lenguaje complejo por la multitud de variantes que se agrupan en cada panel (pared con pinturas o grabados).
«La campaña de investigación 2024-2025 está suponiendo para las cuevas del Tesoro y de la Victoria una auténtica actualización del conocimiento sobre las sucesivas ocupaciones humanas que, en estas cavidades de la Bahía de Málaga. Nuestro compromiso en este sentido es absoluto y seguiremos no solo invirtiendo en conservación y puesta en valor de nuestras cuevas, sino también en la investigación», explicó el alcalde de Rincón de la Victoria, Francisco Salado.
«Nuestra relación es estrecha y venimos respaldando su labor. Venimos cuidando todas las patas sobre las que se sustentan el proyecto global de las cuevas de Rincón de la Victoria: turismo, divulgativo, cultural y científico», apostilló el concejal de Cuevas, Antonio José Martín.
Datación
La obtención de fechas exactas, a través de dos métodos de datación: el Carbono Catorce para los vestigios orgánicos y el Uranio/Torio para las costras y pátinas de carbonato cálcico, permiten aclarar las distintas acciones llevadas a cabo en estas cuevas por los seres humanos, tanto en la vertiente de su uso como refugio (los yacimientos arqueológicos están situados bajo los pozos de entradas a las cavidades, en las proximidades de la luz), como en el uso que se realizó de cuatro galerías profundas (totalmente oscuras) como lugares donde realizaron lo que se ha venido denominando hasta ahora «Arte rupestre Paleolítico».
«En estos últimos diez meses se han realizado estudios sobre 144 paredes que fueron utilizadas como espacios gráficos, (ya se habían estudiado y publicado 62 paredes en 2007); a todas ellas se les ha aplicado un protocolo de estudio y aplicación de nuevas tecnologías que han engrosado no solo el número de acciones realizadas por los pintores paleolítico, sino que han supuesto una notable mejora en la resolución de los motivos gráficos conservados«, apunta Cantalejo.
Esta nueva aproximación es posible gracias a aplicaciones informáticas especializadas en la fotografía del Arte Rupestre, que permite relevar la intensidad de los trazos realizados hace miles de años, por muy absorbidos que estén por las paredes soportes, aclara Cantalejo.
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