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A sus 49 años es el ciudadano más adinerado de China.
"Mátame si a los 35 no soy millonario"

"Mátame si a los 35 no soy millonario"

Ma Yun, el insaciable directivo de Alibaba, es el hombre más rico de China y quiere conquistar el mundo. Ayer la compañía salió a Bolsa en Wall Street

zigor aldama

Martes, 16 de septiembre 2014, 01:59

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Ma Yun es un profeta muy ambicioso. «Si no soy millonario a los 35, ¡por favor mátame!», le pidió a su amigo Qi Xiaoning cuando China comenzó a abrirse al mundo, a principios de la década de 1990. No solo salvó su vida, sino que ahora, a sus 49 años, es ya el ciudadano más adinerado de China. Forbes calcula que la fortuna de este hombre espigado de facciones duras asciende a 8.600 millones de euros. Ma, conocido internacionalmente como Jack Ma, acaba de sacar a bolsa Alibaba, el gigante del comercio electrónico que creó con un grupo de amigos en 1999 en base a una premisa tan sencilla como efectiva: ayudar a que fabricantes chinos y empresas extranjeras se pusieran en contacto e hicieran negocios.

El desembarco bursátil podría convertirse en la mayor operación jamás realizada sobre un parqué, ya que, de acuerdo con los precios que se barajan para las acciones entre 60 y 66 dólares, podría alcanzar un importe máximo de 129.000 millones de euros. Sin duda, será la consagración de un empresario que nunca destacó en las aulas pero que supo hacerse a sí mismo contra viento y marea.

Porque Ma lo tuvo todo en contra. Es el segundo de tres hermanos nacidos en el seno de una familia humilde de la ciudad oriental de Hangzhou. Sus padres eran actores de pingtan, una especie de cuentacuentos que fue prohibida durante la nefasta Revolución Cultural de Mao (1966-76). De niño, Ma era tan malo en Matemáticas que tuvo que presentarse tres veces a las pruebas de Selectividad para aprobarlas y acceder a la facultad de Magisterio. Pero lo hizo con una ventaja que pocos tenían: su gran dominio del inglés. Desde los 10 años, el niño de culo inquieto que era se adelantó a su tiempo. Tuvo claro que necesitaría hablar ese idioma para conocer el mundo, así que pasaba los días practicándolo con los turistas que se alojaban en el Hangzhou Hotel. A cambio les ofrecía gratis sus servicios como guía. «No solo aprendí la lengua, también abrí los ojos al mundo», recordó en una entrevista concedida al diario Southern Metropolis Daily.

Un viaje providencial

Además, supo sacar provecho de sus conocimientos, ya que el primer trabajo que desempeñó fue, precisamente, el de profesor de inglés. Pero fue en 1995 cuando su vida dio un vuelco: viajó a Estados Unidos para visitar a su amigo Bill Aho, y allí descubrió Internet. Visionario como pocos, Ma supo que la Red, entonces muy rudimentaria y prácticamente dedicada en exclusiva a asuntos gubernamentales, era el futuro. Fracasó en varios intentos de hacer negocio con ella, pero Alibaba supuso un disparo en el centro de la diana. «Todo el mundo conoce la historia de Alí Babá, y sabe que es un hombre que trataba de ayudar al resto. Nosotros hacemos lo mismo», explicó.

Poco a poco, la empresa fue creciendo al calor del desarrollo de China, y en 2005 dio la campanada al conseguir que Yahoo invirtiese mil millones de dólares a cambio del 40% de la compañía. «Los cerebros de los chinos son tan buenos como los de los occidentales, por eso nos atrevemos a plantarles cara», aseguró Ma antes de declarar la guerra al gigante Ebay. Sus socios lo tacharon de loco, pero arrasó. En 2003 la empresa estadounidense de ventas entre particulares disfrutaba de una cuota de mercado del 80% en el comercio electrónico chino; en 2007, sin embargo, ese porcentaje se había reducido al 8% y era Taobao, rama de Alibaba, la que detentaba una dominación total que se mantiene ahora.

Nadie es capaz de hacerle frente. El 70% de todos los paquetes que se distribuyen en China están relacionados con Alibaba, lo mismo que el 80% de las transacciones comerciales en la Red. El conglomerado empresarial extiende ya sus tentáculos a sectores tan diversos como las finanzas o el fútbol: cuenta con unos 24.000 empleados, maneja fondos por valor de 47.000 millones de euros y suma unos 231 millones de usuarios.

Pero los negocios de Ma Yun también tienen un lado oscuro. Sus detractores lo tachan de autoritario y agresivo, como el carácter de Feng Qingyang, su personaje favorito de las historias de artes marciales. Y muchos le critican que se pliegue a los requerimientos del gobierno chino en lo que se refiere a la privacidad de los usuarios. Y él reconoce que así es. «Nuestros accionistas no quieren que nos enfrentemos al Gobierno y caigamos en la bancarrota. Así que seguiremos sus dictados», ha subrayado.

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