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SOCIEDAD

El ingeniero torero

Un financiero, una ejecutiva, un maestro jubilado, un frutero, un albañil... ponen a prueba su valor en un curso de tauromaquia en un pueblo de Sevilla

FRANCISCO APAOLAZA

Lunes, 11 de junio 2012, 12:23

Nadie diría de él que no es un torero, porque tiene hechuras de torero, andares de torero y hasta un coche de torero (uno de ... esos Mercedes azules con los que daba la vuelta a España ElCordobés). Pero Juan Antonio García es frutero en el mercado de abastos de Algeciras de cuatro de la mañana a cuatro de la tarde.«Esa es mi vida real, o es esta, no sé... Sí, creo que la real es esta». Se refiere al barullo loco que se le arma por los adentros cuando le anda por la cara a una becerra en la plaza de tientas de Manolo Vázquez en Lora del Río, con el sol tamizado por las encinas, y una escandalera de gorriones como fondo de su pequeña y gran gesta. Juan Antonio le da tres por el derecho con los pies atornillados al suelo, luego el de pecho, los naturales y ¡Ay! La voltereta. «A veces sé que me va a coger, pero yo entiendo que tengo que ponerle la muleta por ahí. Y me coge, pero siento que tenía que hacerlo...», explica más tarde. El animal lo revuelca por el albero. Se levanta sin muleta.Solo quedan el estoque simulado en la mano derecha y el pundonor y la rabia torera que lo levantan sobre las puntas de los pies en un dignísimo desplante. Suena una ovación que le ofrecen desde la tapia sus espectadores y compañeros de festejo, un ramillete extraño de almas en el que vibran un financiero italiano, un alemán como un armario de dos cuerpos, un taxista de Sevilla, un adolescente, un enfermero, una ingeniera, un jubilado... Sus 35 biografías se parecen lo que una bicicleta a un autobús, pero a todos les late por igual el toro en el fondo del pecho cuando echan a caminar despacito por las fronteras del pulso. Es el momento cumbre del curso de aficionados prácticos, un ciclo que se celebró el pasado fin de semana en Espartinas (Sevilla) y que da la oportunidad de aprender a torear en tres días a gentes que no ha cogido una muleta en su vida. ¿Imposible? Los milagros existen.

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