INPAVI, al lado de los más vulnerables
La ONG organiza un reparto de alimentos de 25.000 kilos que llega a 400 familias de Málaga, muchas de ellas afectadas por las consecuencias de la pandemia
CLAUDIA SAN MARTÍN
Domingo, 12 de julio 2020
Conforman un gran equipo, ya no sólo por su capacidad de actuación y ayuda, si no porque rebosan corazón, ánimo y empatía.. Desde sus comienzos ... en México y su posterior expansión por todo el mundo creando distintas delegaciones para socorrer a los colectivos más vulnerables, la ONG Integración Para la Vida (INPAVI) ha estado siempre al pie del cañón que dispara ayuda para tender una mano amiga a todo aquel que lo necesite.
En Málaga, concretamente, su actuación durante los meses más duros de la pandemia ha sido imparable. No desistieron ni un solo día y ayudaron a más de 800 familias a poder alimentarse durante esos días de encierro que dejaron a miles de personas en Málaga bajo un total desamparo. Asociaciones y ONG como ellos son un ejemplo de cómo la ciudadanía, con solidaridad y corazón, siempre responde.
Eva Pascual, delegada de INPAVI en Málaga y coordinadora de proyectos a nivel nacional, cuenta a SUR que desde el inicio del confinamiento en España, y como era de esperar, el número de familias a las que atendían se duplicó, llegando a alcanzar las 800. Por suerte, pudieron seguir actuando y abarcando sus diferentes áreas, ofreciendo esa «transformación integral» y contribuir en el proceso de crecimiento de los colectivos en riesgo o exclusión social: «INPAVI siguió impartiendo los talleres online. En nuestro programa de inserción laboral hemos conseguido que de 11 beneficiarios que han asistido a estos talleres 10 de ellos encuentren trabajo. La persona que falta, de hecho, está en trámites de empleabilidad», explica Pascual orgullosa de lo que la ONG está consiguiendo a pesar de las dificultades.
No sólo han estado y siguen al lado de las personas en temas de empleabilidad y con la donación de alimentos; también ayudan a los más pequeños con refuerzo educativo y ofrecen atención psicológica a todos los usuarios que la precisen.
En cuanto vieron la gran necesidad a la que se enfrentaban, INPAVI se puso manos a la obra para repartir alimentos cada día a esas 800 familias durante los meses más duros: «Hemos llegado a repartir 100.000 kilos de productos de todo tipo, sobre todo no perecederos. Con esos repartos que hicimos las familias pudieron subsistir dos meses, es decir, ahora tenemos que realizar otro para volver a llenar sus despensas. El reparto va en función de las personas que completan la unidad familiar, llegamos a tener familias de hasta 11 personas y se realizaban todos los días», explica la delegada de INPAVI.
Ahora que ya han pasado esos dos meses, han vuelto a la carga con un reparto multitudinario, pero controlado en su sede de La Corta. Alrededor de 130 voluntarios, empezaron a empaquetar días antes miles de kilos de alimentos en distintas unidades para entregárselo a unas 400 familias. Liliana Ibáñez, voluntaria en INPAVI desde hace 10 años, estuvo presente en ese reparto en el que se distribuyeron en torno a 25.000 kilos de alimentos, valorados en 37.500 euros: «Empezamos el viernes 10 por la tarde y seguimos el sábado 11 por la mañana y por la tarde. Ahora mismo esta es la segunda fase del reparto, durante el confinamiento estuvimos un mes y medio sin parar», cuenta la coordinadora de estas jornadas.
Su sede se adaptó a este cambio rápidamente y en su interior comenzaron a empaquetar las bolsas y cajas con los alimentos por familia. Todo controlado, siguiendo las recomendaciones sanitarias y usando mascarilla de manera obligatoria, los 40 voluntarios que participaron en el reparto ayudan a las familias a cargar sus carritos de la compra con los alimentos según los miembros de su unidad.
«Este fin de semana citamos a 400 familias, alrededor de 2.000 personas. Muchas de las que atendemos siguen estando en ERTE o en situación de desempleo. Aunque en agosto haremos otro reparto con la ayuda del Área de Bienestar Social del Ayuntamiento con kits de limpieza, higiene o aseo personal que no hemos podido repartir hasta ahora, estos días se dieron sólo alimentos no perecederos», cuenta Pascual.
Alrededor de seis o siete familias (suele acudir un miembro de cada una de ellas) pasan cada 15 minutos por la puerta de INPAVI y allí se les entrega productos como pasta, arroz, conservas, cacao, aceite o leche. Pero no sólo pueden pasar a recoger alimentos; también su sede cuenta con un armario solidario en el que se ofrece ropa de todo tipo para mujer, hombre, niños e incluso enseres para los bebés, un total de 2.800 prendas. «Hay muchas personas que vienen avergonzadas, que se han empobrecido en este tiempo y que es la primera vez que les ha tocado pedir ayuda», cuenta Ibáñez.
Estos luchadores, siempre al lado de los más vulnerables, seguirán trabajando para tender una mano amiga a todo aquel que lo necesite.
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