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Estatua en bronce del almirante realizada por Ruiz Montes.
Augusto Miranda, el impulsor del Arma Submarina Española

Augusto Miranda, el impulsor del Arma Submarina Española

El almirante nacido en Archidona fue ministro de Marina entre 1913 y 1919. Se está a la espera de ubicar en su ciudad natal una estatua en bronce de dos metros esculpida por José María Ruiz Montes

Antonio M. Romero

Sábado, 19 de noviembre 2016, 00:25

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Corría el año 1915 y Europa se encontraba sumida en plena Primera Guerra Mundial. En España, país neutral, el 17 de febrero de ese año se aprobó la denominada Ley Miranda, que dio origen a la fundación del Arma Submarina Española. Su impulsor, cuyo apellido da nombre a la normativa, fue el malagueño Augusto Miranda Godoy, a la sazón ministro de la Armada. Un cargo al que accedió en octubre de 1913 en el Gobierno presidido por Eduardo Dato y donde estuvo hasta 1919 en sucesivos gabinetes presididos por el Conde de Romanones y Manuel García Prieto.

Cuando Miranda Godoy accedió al ministerio ya era almirante de la Armada y gozaba del aprecio del rey Alfonso XIII, quien por designación regia lo nombró senador vitalicio en 1914. Desde la cartera de Marina, el militar y político nacido en Archidona, entre otras acciones, promulgó la Ley Miranda.

Esta ley supuso una profunda y trascendental reestructuración de la Armada, con la rehabilitación de Arsenales y la construcción de nuevas bases navales, contemplaba el abandono de la construcción de barcos de primera línea y de grandes acorazados () y sin embargo ampliaba el número de submarinos hasta veintiocho, poniendo los cimientos de la nueva Arma Submarina Española de la que fue gran impulsor, cuatro cruceros rápidos, seis destructores, tres cañoneros, dieciocho buques menores, todas estas construcciones debían realizarse en astilleros españoles, potenciando así nuestra industria naval, según relata Manuel Benítez Marín en la obra la 'Real Academia de la Historia. Diccionario Biográfico', tomo XXXV, págs. 273 a 276, Madrid, Real Academia de la Historia 2010.

En 1919 Augusto Miranda Godoy dejó de ser ministro y el rey le encargó formar Gobierno con él como presidente, aunque su quebrantada salud le obligó a rehusar. Se sometió a una operación quirúrgica, pero complicaciones postoperatorias le llevaron a la muerte en Santiago de Compostela el 28 de abril de 1960 con 65 años. Ante el fallecimiento, Alfonso XIII emitió el siguiente decreto que demuestra la consideración que tenía hacia el militar y político malagueño: Queriendo dar un alto testimonio del profundo dolor que ha causado en Mi Real ánimo el fallecimiento del Almirante de la Armada, ex-ministro de la Corona, don Augusto Miranda Godoy, a propuesta del Presidente de Mi Consejo de Ministros, vengo en decretar que no obstante Mi residencia en Madrid, se tributen al cadáver del Almirante don Augusto Miranda Godoy los honores fúnebres que la Ordenanza señala para el Teniente General del Ejército.

Fue enterrado el 1 de mayo de 1920 en el cementerio de San Isidro de Madrid. Ochenta y un años después, en 2001, los nietos y demás descendientes iniciaron la propuesta de traslado de sus restos mortales al Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando; petición que le fue concedida en junio de 2002 y se llevó a cabo en septiembre de ese año.

Dicho panteón ha sido el último puerto en el que recaló Augusto Miranda Godoy, quien nació el 27 de mayo de 1855 en Archidona, hijo del médico José Luciano Miranda -hombre muy vinculado a la política- y de Juana Godoy. Con apenas 16 años, Miranda Godoy inició su carrera militar como aspirante en la fragata-escuela 'Asturias'; paulatinamente fue ascendiendo en la escala hasta que en 1913 alcanzó el Almirantazgo.

En su trayectoria militar participó en la guerra civil carlista, en la de Cuba, de Filipinas y en la de Marruecos; desempeñó una labor docente como instructor de marinos; y escribió dos libros de carácter científico 'Lecciones de cálculo infinitesimal' -premiado por la Academia de Ciencias de París- y 'Principios generales de mecánica'. Ambas obras fueron durante años los textos oficiales en las Escuelas Navales y Academias Militares de España y América. Además, era pintor aficionado, con especial predilección por los paisajes marinos.

Al mando del crucero 'Reina Regente' fue el encargado de representar en 1911 al rey de España en la coronación del monarca británico Jorge V. Ese mismo año, durante los meses de julio y agosto es comisionado para convoyar el yate real 'Giralda' que llevaba a bordo a Alfonso XIII; en este viaje, según recuerda Manuel Benítez Marín en la obra citada, el monarca comienza a conocer a quien sería su íntimo colaborador.

Un ejemplo de sus dotes militares y políticas se evidenció en 1912 durante la guerra entre Turquía y la Liga Balcánica (Grecia, Bulgaria, Serbia y Montenegro). Una contienda que congregó en el Bósforo a la más potente Escuadra Internacional, ya que todas las potencias europeas destacaron sus mejores unidades navales; España lo hizo con el 'Reina Regente'. El entonces capitán de navío Miranda demostró sus altas dotes diplomáticas, consiguiendo, siendo el más moderno de las autoridades allí congregadas (todos los representantes de los otros países tenían el grado de almirante) que sus propuestas fuesen acogidas con unánime beneplácito, éxito que dio lugar a que en más de una ocasión todos los almirantes pidiesen oír las sensatas y ecuánimes opiniones del capitán de navío español antes de comenzar una reunión, destaca Benítez Marín en la obra citada.

En 1915 su ciudad natal decidió reconocer a su paisano más ilustre y el Ayuntamiento, por unanimidad, acordó nombrarlo hijo predilecto, que un cuadro suyo se pusiera en el Consistorio, que se colocara una placa en su casa natal y que el nombre de la plaza de la Victoria se cambiase por el de plaza del Almirante Augusto Miranda. El primer acuerdo se cumplió aquel año, pero para el resto ha habido que esperar un siglo a verlo hecho realidad ya que hasta hace un par de años no se cumplió, según recuerda un sobrino-bisnieto, Manuel Miranda.

En este sentido, Manuel Miranda explica que surgió la idea de ejecutar una estatua para colocarla en Archidona. La obra ha sido costeada por los descendientes del almirante, la ha ejecutado el escultor malagueño José María Ruiz Montes y ha recibido la capa de bronce en Madrid. La pieza, ya terminada y de dos metros de altura, se colocará sobre un pedestal también de dos metros. Lo que no está aún definido es el lugar donde se ubicará. En un principio, según Miranda, se habló de la plaza de la Victoria, pero luego el Ayuntamiento archidonés lo descartó y propuso la cercana, aunque más pequeña, plaza de los Hermanos Lafuente Alcántara. Aunque la familia es más partidaria de que se haga en la calle Nueva, según su sobrino-bisnieto.

El objetivo de la familia es que algún miembro de la Casa Real acuda a la inauguración de la estatua para recordar la estrecha vinculación que Augusto Miranda Godoy tuvo con el rey Alfonso XIII. Lo fundamental es que se decida de una vez por todas la ubicación y la provincia cuente con la estatua de uno de sus hijos más ilustres.

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