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M. MARTÍNEZ
Sábado, 31 de octubre 2009, 13:30
Fue entre los días 11 y 12 de mayo de 1931. Málaga se vio sumida en uno de los capítulos más negros de su historia: la 'quema de conventos'. Numerosas imágenes religiosas fueron destruidas. Entre ellas, el Cristo de la Buena Muerte, obra del granadino Pedro de Mena y Medrano. ¿O no? Una leyenda dice que no se quemó. Pedro Luis Gómez lo asegura en la novela 'Las cenizas de Cristo. El enigma de Mena' (Arguval). En ella, el periodista y director de Publicaciones de SUR indaga en la misteriosa desaparición como homenaje a aquellas personas que salvaron la talla y a los que da protagonismo en su libro. Porque su objetivo es «reivindicar la cantidad de hombres como Juan, Andrés y Rafael (nombres ficticios) que en aquellos tiempos de locura y sinrazón mantuvieron la cordura de la bondad, el propósito de la generosidad y la contundencia de la razón».
«Mi libro es un grito contra la violencia, contra la incultura, contra el fanatismo, contra los extremismos, contra la infamia y contra la muerte. Poder debería tener alguien para borrar de un plumazo la década de los 30 a los 40, la peor, la más negra, la más vergonzosa de la historia de mi querida España», advertía ayer Gómez en la concurrida presentación de la obra en Ámbito Cultural de El Corte Inglés, que se vio abarrotado ante los centenares de personas que quisieron asistir. De hecho, buena parte de ellos no pudieron entrar, viéndose obligados a seguir el acto desde una pantalla exterior.
En el acto, presentado por el periodista y redactor de SUR Ángel Escalera, acompañaron al autor el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; el vicepresidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves; y el presidente de la editorial Arguval, Francisco Argüelles. Entre el público, numerosos amigos y personalidades del mundo de la cultura, la economía, las cofradías y la política. Es el caso del consejero de Turismo de la Junta de Andalucía, Luciano Alonso; el presidente de Unicaja, Braulio Medel; el presidente de la Diputación Provincial, Salvador Pendón; el subdelegado del Gobierno en Málaga, Hilario López Luna; la delegada del Gobierno andaluz, María Gámez; el poeta y articulista de SUR Manuel Alcántara; y el presidente de Prensa Malagueña, Rafael González Gallarza, y otros responsables y compañeros de SUR.
Como los que se pueden encontrar en 'Las cenizas de Cristo. El enigma de Mena'. Ese puede ser «un atractivo» para los lectores, según dijo Francisco de la Torre de este libro que, en palabras del autor, «aspiraba a ser un artículo». Al final se ha convertido en una novela «con un 95 por ciento de realidad y un 5 por ciento de ficción» que sirve de «justo homenaje» a las personas que salvaron al Cristo de Mena.
Y, «cuando dedica su obra a esos hombres -apuntó Manuel Chaves- hace un reconocimiento de su rechazo a la tragedia del enfrentamiento entre españoles y su oposición a los fanatismos». A juicio del ex presidente de la Junta, cuando Pedro Luis Gómez busca al Cristo de Mena «busca algo más que una talla, busca un buen sentimiento, una historia hermosa, parte de su pasado y de Málaga».
Realidad y ficción
No en vano, el autor dijo contar «una historia que es tan real como novelada, cargada de investigaciones y de documentos, de ilusiones y de esperanzas». Tanto que, en realidad, una de esas ilusiones era encontrar al Cristo de la Buena Muerte. No ha podido ser, pero sigue manteniendo que la talla no se quemó. De ello también se hizo eco De la Torre. «No hay un final feliz sino un solar en Especerías donde estaba la decepción», observó el alcalde en referencia al lugar en el que más de uno confiaba hallar la imagen.
Aunque todavía hay quien no cesa en el empeño, como hizo Gómez durante muchos años. Eso explica la teoría de Chaves: «Más allá de la peripecia histórica del Cristo de Mena y su final, este libro es sobre todo el reflejo del carácter apasionado de Pedro Luis», al que puso el calificativo de «extra»... «Extra-malagueño, extra-amigo de sus amigos, extra-periodista, extra-cofrade y un tanto extraordinario», apostilló.
Él mismo es el protagonista de la novela, Adrián Escalada, un periodista que empieza a tirar del hilo a partir de una llamada anónima que le pone sobre la pista de la imagen de Mena. El misterio se une, por tanto, con la realidad en esta obra que, según anunciaba ayer Francisco Argüelles, verá el lunes en la calle su segunda edición. «Esto nos da fortaleza porque en estos tiempos tenemos que ser muy prudentes a la hora de conducir el barco para que la empresa pueda seguir navegando», añadía el editor.
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