Cinco claves para una Navidad sin despilfarro

De media, cada español se gastará estas Navidades 390 euros, según un estudio de Milanuncios, aunque un 10% de los hogares irán ya a la impresionante cifra de 1.000 euros en compras. 5 de cada 10 encuestados por la compañía reconoce incluso que este año ha aumentado su presupuesto frente al anterior.

Todo parece conspirar para que compremos. Nos hemos acostumbrado a que la Navidad sea el momento de los regalos, las comilonas y las fiestas. «La sociedad de consumo en la que vivimos conlleva que el consumidor se vea alentado por múltiples ofertas», apunta Miguel Ángel Serrano, vicepresidente de FACUA, que recuerda que consumir se ha convertido en tradición «en el mundo occidental». «A medida que se van acercando los días clave, van subiendo los anuncios y los mensajes», indica.

Se hace acopio de muchas cosas, lo que impacta en el bolsillo, pero también en el planeta. Las cifras de un estudio de Too Good To Go de las Navidades pasadas ya advertían de que 7 de cada 10 españoles compran más alimentos de los que podrán comer durante las fiestas. Lo que sobra acaba demasiadas veces en el cubo de la basura.

¿Hemos interiorizado que debemos celebrar con una mesa rebosante? «La asociación de la Navidad con grandes cantidades de comida tiene raíces en épocas donde los festejos eran momentos de abundancia, un respiro en medio de tiempos de escasez», indican a dos voces las profesoras Nadia San Onofre Bernat y Anna Bach Faig, de Máster de Alimentación Saludable y Sostenible de la Universitat Oberta de Cataluña (UOC). «La comida se convierte en un símbolo de generosidad, alegría y unión familiar», indican. Cambiarlo, sin embargo, es factible.

Imaginar unas Navidades diferentes es posible. «No tenemos que entrar en esa dinámica de sobreconsumo», apunta Helena Moreno, responsable de la campaña de Agricultura de Greenpeace, que recomienda tener un poco de conciencia y estar informados. Navidad y sostenibilidad son potencialmente compatibles. «Puedes salvar el planeta y no ser un Grinch», indica con humor.

El cómo, cuándo y qué compramos importa. Como recuerda Moreno, «con nuestro consumo podemos hacer mucho». Las decisiones impactan en la sociedad y también en el cuidado del planeta. También —y no menos importante— en la economía personal. Desde FACUA hablan de la importancia de tener «un criterio de consumo responsable». En resumidas cuentas, hay que pensar qué se necesita realmente. Ayuda, promete Serrano, «salir de casa con una lista de la compra y no dejarnos llevar por los anuncios».

Las comilonas «son a veces excesivas para el cuerpo y el planeta», apunta Moreno, que recomienda apostar por frescos y alimentos de temporada, productos de cercanía e incluso por reducir el consumo de carne (y preferir la de pastoreo extensivo) para bajar la huella de nuestras comidas festivas. Las Navidades son justo la temporada de muchas verduras muy sabrosas.

También San Onofre Bernat y Bach Faig recomiendan más verduras y más frutas y apostar por platos y porciones que no sobrecarguen nuestra digestión. «Aunque estas tradiciones culinarias son valiosas, también es posible reimaginar cómo celebramos sin comprometer el espíritu festivo», suman. «Reducir el despilfarro alimentario durante las fiestas puede ser más sencillo de lo que parece», aseguran. Proponen planificar menús y hacer listas, aprovechar y congelar sobras o compostar. Implicar a toda la familia en las comidas y cenas navideñas ayuda a que lo estén también en la lucha contra el despilfarro.

Otro punto fuerte para hacer las Navidades más sostenibles pasa por reducir los residuos que se generan. «No queremos plásticos de un solo uso», indica Moreno. No usar cubiertos y platos de usar y tirar «aunque podamos pensar que es más fácil para no limpiar» ayuda. Lo hace igualmente tener presente que no todo debe estar empaquetado en plástico.

Cambiar el papel de regalo por alternativas ayuda a reutilizar y evitar el gasto. Moreno recomienda reutilizar papel de periódico, tuneándolo en casa. Es original, sorprendente y más verde. Y promete que puede dar resultados muy bonitos.

Lo que funciona con el papel de regalo también lo hace con la decoración navideña. Optar por hacerla en casa puede ser una actividad divertida en familia. Reutilizar la de años anteriores baja la huella, pero si hay que comprar Moreno recomienda optar por la artesanía y por consumir de barrio.

«No uses los árboles como algo de usar y tirar», añade. El debate sobre 'árbol de plástico sí o no' es un clásico de las fiestas. La experta señala que, si ya tienes uno de plástico en casa, reutilízalo. Si no, mejor ni comprar uno nuevo ni hacerse con un abeto de verdad que luego se irá a la basura. Dejar el árbol encendido durante horas, iluminando solo para que, recuerda, lo vea tu mascota es un despilfarro energético. Si no estás viendo las luces, apágalas.

Existen «propuestas para consumir mejor y menos», señala Moreno. Preguntarnos de dónde vienen los productos y cómo se han producido, apoyar la artesanía y el comercio local y potenciar la producción en proximidad es más responsable. Esto último ocurre también con las uvas de la suerte, ese clásico festivo. Diciembre es aún temporada de uvas en España, recuerda la experta, así que no es necesario importarlas y sumarle una huella elevada a cada campanada.

Los propios regalos pueden ser distintos. Regalar experiencias o cosas más personales centradas en el bienestar puede bajar el impacto. También lo puede conseguir la economía circular, algo que los datos indican que tiene cada vez más acogida en los regalos festivos en España. El 55% de los españoles prevé comprar productos de segunda mano en esta campaña navideña, según Milanuncios, y son los jóvenes los que lideran la tendencia.