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JOSÉ ANTONIO FRÍAS
Lunes, 31 de mayo 2010, 23:54
La ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, ha tirado del cajón y ha puesto el tema sobre la mesa. Ha cerrado corriendo, pero el copago sanitario está ya en la agenda. El proyecto ha sido desempolvado y la posibilidad de cobrar alguna cantidad por servicios ahora gratuitos se está estudiando. Es más. Ha estado a punto de entrar en el paquete de medidas aprobadas esta semana para reducir el déficit público, pero «dudas suficientemente amplias» lo han aparcado por el momento. Es cierto que éste ha sido un tema recurrente en los debates de los últimos veinte años y que ha pasado por el cajón de todos los ministros de Sanidad. Ahora bien, las circunstancias actuales no se habían dado nunca y en un entorno completamente nuevo como el actual el debate no debería abordarse como siempre. O sea, aplazándolo sine die.
Hablemos, por tanto, del copago. Es cierto que España tiene uno de los mejores sistemas públicos de salud del mundo por el hecho de ser universal, gratuito y de calidad, y así lo subraya el Gobierno y siete de cada diez ciudadanos. Pero no es eso. La cuestión es que si queremos que siga siendo así no podemos cruzarnos de brazos y esperar. De esta manera todo se iría por la torrentera. A nadie se le escapa que no tenemos los recursos para aguantar su coste creciente tal y como está concebido el sistema en la actualidad y que es preciso lograr una mayor racionalidad. Los españoles acuden al médico un 40% más que sus vecinos europeos y no parece que la causa sea precisamente que tienen peor salud.
El copago es polémico y no es lo mismo pagar un euro o cinco para cualquier renta, para enfermos esporádicos o crónicos, para un jubilado con la paga máxima o uno con la mínima. ¿Y le parece razonable que un pensionista con la prestación más alta y otras rentas adicionales no pague nada por los medicamentos y sí tenga que hacerlo un mileurista con familia a su cargo?. No se trata de hacer caja sino de equilibrar y propiciar un uso más responsable del sistema. En este sentido, el copago se ha mostrado eficaz en muchos países europeos donde ya está implantado.
Es cierto que el asunto tiene muchas aristas y que es complicado tomar medidas y preservar la equidad, pero hay que atreverse a dar pasos antes de que nos vengan impuestos. Existe una percepción generalizada de que se abusa del sistema sanitario y la gratuidad figura entre las causas del abuso. No es éste el único problema, es cierto, pero no hay que seguir dejándolo de lado para no mentar la bicha.
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