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Operarios hacían ayer los últimos retoques en la estación de la Ciudad de la Justicia a 48 horas de la apertura
Todo listo para el metro, que revolucionará la movilidad de Málaga

Todo listo para el metro, que revolucionará la movilidad de Málaga

El nuevo medio de transporte aspira a reducir el tráfico y la dependencia del coche, con cinco millones de viajeros en su primer año

Ignacio Lillo

Martes, 29 de julio 2014, 02:05

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Los operarios de mantenimiento se afanaban ayer en sacar lustre a las estaciones y a los trenes, mientras en el recinto de talleres y cocheras se ultimaban los preparativos para la puesta de largo de la inauguración, que se producirá finalmente mañana, después de diez años de proyectos y obras, 600 millones de inversión y cuatro intentos fallidos. El metro de Málaga, esta vez sí, es una realidad. Se ha puesto a prueba en condiciones reales de explotación, con y sin pasajeros a bordo, durante un mes, y ya está todo preparado para que comience su esperada andadura comercial.

El suburbano (se puede llamar así porque el grueso de su recorrido se produce bajo tierra) supone una revolución para la movilidad urbana. El servicio cobra su sentido en la medida en que aporta una alternativa real al vehículo privado en los desplazamientos interiores de la ciudad, que es su máxima razón de ser. De hecho, se proyectó en un escenario de colapso circulatorio de la capital, a principios de la década pasada. Aunque a tenor de la crisis la circulación por las principales arterias de la capital ha descendido hasta un 30%, con la salida de la recesión las cifras vuelven a ir en aumento.

Acortar distancias

El metro ofrece, dentro de la limitación de usos que se prestan en esta primera fase de apertura de las líneas 1 y 2, que conectan la Carretera de Cádiz, Cruz del Humilladero y Teatinos con la estación María Zambrano (por tanto, no llega aún al Casco Histórico) dos potencialidades claras frente al coche. La primera es que los tiempos de viaje son claramente mejores, sobre todo cuando se le añade el necesario para encontrar aparcamiento y los imprevistos del tráfico.

Por poner solo algunos ejemplos, un universitario o un profesor de la UMAque vivan en la zona de Huelin tardarán 14 minutos en llegar hasta Teatinos (frente a la está la estación Universidad). Y apenas dos minutos más invertirá un usuario o un trabajador en alcanzar el hospital Clínico. Desde el Perchel al citado centro médico son 12 minutos. Y desde Portada Alta hasta el palacio de los deportes, para ir a ver un partido del Unicaja, son menos de 20 minutos. Paralelamente, un vecino de Teatinos tardará nueve minutos en llegar hasta la zona del Perchel (la estación de trenes, Vialia, Larios, etc).

La segunda, igual de importante, es que estos son tiempos reales y fiables, de punto a punto, al no estar marcados por los problemas de la circulación. En días y horas laborables pasará un tren cada siete minutos y medio; y lo hará cada diez por las tardes y los fines de semana. Los viernes, sábados y vísperas de festivos abrirá siempre hasta la una y media de la madrugada. Además, se crearán turnos especiales en fechas señaladas, como la Semana Santa, la feria, la Navidad e incluso eventos deportivos y culturales destacados.

De esta forma, sus 17 estaciones aspiran a captar a unos tres millones de pasajeros en los cinco meses que restan hasta el final de 2014. Salen aproximadamente a medio millón de viajeros al mes (descontando el efecto inauguración), casi 17.000 al día (sin tener en cuenta la diferencia de usos entre semana y los sábados y domingos). Otra forma de decirlo: más de 8.000 personas tendrán que hacer a diario el viaje de ida y vuelta para ir a trabajar, a estudiar, al médico, etc. El objetivo es alcanzar unos cinco millones cuando cumpla el primer año completo.

La previsión es conservadora, lastrada tanto por el desconocimiento de su potencial como por la escasa integración con las línea de la EMT (al menos, ya se pueden hacer transbordos bonificados, siempre que se utilice la tarjeta del Consorcio de Transportes metropolitanos). A corto plazo, ambos medios urbanos están llamados a ir de la mano y no hacerse la competencia mutuamente, sino a trabajar juntos para arrebatarle protagonismo al automóvil, que es la razón de ser de ambos.

Para que esto sea posible, el precio se ha tomado como un elemento clave de competitividad, con una de las tarifas más bajas de España. El billete sencillo cuesta 1,35 euros, aunque baja hasta los 0,82 euros cuando se utiliza el bonometro, una tarjeta recargable que será el medio de pago más habitual. Los transbordos desde los autobuses del área metropolitana se pagan a 0,66 euros, y el uso combinado con la EMTvale 1,60 euros.

Menos vehículos

A la espera de comprobar qué grado de aceptación alcanza en esta primera fase, de entrada la Consejería de Fomento y Vivienda calcula que el 30% de los usuarios iniciales lo serán tras una decisión de dejarlo aparcado y viajar en metro a trabajar o a estudiar; a la Universidad; al Martín Carpena; a coger el AVE; a la Ciudad de la Justicia o a cualquiera de los tres centros médicos de referencia que están conectados por las nuevas líneas (Clínico, Carlos Haya y Barbarela). Con estos cálculos, de entrada se podrían eliminar unos 5.000 desplazamientos en coche al día. De entrada, es evidente que el impacto será limitado. Aunque estas fuentes ponen de relieve que, conforme se acerque al Centro (en 2016 hasta El Corte Inglés y en 2017 a la Alameda Principal)y se extienda hasta el Civil el impacto se llegará a triplicar (sobre un volumen muy superior de tráfico). Así, en 2018, cuando ya esté operativa la estación Atarazanas) el cálculo final de 20,7 millones de pasajeros al año (56.700 al día), supondrá sacar de las calles casi 17.000 coches.

De momento, no son más que proyecciones a futuro de un servicio que arrancará mañana y que los ciudadanos tienen que asimilar como lo que es, el mayor cambio en la movilidad urbana de la historia de la ciudad.

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