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'PARKING'. Imagen de la cafetería Ecureuils desde un automóvil, en el mismo aparcamiento donde los dos agentes españoles fueron asesinados.
ESPAÑA

Los últimos minutos de Raúl y Fernando

El azar llevó a los dos guardias civiles asesinados a cruzarse en una solitaria cafetería de Capbreton con los tres miembros de ETA que acabaron con su vida

TEXTO: ÓSCAR B. DE OTÁLORA

Domingo, 9 de diciembre 2007, 02:46

EL miércoles por la mañana, apenas tres horas antes de que el guardia civil Fernando Trapero falleciera en el hospital de Bayona, la cafetería Ecureuils ... estaba vacía y apenas algún jubilado entraba a tomarse un vino. El agente murió a las 12.34, en el momento en el que se sabía que sus asesinos habían sido arrestados en Toulouse. «Aunque no ha tenido ninguna posibilidad desde que le dispararon, mi hijo se ha mantenido con vida hasta que los han detenido», aseguró el padre. Al conocer el fallecimiento, los compañeros de Trapero volvieron a la cafetería y colocaron una tarjeta de recuerdo en el aparcamiento. En el lugar donde ETA le mató a él y a Raúl Centeno ya había dos pequeños ramos de flores.

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