«No me considero un héroe, hice lo que tenía que hacer, salvar a la niña»
Samuel Pazos, de 35 años, logró sacar del agua el pasado domingo a la hija del fallecido en la playa de El Peñoncillo, donde ondeaba la bandera roja
Eugenio Cabezas
Martes, 23 de agosto 2016, 00:41
El malagueño Samuel Pazos jamás olvidará la jornada del pasado domingo, cuando estaba en el extremo más occidental de la playa torroxeña de El Peñoncillo, ... junto a su mujer, Patricia, y su hijo, Mario, de 20 meses. De repente, mientras salía hacia la orilla con el pequeño en brazos, vio como varias personas pedían auxilio a unos 30 metros de distancia. «No me lo pensé y me metí. No me considero un héroe, hice lo que tenía que hacer, salvar a la niña», confesó ayer, algo más de 24 horas después de sacar del agua a una menor de diez años, la hija de la última víctima mortal de los temporales de levante de este verano en las playas malagueñas.
En el momento del suceso ondeaba la bandera roja en la playa, aunque la torreta donde estaba instalada está a más de 400 metros del lugar donde se produjo el rescate. El fallecido ha sido identificado como Reece Brian Morris, británico de 40 años, que estaba pasando el día de playa junto a su mujer y sus dos hijas, de diez y cinco años. «Había varios bañistas con ellos, y uno tenía a la niña en brazos, me dijo que la cogiera, que él no podía más. La agarré fuerte y me dí cuenta de que la corriente nos arrastraba. Mi intención era salir hacia la playa, pero no podía porque la niña estaba enganchada a mi cuello, y sólo decía daddy, daddy (papá en inglés). Hubo un momento que pensé que podíamos morir ahogados», recuerda.
Fueron en total unos quince minutos de angustia hasta que «me dejé llevar por la corriente contra las rocas. Cuando noté que hacía pie, la cogí como pude con todas mis fuerzas y la puse en una roca más alta, donde no llegaban las olas», describió el joven malagueño, administrativo en una empresa. Desde hace una década posee un piso de vacaciones en la zona costera torroxeña. «Al padre lo perdí de vista, sé que estaba detrás nuestra, pero no hablaba. Se ve que el hombre debió haber tragado mucha agua o sufrido un infarto», comentó.
Justo cuando Pazos pudo ponerse a salvo en las rocas, siendo ayudado por otros bañistas a subir por el acantilado, llegaron los primeros socorristas, que sacaron del agua al británico. Los servicios de emergencias sanitarias del 112 le practicaron maniobras de reanimación cardiopulmonar durante más de una hora y le colocaron desfibriladores, pero los intentos por salvarle la vida fueron en vano. La asistencia tuvo lugar en la cala del Sillón, situada junto a la desembocadura del río de Torrox. «La madre preguntaba por su marido y por su hija, y le decíamos que sí, que estaba todo bien, pero la situación era muy complicada», apuntó Patricia Rodríguez, la esposa de Samuel, quien permaneció en la orilla junto al hijo de ambos, Mario, de 20 meses.
«Es la primera vez en mi vida que vivo algo así y no lo voy a olvidar jamás. El mar es muy traicionero y hay que tenerle mucho respeto», opinó. El episodio le ha dejado numerosas heridas en las piernas y en los brazos, aunque nada comparado con la satisfacción de haber salvado la vida de la menor. «Siento que no pudiéramos hacer nada por el padre. Los socorristas tendrían que haber llegado mucho antes, y haber colocado una bandera en las rocas, porque desde donde estábamos no se veía», afirmó.
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