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CRISTIAN REINO
Jueves, 23 de julio 2009, 03:56
«Ahora empieza lo más difícil: abrirme paso en el mundo de la música. El auténtico concurso empieza a partir de hoy». Mario Álvarez, flamante ganador de la séptima edición de 'Operación Triunfo' (OT), quiere aprovechar esta oportunidad «única» para tratar de lograr su sueño: vivir de la música.
«No sé qué se me viene encima, pero quiero hacer un disco que me permita disfrutar con la profesión y con las actuaciones en el escenario», afirma este asturiano de 23 años que asegura tener los pies en la tierra. «A pesar de la victoria y de que gracias a la televisión seré una persona más conocida, quiero seguir haciendo lo mismo que hasta ahora y con los mismos amigos de toda la vida», asegura. Y es que Mario es consciente de que el mundo de la música es muy complicado. «Sé que podría volver a la orquesta Tequila», la banda con las que recorría pueblos en bodas, banquetes y comuniones.
De una banda
David Bisbal, cantante de la primera edición de 'OT', también dio el salto de un grupo local a los grandes escenarios, por lo que la comparación es obvia. «Ya me gustaría tener su éxito, ha currado mucho y le admiro cantidad», señala un sonriente «aunque cansado» Mario. «Para mí grabar un disco ya es todo un regalo, pero si alguna vez alguien llega a pagar algo para verme en directo, prometo darlo todo en el escenario», dice.
Ajustado
Mario, en la gala final de 'Operación Triunfo', obtuvo el martes un ajustado 50,5% de los votos del público, frente al 49,5% que consiguió la gran favorita Brenda Mau. «He quedado segunda y estoy supercontenta», añade. Brenda, según el director de la Academia Angel Llácer, la mejor cantante de esta edición, afirma que intentará aprovechar el concurso para empezar una carrera. «Cualquiera hubiera podido ganar; lo peor del programa es no poder tener contacto con la familia, a mí se me hizo muy duro», relata la joven.
El tercero en discordia en el podio final, Jon Allende, también cree que el paso por la Academia de 'OT' será un empujoncito, pero el de Barakaldo tampoco quiere hacerse ilusiones y es consciente de que el éxito del que ahora disfruta puede ser «efímero». «Este aspecto también lo hemos trabajado psicológicamente durante estos tres meses», explica.
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