La falta de oportunidades empuja cada año a 50.000 malagueños a mudarse a otras provincias

El año pasado, el Servicio Público de Empleo Estatal (SPEE) registró 52.357 contrataciones realizados a personas con origen en Málaga y destino en otras provincias españolas. Esta cifra representa un aumento del 8,6% respecto al ejercicio anterior, después de los desplomes registrados en 2008 y 2009 (del 7,6% y del 21,9%), los años de mayor destrucción de empleo. Esta estadística no incluye a los malagueños que se van al extranjero a trabajar, cuyo número también se ha disparado desde que empezó la crisis, pasando de 27.000 a 32.000 en los últimos tres años.

En equilibrio

Pero la evolución más interesante es la que se desprende de la comparación entre los trabajadores que se van y los que llegan. Y es que en los años de bonanza económica, el número de personas que llegaban de otras provincias para trabajar en Málaga duplicaba al de malagueños que se iban fuera. Por ejemplo, en 2006 se firmaron en la provincia 106.006 contratos a profesionales procedentes de otros lugares de España, frente a los 63.744 realizados a malagueños en otros lugares. Cuatro años después, en 2010, la cifra de desplazados a Málaga (60.815) no fue tan superior a la de los que hicieron el camino inverso (los ya citados 52.357). Según el informe 'Datos Básicos de Movilidad 2010' del Observatorio de las Ocupaciones del SPEE, la tasa de movilidad de la provincia es apenas un punto y medio superior a la media estatal.

Así pues, Málaga ha pasado de ser una provincia netamente receptora de trabajadores a tener un balance prácticamente neutro entre la fuerza laboral que recibe y la que pierde. La razón que explica este cambio de tendencia no es otra que la crisis y, particularmente, el derrumbe del sector inmobiliario, que en los años del 'boom' actuaba como un imán para trabajadores de otras provincias, sobre todo las más cercanas. Así, en 2006 Málaga dio trabajo a 41.000 profesionales de la construcción llegados de otros lugares, frente a los menos de 10.000 del año pasado.

Y es que actualmente, a excepción de las contrataciones turísticas de los meses de verano, la provincia apenas genera oportunidades de empleo, ni siquiera para sus propios habitantes. Las agencias de trabajo temporal son testigos de la disponibilidad creciente de los malagueños a cambiar de lugar de residencia con tal de encontrar trabajo. «Prácticamente todos los que nos dejan su currículum declaran estar dispuestos a la movilidad interprovincial. Después de tres años de crisis la mentalidad reinante es: 'Me voy donde haya trabajo', aunque luego a la hora de verdad algunos se echen para atrás», afirma Cinta Bellerín.

Principales destinos

¿Cuáles son los destinos más habituales de los malagueños que hacen las maletas por motivos profesionales? Según la estadística del Servicio Público de Empleo Estatal, Madrid ocupa el primer puesto del ranking, con más de 9.000 contratos realizados a trabajadores procedentes de la provincia en 2010. El resto se desplaza mayoritariamente dentro de Andalucía: así, Sevilla recibió a casi 7.900 malagueños el año pasado; Granada, a 6.807; Córdoba, a 4.833 y Cádiz, a 4.655. «La movilidad de trabajadores se centra sobre todo en provincias limítrofes o dentro de la región, por una cuestión de cercanía», explica la portavoz de Adecco.

El retrato robot del malagueño que se desplazó geográficamente por motivos de trabajo el año pasado fue el de un hombre (en el 62% de los casos) menor de 35 años (seis de cada diez lo son), cuya profesión se encuadra dentro del sector servicios. «Se trata de perfiles con cualificación mayoritariamente baja», apunta Cinta Bellerín. De hecho, casi un tercio de estas contrataciones (16.431) se correspondieron con trabajadores no cualificados.

En cuanto a los trabajadores de otras provincias que se integran en el mercado laboral malagueño, sus principales procedencias en 2010 fueron Sevilla, con más de 13.000 contratos; Cádiz, con 10.512; Córdoba, con 7.310; Granada, con 7.047 y Madrid, con 4.136. Su perfil es también mayoritariamente masculino, joven, de baja cualificación y del sector servicios, aunque cabe destacar un fuerte repunte protagonizado por el sector agrario, que realizó en 2010 casi cinco mil contrataciones más que en 2009.