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Ángela García, Kike Rosa y Maryam Pérez, durante su encuentro con SUR. claudia san martín
Un apoyo desde la comunidad con ATRIO

Un apoyo desde la comunidad con ATRIO

La Asociación Engloba pone en marcha un programa para atender a personas del colectivo LGTBI mediante sesiones grupales e individuales de terapia psicológica o actividades

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Domingo, 22 de mayo 2022, 23:50

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Kike se sincera con Maryam: «Desde que estás aquí yo te he visto un cambio brutal, antes hablabas como más agresiva y metralleta y en las últimas sesiones te veo mucho más relajada», explica este chico, a lo que su nueva amiga le contesta: «Pues sí, yo también lo noto. Antes decía muchos tacos, y ya no. Creo que lo hacía para desahogarme», argumenta. Estos dos malagueños pertenecen al nuevo proyecto de la Asociación Engloba, al que han denominado como ATRIO: un programa de apoyo y atención integral a personas del colectivo LGTBIQ y a sus familiares.

Aunque lleva pocos meses en marcha, desde enero de 2022 concretamente, sus técnicos confiesan que ya ven resultados en muchas de las personas que se acercan a buscar una mano amiga. Kike Rosa, por ejemplo, lo halló desde la primera sesión: «Aquí hemos encontrado un lugar seguro que a veces en casa no tenemos», relata este chico gay. De su adolescencia y algunos momentos de 'bullying' que vivió en el instituto, explica que cesaron en cierto modo cuando expresó abiertamente su sexualidad, algo que hasta los 17 años había estado reprimiendo: «Sí que noté que cuando salí del armario ya no se reían de mí, sino conmigo. Sin embargo fue muy difícil, al principio siempre lo es», relata este chico de 30 años.

Para Maryam Pérez, de 36, también resultó una situación algo complicada, sobre todo porque ella confesó que era lesbiana a sus amigos y familiares hace ya más de 20 años: «Entonces no había referentes de mujeres abiertamente lesbianas, al menos yo no los tenía, entonces me resultó muy difícil. En mi casa se habló, pero el tema se dejó de lado durante mucho tiempo. Lo que más me gustó fue la reacción de mi hermana que me dijo: 'Bueno, ¿y qué?'», recuerda.

Este, entre otros, es el sentido de ATRIO: proporcionar un respaldo a esas personas que durante tanto tiempo de sus vidas no han encontrado una red de apoyo con la que desahogarse y expresar sus miedos y alegrías. Por ello se organizan sesiones grupales en las que intervienen unas 14 personas, aunque también hay terapias individuales coordinadas por una de las técnicas de este proyecto, la psicóloga Ángela García: «Cada 15 días nos reunimos aquí (en la sede de la entidad), que es un espacio seguro. La idea es generar un círculo tolerante a modo de acompañamiento donde podemos charlar y contar experiencias que funcionen como espejo. Todos y todas traemos nuestras heridas y puede que el resto de personas transiten por situaciones similares en las que podemos observarnos», cuenta esta profesional.

Sobre este círculo, Kike Rosa sólo tiene buenas palabras. De él cuenta que es «un espacio muy seguro, de confianza», donde abrirse no es obligatorio, aunque la comodidad que ofrece facilita el desahogo: «Yo cada vez que salgo de aquí es como si me hubieran hecho un masaje, pero un masaje emocional, porque salgo muy relajado. A mí la verdad es que me vino como agua de mayo», apunta con orgullo.

A Maryam Pérez le ocurre algo similar, aunque su caso es mucho más significativo. Hasta su llegada a ATRIO explica que no era una persona de esas que cuentan abiertamente su vida, sin embargo, encontrarse en un ambiente tan sano le ha hecho cambiar su perspectiva: «Ser mujer es difícil, pero ser mujer y encima lesbiana es peor. Hay cosas que no puedes hacer en la calle, estamos invisibilizadas en muchos aspectos. Pero aquí estoy muy contenta, e incluso me siento mejor que en mi propia casa», reconoce con sinceridad.

Coordinación en red con las entidades locales

Además de este apoyo colectivo e individual, Ángela García explica que también atienden otras cuestiones que puedan padecer algunas de estas personas, como falta de vivienda, de recursos económicos o dificultades para encontrar un empleo: «Estas cuestiones las podemos hacer a través de derivaciones a otras entidades con las que colaboramos en Málaga, aunque si está en nuestra mano y tenemos recursos lo atenderemos nosotros mismos», apunta.

Otro de los puntos fuertes de ATRIO son sus salidas «de ocio inclusivo», en las que se pretende crear esos grupos de apoyo fuera de su sede y conseguir que se generen dinámicas dejando a un lado su zona de confort, aunque siempre dentro de un espacio aún seguro. Por ejemplo, próximamente empezarán caminatas por el monte o clases de inglés.

Lo curioso es que este proyecto es tan prometedor y necesario en la actualidad que se ha extendido a otras provincias, como Almería o Sevilla, y próximamente también tendrán presencia en Granada, ciudad desde nos atiende Demian. Este chico trans explica que aunque empezó en terapia durante su transición, el elevado coste de las sesiones se le hacía cuesta arriba, así que nunca imaginó que podía encontrar un apoyo tan férreo como este, de «calidad» y, además, gratuito: «Por temas de transporte no me desplazo a Málaga, pero lo hacemos 'online' y hasta el momento estoy muy bien, he notado un antes y un después en mi vida desde que recibo su ayuda», explica por teléfono.

La inscripción a este programa es totalmente gratuita y se puede realizar en su página web; todo comienza a través de un formulario sencillo en el que los profesionales de la entidad valoran a qué rama de ATRIO se ajusta el perfil del solicitante.

Es posible contactar con ATRIO en sus redes sociales, página web, teléfono o correo.
Es posible contactar con ATRIO en sus redes sociales, página web, teléfono o correo. CLAUDIA SAN MARTÍN

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