La falta de atención se convierte en la principal causa de fracaso escolar en las aulas
Docentes lamentan que sea cada vez más difícil captar el interés del alumno con explicaciones sobre una pizarra. Reclaman técnicas más interactivas, basadas en la aplicación de las nuevas tecnologías a la educación
AMANDA SALAZAR
Domingo, 18 de noviembre 2007, 11:24
Los tiempos cambian y los alumnos también. A los profesores de Primaria y Secundaria les cuesta cada vez más que sus estudiantes les escuchen y ... se rinden ante su falta de atención, que se perfila como uno de los principales desencadenantes de los retrasos en el aprendizaje y del fracaso escolar.
Si hace diez años los maestros tenían que lidiar con dos o tres alumnos por clase que se despistaban de la lección, se ponían a charlar con el compañero o se entretenían con el vuelo de una mosca, muchos profesores declaran que hoy en día el porcentaje de alumnos con déficit de atención es más elevado. Lo más llamativo es que el desinterés por las explicaciones de los maestros no está motivado por problemas de hiperactividad ni por discapacidades sino que responde a un cambio en los hábitos de los menores, según denuncian profesores y orientadores educativos.
«Hoy en día, cualquier crío a las 19.00 horas está jugando con la consola, el ordenador, la PSP o haciendo zapping en la televisión», afirma José Luis García Guillén, presidente de la Asociación de los Directores de Colegios de Málaga y director del Colegio de Infantil y Primaria Virgen de Belén. «Casi ninguno -prosigue- está haciendo los deberes».
Con un índice de fracaso escolar en Andalucía del 25% en Primaria y del 30% en secundaria y con una tasa de abandono de los estudios postobligatorios del 37,55%, buscar soluciones para reducir el desencanto de los alumnos por los estudios se ha convertido en algo indispensable para el sistema educativo. Y dentro de esas causas, la falta de atención está entre uno de los puntos clave.
Para José María Ariño, responsable en Málaga de la Asociación de Directores de Instituto y director del IES Miraflores de los Ángeles, «las nuevas formas de pasar el tiempo de ocio de los jóvenes están condicionando su actitud ante el aprendizaje». Ariño señala que los elementos con los que ahora se divierten los niños y adolescentes -televisión, videoconsolas, Internet- les acostumbran a estímulos y respuestas rápidas. «Los profesores nos hemos quedado con la tiza y la pizarra ante unos alumnos que se han criado en la era tecnológica», continúa Ariño, quien opina que es necesario reciclar a los profesores y darles las herramientas para crear estrategias que atraigan a los estudiantes.
El orientador del Instituto de Educación Secundaria Jesús Marín, Juan Francisco Lima, también achaca esta falta de atención a la nueva realidad de las familias. «Los menores no aprenden hábitos de estudios en el seno familiar y sin esa educación desde el hogar luego es muy difícil inculcarles unos horarios en la escuela que, además, es un sitio para enseñar; los padres son los que deben poner las referencias», asegura este psicólogo y pedagogo, que forma parte de los Equipos de Orientación Educativa (EOE) que trabajan en los centros de enseñanza andaluces. Su función es la de identificar dificultades en el aprendizaje y buscar soluciones con los alumnos, profesores y los familiares y la de orientar en temas vocacionales.
Lima señala que el tipo de vida actual ofrece mensajes contradictorios a los alumnos. «Por un lado, en la calle aprenden que el éxito y el dinero no tienen que ver con el esfuerzo», explica el orientador, «mientras que en el colegio los maestros les dicen que se apliquen y que los resultados se miden con la dedicación y el trabajo». Lima reitera que son los padres los que deben enseñar esa cultura del esfuerzo a los niños, pero que en familias donde los progenitores cada vez pasan menos tiempo con sus hijos, esto es difícil. Intentarlo vale la pena por la educación de los niños.
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