La Bartoli, víctima de los 'tifosi'
La mezzo vuelve a La Scala tras 19 años de ausencia y sufre los abucheos y silbidos de los aficionados más salvajes de la ópera
ISABEL URRUTIA
Viernes, 7 de diciembre 2012, 08:54
Al término de la función se marchó con la cabeza bien alta y una sonrisa en los labios. Con el típico contoneo de cadera ... que reserva para sus salidas triunfales. ¡Buena es la mezzo Cecilia Bartoli! Da igual que parte del gallinero de La Scala de Milán se hubiera desgañitado a fuerza de abucheos y silbidos. «¡Vete a casa! ¡Qué vergüenza!», aullaron el pasado lunes los críticos más furibundos con sus interpretaciones de Rossini.
Y no se crean, estamos hablando de una cantante que ha vendido 10 millones de discos y luce en la vitrina de su casa cinco premios Grammy. Un mito viviente a quien se vio obligado a defender, desde el propio escenario, el maestro Daniel Barenboim con un bramido igualmente contundente: «¡Todos a callar, que esto es un concierto!». Menos mal que le hicieron caso, porque en el templo de la lírica se admiten pataletas, insultos y hasta lanzamientos de puerros y tomates cuando no gusta el divo de turno. Con esa batería de recursos sonoros y verduleros, muchas veces puede más el calentón de una cuadrilla que el criterio objetivo de la inmensa mayoría.
A juzgar por la prensa italiana, la artista romana habría arrasado de no ser por un grupo de «señores de mediana edad, nostálgicos y amargados, que van a 'reventar' las funciones porque ya no actúan sus cantantes favoritas». En definitiva, que el ansiado regreso de la mezzo quedó reducido a un guirigay entre abucheos de los exaltados y aplausos de los incondicionales. Una pena.
Hacía 19 años que la Bartoli no deleitaba a sus fans en La Scala y el teatro, cómo no, estaba de bote en bote. Desde los ricachones del clan Agnelli hasta los vendedores ambulantes de castañas, los aficionados se habían rascado el bolsillo para comprar unas entradas que, en la reventa, llegaron a superar los 4.000 euros. Los adictos a la ópera se las prometían felices, igual que la Bartoli, una artista que viene a ser la versión femenina de Raphael en el mundo de la lírica. Derrocha personalidad y un vozarrón espectacular, además de poses de rompe y rasga que nadie se atrevería a imitar.
Esta semana, la diva se conformó con restregar por las narices de los folloneros un 'bis' de Rossini. «Si no queréis taza, taza y media», debió de pensar. ¿Quién es el guapo que se atreve ahora a criticar sus interpretaciones de Rossini?
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