Dino Chemes, ex campeón de Culturismo: «Dicen que sigo siendo el mejor porque no hay otro viejo como yo»
A los 83 años, aún entrena/ Fue campeón de Argentina de culturismo/ Montó el primer gimnasio de Málaga hace 40 años/ Recorrió Europa como acróbata del Circo Americano/ Cuando va a la playa le preguntan la edad.
MONTSE MARTÍN
Domingo, 20 de julio 2008, 20:45
A usted, eso de jugar al dominó en el hogar del jubilado no le va mucho
Sería la muerte para mí. No podría.
¿Y con 83 años, todavía le da el cuerpo para entrenar diariamente?
Sí, aunque no con la capacidad ni la intensidad de antes, pero entreno hora y media o dos horas cada día. Y también atiendo a la gente en el gimnasio.
Hace más de medio siglo fue Mister Buenos Aires y Mister Argentina y no de belleza precisamente.
No, claro, allí de belleza no había nada. Era culturismo. En Argentina se llama mister.
¿Belleza muscular?
Por ese lado sí.
¿Cuando trabajaba en el circo tuvo que hacer muchas acrobacias para llegar a final de mes?
No, porque allí me daban contrato de nueve meses. En cambio, en las salas de fiestas donde también estuve actuando con el trío de acróbatas, sí, porque los contratos sólo duraban veintiún días. Suerte que caí con el Circo Americano, un gigante con el que recorrí toda Europa.
¿Un buen asado o un pescaíto frito?
Me quedo con los dos, porque sigo teniendo buen apetito y tengo el corazón partío. En los 32 años que estuve en Argentina apenas comí pescado, sólo carne. En cambio aquí me vuelvo loco con los chanquetitos, aunque sean chinos, y con los boquerones.
¿Y qué desayuna?
Me tomo dos pastillitas de creatina o de glutamina, que no te hacen sentir tan cansado. Pero no es malo, no es droga, ¿eh? Luego, un poco de pan integral con aceite y eso lo empujo con un sucedáneo de café con leche desnatada y sacarina.
¿Y la cena?
Una taza de caldo de verduras, un tomate con un poquito de atún, un filete de ternera y fruta del tiempo. Como muy sano y, por lo general, siempre lo mismo.
Con esa forma de alimentarse no habrá hecho dieta en su vida.
Bueno, cuando he ido a competir, sí. Para ir más sequito de grasa. A mí siempre me ha costado mucho aumentar. Mi delirio ha sido siempre aumentar de peso, porque he querido que me vieran fuerte, grande, pero, claro, con 1,65 metros de estatura no te pueden ver grande... Lo más que he pesado ha sido 80 kilos cuando hacía lucha libre. Ahora peso igual que cuando tenía 20 años y remaba, 75 kilitos.
¿Cuando montó el primer gimnasio de Málaga hace 40 años no se sintió como un pulpo en un garaje?
Te voy a decir que la calle Blas de Lezo no existía. Era un charco de agua enorme en el que hasta las gaviotas venían a buscar lombricillas. Ni los taxis querían venir porque se embarraban los coches. Fue el primer gimnasio, pero no lo supe aprovechar porque yo nunca he sido un buen comerciante, he sido un gran trabajador, pero mal comerciante, ¿Dios mio! Yo compraba enanos y me crecían en el circo.
¿Y qué había en aquellos tiempos en un gimnasio?
Pues sólo pesas. Ahora hay máquinas, que también están bien.
Sí, y aerobic, bodypump, jump, spining... la cosa se va complicando, con lo simple que era antes lo del potro y el plinton
Sí, a pegar saltitos y que te cuidaran de que no te dieras una hostia contra el suelo, que solía suceder. Ahora se entrena mucho más seguro que antes. Las máquinas no te lastiman.
¿Pesan más los kilos que los años?
A mí me están pesando ya los dos. Fifty-fifty. Llegué hasta los 80 años casi impecable. Y ahora llevo estos tres últimos que me pesan todos los días. Sin embargo, hace nada me dijeron: «Dino sigues siendo todavía el número uno de España, porque no creo que haya otro viejo como tú». Y no me ofende lo de viejo, me alegra, me siento orgulloso de ser un viejo. Hay una cosa que aprendí en España: «Si a los 40 años te levantas por la mañana y no tienes ningún dolor es que estás muerto». Entonces, que a mí me salgan los dolores hace tres años, ¿bendito sea!
Se dice que cuanto más músculo menos cerebro. Eche abajo el tópico.
Bueno, puede ser, porque algunos se han centrado tanto en esto del culturismo que te hace perder la cabeza. Se quiere ser el número uno, el que más fuerza tiene, el que más músculo tiene. Y eso no puede ser el eje de tu vida, sino una de las diez partes que debe tener la vida del ser humano. Hay gente que ha dejado de trabajar por no perder el músculo. Algo tiene de cierto el tópico.
¿Entonces es una adicción?
Es una droga. Yo creo que como el culturismo ningún otro deporte te engancha de esa manera.
¿Será porque se ven como Adonis?
Algo de eso. Es una gimnasia de espejo; haces tus poses, ves tus músculos. Y luego te das cuenta de que te empiezan a mirar. Ese es uno de los primeros síntomas. Dices «¿oh, me están mirando!; eso será por mi musculatura». Y, cuidadito, porque eso te coge al cerebro y... Eso no puede ser. El deporte es para hacerte sano, no para convertirse en una obsesión y hacerte una persona dependiente del culturismo.
«Mens sana y corpore sano». ¿Una buena tunda en el gimnasio es el mejor remedio contra la 'depre'?
De maravilla. Pero tampoco te pongas todos los días. Déjate al menos un día a la semana para desmadrarte y hacer otras cosas y no pensar en el deporte ni en el culturismo.
Y usted, que estaba tan cachas de joven, ¿cuando conoció a su mujer le dijo «yo Tarzán, tú Jane»?
Ja, ja... No, no llegué a decirle eso. Cuando vine acá, de Argentina, con 32 años, atacaba a todo lo que llevaba faldas. Bueno, en realidad, yo no necesitaba atacar, ellas venían solas, sobre todo cuando practicaba lucha libre, ja, ja...
Un ligón, eh?
Bueno, un poco, como los demás chicos de esa edad.
¿Y ahora, cuando va a la playa, las mujeres se le quedan mirando?
Cuando veo venir a alguien hacia mí, ya se que viene a preguntarme qué edad tengo. Llevo 32 años yendo a La Carihuela. Allí todo el mundo me conoce. Me vieron hecho un coloso y me han visto envejecer.
Y desde el trapecio, ¿la vida da vértigo?
Bueno, al principio un poquito. Yo no era trapecista de los que volaban, sino el que portaba, el que enganchaba al que iba en el aire.
Preguntando se llega a Roma y usted, remando, ¿a dónde llegó?
Cuando practicaba remo, hicimos la travesía Uruguay-Argentina por el río de la Plata, el más ancho del mundo y de color chocolate, en ocho horas y media.
¿Y cuando sus hijos eran pequeños y se portaban mal les castigaba con cien flexiones?
No, eso no. Quise formarles un número de acrobacia parecido al que tenía yo en el circo, pero uno de ellos me dijo: «Papá, a mí esto no me gusta; esto es de circo».
Dígame con cuál película se queda, ¿'Casablanca' o 'El increíble Hulk'?
Ja, ja. Sin duda, Casablanca.
Su mujer fue la primera en lucir bikini en Málaga, en los Baños del Carmen. Un escandalazo ¿no?
Sí, apareció en bikini. No sé si para enamorame aún más. Y fue pregonada en Málaga entera. Bueno, eran otros tiempos.
Míreme bien y dígame, ¿qué ejercicio me recomienda?
Que te vengas por aquí, por el gimnasio, y que te entrene el viejo Dino.
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